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sábado, 27 de octubre de 2012

2012-2013  AÑO DE LA FE

Colaboración de D. Antonio Garrido Colomina, nuestro párroco


El Año de la Fe,  según palabras del papa actual, “es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”  (Benedicto XVI, Porta Fidei, 6). Ha comenzado el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey. El 11 de octubre coinciden dos aniversarios: el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.

El objetivo principal de este año es que la fe sea compañera de vida, compromiso a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo, para que cada cristiano “pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo”.   El alcance será universal.  “Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado….para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre”.
El Concilio Vaticano II
El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció el 25 de enero de 1959. El  25 dicembre de 1961, firmó la constitución apostólica Humanae salutis, con la que convoca el Concilio.
El Concilio constó de cuatro sesiones: la primera sesión partió con la inauguración solemne en la Basílica de San Pedro el 11 de octubre de 1962. Juan XXIII presidió la Misa y ofreció un discurso programático, el
Gaudet Mater Ecclesia, donde habló del puesto de los concilios en la historia de la Iglesia, de la situación del mundo y de algunos aspectos generales que debían tenerse en cuenta durante el concilio: se trata de custodiar el depósito de la fe católica enseñarlo de una manera adecuada a los tiempos empleando para ello los métodos más eficaces. También recordó que no era una actitud de condena de los errores sino de misericordia, lo que se esperaba del concilio. Alude al tema del ecumenismo que era uno de los que habían causado mayor expectativa en los medios de comunicación. Este conocido discurso fue completamente redactado por el Papa y traducido al latín. Comenzaba del modo siguiente:
“Gócese hoy la Santa Madre Iglesia porque, gracias a un regalo singular de la Providencia Divina, ha alboreado ya el día tan deseado en que el Concilio Ecuménico Vaticano II se inaugura solemnemente aquí, junto al sepulcro de San Pedro, bajo la protección de la Virgen Santísima cuya Maternidad Divina se celebra litúrgicamente en este mismo día”.
Aquella misma noche sucedió algo memorable, el papa hubo de pronunciar otro entrañable discurso, así lo describió su secretario Loris Francesco Capovilla
"Aquella noche", el papa Juan «estaba muy emocionado. No hablaba, vivía como ensimismado. Se sentía ya enfermo. Para él, lo importante era que el concilio había empezado. No le preocupaba si lo podría acabar él o su sucesor. Estaba sereno. Por la noche, la Acción Católica había congregado en la plaza de San Pedro a 100.000 personas, con las antorchas en la mano. Era un espectáculo. Le pedimos que se asomara a la ventana y dijera unas palabras, pero se enfadó: 'Ya he hablado una vez. Basta', les dijo".
Pero, los gritos de la gente reunida en la plaza subían hasta las habitaciones pontificias. Su secretario Capovilla le dice: "Santo Padre, asómese por lo menos a los cristales para contemplar el espectáculo de las antorchas". Se asomó a la ventana y debió impresionarse, porque le dijo al secretario: "Abra la ventana y ponga el tapiz rojo". Se asomó, y en ese momento se encontró frente a él con la luna llena. Y fue cuando pronunció, improvisándolo, el famoso discurso de la luna ("también ella está contenta hoy") y de la caricia a los niños: decía así:
"Queridos hijos escucho sus voces. La mía es una sola voz, pero resume la voz del mundo entero; de hecho hoy, todo el mundo está representado aquí. Se diría que hasta la luna está contenta esta noche. Mírenla cómo desde arriba observa este espectáculo, tan grande que la Basílica de San Pedro, que ya tiene 4 siglos de historia no ha podido contemplar. Mi persona no cuenta nada, es un hermano que os habla, convertido en padre por la voluntad de nuestro Señor, pero todo junto paternidad y fraternidad son gracia de Dios. Hagamos honor a la impresión de esta noche y llevémonos por nuestros sentimientos como ahora los seguimos delante del cielo y de la tierra. Fe, esperanza, caridad, amor de Dios y amor a los hermanos y así ayudar todos a la santa paz del señor, por la gloria de Dios y de los hombres de buena voluntad. Al volver a sus casas encontrarán a sus niños. Denles una caricia a sus niños y díganles: ‘ésta es la caricia del papa’. Quizás encuentren alguna lágrima para enjugar. Digan para los que sufren una palabra de aliento. Sepan los afligidos que el papa está con sus hijos, especialmente en las horas del dolor y de la amargura".
