IMPULSEMOS
LA
FAMILIA
Colaboración de Paco
Pérez
Capítulo 4
Ayer afirmé: [El lazo social más importante es el de la FAMILIA ].
Sigo opinando lo mismo aunque los tiempos convulsos que nos han
tocado vivir puedan dar la imagen de que no es así. Quienes ya tenemos el pelo
bastante afectado por la escarcha permanente de los años sabemos que siempre se
cocieron habas en las relaciones de
pareja y que muchas veces se sacaron los potajes adelante recurriendo a la
técnica del dicho popular: [Una buena capa
todo lo tapa].
Entonces la capa era la FAMILIA ,
ésta intervenía de distintas formas para
suavizar los problemas: dándoles consejos sabios,
lavando los trapos sucios en la pila de casa y no en el lavadero público de los
pilares, procurando que la pareja se sintiera arropada y, sobre todo,
impidiendo que los niños pequeños sufrieran los efectos devastadores del campo
de batalla.
En la mayoría de los casos se suavizaba el problema y las aguas
retornaban a su cauce y en otros pues había que romper la baraja. Pasan los
años y la FAMILIA cambia su papel tradicional
de capa por el de escopeta, creo que en más casos
de los deseados.
Hay
que reconocer que en aquellos tiempos la
gran sufridora fue la madre y a
ella hay que adjudicarle, en la mayoría de los casos, el mérito de los éxitos
de reconciliación. También hay casos, los menos, donde el hombre fue el gran
sufridor.
Hubo
aspectos que ayudaron mucho a que hubiera menos rupturas
que ahora. Por un lado estaba la dependencia económica que la mujer tenía, en su mayoría, de los ingresos que aportaba el hombre
y por otro nos encontramos que entonces había una preocupación grande en las personas para no dar que hablar al pueblo con escándalos.
Pasan
los años y la evolución alcanza tal grado que la FAMILIA
deja de ser
ese faro orientador de los hijos. Se pasa en poco tiempo, por la ley del péndulo, de ser respetados y
venerados por los hijos a ser tratados de cualquier manera; de tener todos los
derechos a perderlos, pero sí les han regalado una cartilla nueva que contiene
un código completísimo de obligaciones; de aportar en el fondo familiar los
salarios a quedarse con ellos y tenerles que comprar ropa de marca, un coche,
darles comida y cama; de volver a casa a una hora prudente a tenerlos toda la
noche sin dormir y pendientes del teléfono porque algunas veces regresan por la
mañana; de casarse a le edad lógica con su pareja de siempre a cambiar de yegua
o de caballo cada dos por tres… ¿Sigo?
Quienes
somos padres sabemos que todas estas piedras no han caído en la misma cabeza porque entonces esos
padres estarían aplastados pero estoy seguro que con alguna de ellas, o con
varias, sí que hemos sido aporreados más de uno alguna vez que otra.
La
modernidad ha sido buena para unas cosas pero ha sido NEGATIVA en el campo de los valores históricos. Aquí creo que hemos fallado todos los estamentos implicados en la
educación de la persona, es decir, de nuestros hijos: La familia por blanda y desorientada de la realidad, permaneciendo
aferrada a la TRADICIÓN
y mostrándose falta de principios
morales y éticos auténticos; la
Iglesia por
trabajar siempre mirando hacia el número y no cambiando jamás el método que
tiene que aplicar para que se comprenda mejor a Dios; los gobernantes porque legislan para llenar sus graneros de votantes incultos
y no para formar votantes críticos con todas las injusticias que ellos nos
ocasionan al legislar y al aplicar las leyes; el sistema educativo porque interpretó mal que tratar de manera correcta
a los alumnos no implicaba que el enseñante tuviera que perder la autoridad
para que los niños y padres, en muchos casos, se convirtieran en un elemento
totalmente negativo del proceso educativo de sus hijos y los “MEDIOS de DIFUSIÓN” que, por ganar dinero,
convirtieron la
basura en el manjar diario de
los hogares, consiguiendo con ello que los escándalos adquirieran la condición de
normalidad y que los valores eternos fueran
considerados como una lacra social junto a quienes creían en ellos y los practicaban.
Los
elementos que he resaltado se metieron en la coctelera nacional y nos generaron ese bebedizo que les está
sentando mal a demasiadas familias.
Después
de lo dicho… ¿Podrá interpretar alguien que
me he dedicado a tirar pedradas a la cabeza de los vecinos de Villatorres?
No
fue esa mi intención y sí el poner de manifiesto los elementos que, juntos, han
propiciado que se origine la realidad que ha desembocado en esa riada de SEPARACIONES que afecta ya a demasiadas
familias en todos los puntos de nuestra geografía nacional, nuestro municipio no
ha podido salvarse de ella.
Hoy
he planteado este tema porque, como nos conocemos todos, también hay ejemplos
que muestran una línea correcta y ejemplar como FAMILIAS. Las fotos que se adjuntan son la prueba del algodón.
El FRUTO de un buen funcionamiento en la FAMILIA está aquí:
Si
seguimos remando en el buen camino estas escenas de hermanos seguirán repitiéndose
o de lo contrario habrá que ser pesimistas y entonces volveré a recordar otra
frase de mi abuelo Paco: [No nos salvará ni
el médico Torres].
Ese
señor era natural de Villargordo, estudió la carrera de medicina en Granada,
era un genio y prefirió ejercerla en su pueblo. Vivió en la calle Miguel Torres nº 2, mi calle. Su casa es, en nuestros días, propiedad de
Cristóbal, el hijo de “Benitorro”.
Ahí
tienen ustedes el origen de esa frase que mi abuelo hizo tan popular para
ensalzar su clase profesional.
Ya
sólo me queda desear a todos los retratados, y a todas las FAMILIAS del mundo, que la situación retratada nunca cambie.
¡¡¡Salud y felicidad
para todos!!!
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