            Juan XXIII, el papa que supo apreciar la luna y el ser humano. Un gran papa. El papa bueno.  "Cuando se retiró de la ventana, aclamado por la muchedumbre", dice Capovilla, "no pronunció una sola palabra, y se retiró a rezar solo". Probablemente pensaba que los verdaderos frutos de aquel concilio, que él había abierto sin ánimos de condena, en el signo de la esperanza, los recogerían un día aquellos niños que dormían sin saber lo que estaba pasando a dos pasos de sus cunas.
Era la primera vez en la historia que un Papa salía a la ventana para decir algo a los fieles de abajo. Pronunció pocas frases, que han pasado a la historia por la espontaneidad de aquel hijo de campesinos, ex diplomático del Vaticano, cargado de ironía y sentido común.
El papa Roncalli no pudo concluir este Concilio ya que falleció, el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue el latín.
Comparativamente, fue el Concilio que contó con mayor y más diversa representación de lenguas y razas, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo. Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de diversos credos, desde creyentes islámicos hasta indios americanos, al igual que miembros de todas las Iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en Roma desde el tiempo de los cismas.
Este Concilio cambiaría el rostro del catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un nuevo acercamiento al mundo y un nuevo ecumenismo. Respecto de esto último, Juan XXIII había creado en 1960 el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos, una comisión preparatoria al Concilio que más tarde permanecería bajo el nombre de Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.  Era la primera vez que la Santa Sede creaba una estructura consagrada únicamente a temas ecuménicos
Desde la apertura del Concilio, el papa Juan XXIII enfatizó la naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos (un "aggiornamento"), buscar los caminos de unidad de las Iglesias cristianas, buscar lo bueno de los nuevos tiempos y establecer diálogo con el mundo moderno centrándose primero "en lo que nos une y no en lo que nos separa".
El papa Juan XXIII escribió ocho encíclicas en total.  En las encíclicas "Mater et Magistra" (1961) y "Pacem in terris" (1963) su magisterio sobre la doctrina social fue profundamente apreciado. En ambas pastorales se insiste sobre los derechos y deberes derivados de la dignidad del hombre como criatura de Dios. Esta última escrita en plena guerra fría luego de la llamada «crisis de los misiles» de octubre de 1962, se convirtieron en documentos señeros que marcaron el papel de la Iglesia católica en el mundo actual. Pero el punto culminante de su trabajo apostólico fue, sin dudas, su iniciativa personal, apenas tres meses después de su elección como pontífice, de convocar el Concilio Vaticano II, imprimiendo así su carisma a la Iglesia católica del siglo XX.
Su sucesor Giovanni Battista Montini tomó el nombre  de Pablo VI, para indicar su misión renovadora en todo el mundo de la difusión del mensaje de Cristo. Reabrió el Concilio Vaticano II, dándole prioridad y dirección. Después de que el Concilio hubiera finalizado su labor, Pablo VI se hizo cargo de la interpretación y aplicación de sus mandatos, a menudo caminando por una delgada línea entre las expectativas contradictorias de los distintos grupos dentro de la Iglesia Católica. La magnitud y la profundidad de las reformas afectaron a todas las áreas de la Iglesia, superando durante su pontificado las políticas similares de reforma de sus predecesores y sucesores.

Durante la realización del Concilio Vaticano II. Pablo VI buscó el diálogo con el mundo, con otros cristianos, otras religiones y ateos, sin excluir a nadie. Se vio como un humilde servidor de la humanidad que sufre y exigió cambios significativos de los acaudalados de Estados Unidos y Europa a favor de los pobres en el Tercer Mundo.
Sus posiciones sobre el control de la natalidad (Humanae Vitae) y otros temas fueron controvertidos en Europa Occidental y América del Norte, pero fueron aplaudidos por la gente de Europa Oriental y América Latina. Durante su pontificado se llevaron a cabo muchos cambios revolucionarios en el mundo, revueltas estudiantiles, la Guerra de Vietnam y otros trastornos mundiales. Pablo VI trató de entenderlos a todos, pero al mismo tiempo, de defender el depósito de la fe, que se le había confiado.
Documentos del concilio Vaticano II
Viendo los temas tratados en el concilio nos daremos cuenta del alcance del mismo. Los documentos son:
       Constituciones
      Decretos conciliares
     Declaraciones conciliares

Que se nos pide ahora a los 50 años del Concilio

1)  Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, intensificando la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo.

2)  Comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios.

3) Promover el estudio de las enseñanzas del Concilio Vaticano II "con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza" (Benedicto XVI).

4) Invitar a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo.

5)  Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.


Libro privilegiado del Año de la fe
            El año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados en el Catecismo de la Iglesia Católica (Porta fidei, nº. 11). En él se resume y expresa la fe de toda la Iglesia desde sus orígenes hasta nuestros días. En él hallamos: la fe que profesamos (credo),  la fe que celebramos (liturgia),  la fe que vivimos (moral), la fe que rezamos (oración)
Leerlo, reflexionarlo, dejar que la verdad y belleza de la fe que en él se expresa echen raíces en el corazón y florezcan en frutos de luz, de conversión y renovación, de gozo y de paz. A los no creyentes la lectura del Catecismo puede constituir una llamada amorosa de Dios.


Algunos datos del año 1962
Como datos curiosos traigo aquí otras noticias de acontecimientos históricos,  que nos hacen tomar conciencia de la situación en la que nos encontrábamos, pues aunque el fin último de la Iglesia no es terrenal, no por eso deja de ser hija de su tiempo, y ha de estar por tanto injertada, encarnada en su realidad temporal, a la cual ha de iluminar, desde la fe y el Evangelio, sirviendo a los hombres y mujeres de su tiempo.
7 de febrero: debido al carácter socialista del Gobierno de Cuba, el presidente John F. Kennedy ordena un bloqueo económico contra los habitantes de la isla.

9 de febrero: España formaliza su primera solicitud de ingreso en el Mercado Común Europeo.

9 de febrero: Estados Unidos incrementa la ayuda militar a Vietnam del Sur para enfrentarse a la guerrilla comunista del Vietcong. Esto lo llevará a la derrota en la Guerra de Vietnam.

16 de febrero: el BOE de España publica un decreto del Ministerio de Trabajo que equipara los derechos laborales de la mujer con los del hombre.

20 de febrero: el astronauta John Glenn orbita 3 veces la Tierra en 4 horas, 55 minutos, siendo el primer estadounidense en hacerlo.

6 de mayo: en el Vaticano, el papa Juan XXIII canoniza al peruano Martín de Porres, convirtiéndose en el primer santo de piel negra de América.

14 de mayo: en Grecia se casan los reyes Juan Carlos y Sofía.


 5 de agosto: en Los Ángeles (California) es encontrada la famosa actriz Marilyn Monroe muerta en su habitación presuntamente por una sobredosis de barbitúricos, aunque esto nunca ha sido esclarecido

10 de agosto: la revista estadounidense Amazing Fantasy publica la primera aparición de Spider-Man

11 de octubre: se inaugura el Concilio Vaticano II con la celebración de la primera de sus cuatro sesiones; este concilio actualizó las estructuras y doctrina de la Iglesia Católica.

22 de octubre: en EE. UU., el presidente John F. Kennedy se dirige a su país alertando que la URSS ha instalado bases de lanzamiento de misiles nucleares en Cuba, apuntando a los Estados Unidos. Comienza la crisis de los misiles cubanos.

31 de diciembre: en España se toman las primeras uvas de las doce campanadas (emitido por TVE).

Este año comienza la saga de películas de James Bond con "007 Contra el malvado Dr. No". Canciones de ese año fueron: El baúl de los recuerdos (Karina). Somos jóvenes (El Dúo Dinámico);  Perdona Otelo, (Rahpael),  Di papá  (José Guardiola, y su hija Rosamari).



Antonio Garrido Colomina

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