EPIFANÍA
DEL
SEÑOR
Colaboración de Paco
Pérez
Capítulo II: Los hechos
según la costumbre
Los vecinos comienzan a concentrarse en torno al Ayuntamiento y en la calle Ramón y Cajal, así estaba el ambiente unos minutos antes de comenzar el desfile de las carrozas:
La costumbre
es un hábito que adquirimos cuando
repetimos la práctica de un acto con más frecuencia de lo debido.
Hablamos de costumbres nacionales, locales o personales cuando nos referimos a un
conjunto de acciones, inclinaciones o usos que, realizadas de manera recurrente, le dan un carácter
diferenciador a quienes las realizan o al lugar.
Estas repeticiones tienen unas características propias que las distingue de las de los demás, por
eso hablamos de lo típico de un lugar en bailes, gastronomía, fiestas, lenguas dentro de la lengua
oficial…
La costumbre
se transmite de generación en generación, oral o prácticamente. Cuando pasan
unos años la sociedad la eleva de categoría y la convierte en TRADICIÓN.
La noche del 5
de enero, en Villargordo y en
otros lugares donde sus habitantes declaran ser de religión cristiana
mayoritariamente, unos vecinos visten unos ropajes adecuados e interpretan los
papeles que la TRADICIÓN le
asignó a aquellos magos de la Biblia
cuando viajaron hasta Belén para “adorar” a Jesús, el Hijo de Dios,
desde lejanos lugares.
Ayer les mostraba la Epifanía
desde la Biblia y
hoy es el turno de la Epifanía en la TRADICIÓN de nuestro pueblo.
La sociedad
es tan especial que no quiere cuentas con la religión nada más que cuando se
representan obras de teatro o de circo: el Belén;
los Reyes Magos de los que no se
sabe realmente casi nada, la Biblia habla de unos
magos; de la Primera y última
Comunión; del Bautismo, lo piden
unos mayores en nombre de quien no tiene uso de razón y, después de
comprometerse a algo no se acuerdan más de su promesa, se van a celebrarlo al
restaurante; de la Confirmación , quienes la reciben se ausentaron del
templo después de la última Comunión
y vuelven ahora a confirmar que son de creyentes igual que antes; de la boda,
un formulismo que podían evitar quienes no practican el cristianismo, pues así descansarían
más los curas y se daría más trabajo a los jueces.
Cuando escribo este sentir es porque me he asomado
muchas veces a la ventana de mi jardín familiar y, gracias a esas observaciones
a los primeros que veía en él hacer estas representaciones era a los miembros
de mi familia, cosa lógica. Otros días subí a la terraza para tomar el sol y
entonces comprobé que en otros jardines vecinos también se podían presenciar otras
tantas escenas idénticas. Si porque todos estamos metidos en el mismo saco nos
vamos a conformar con no salir al jardín para no ver y nos vamos a dedicar a no
hacer nada pues creo que cometeremos un grave error.
Me ha gustado mucho que el Papa hable de los elementos del “PESEBRE” para orientar el tema, lo lamentable es que se haya
esperado tantos años para empezar a hablar de estos hechos históricos desde “El Vaticano”. Me gustaría que ya que
han empezado no paren porque hace falta cambiar muchas cosas.
Como la
TRADICIÓN tiene
las tragaderas tan grandes pues ahí cabe lo que quieran echarle, por ejemplo: No
se sabe tampoco cuantos reyes o magos viajaron hasta Belén pero sí se ha implantado como verdad, por tradición,
que fueron
tres… ¿Por qué? ¿Dónde está escrito?
Leí hace unos días que la posible causa podría estar
en que se habla en la Biblia de que le
regalaron oro, incienso y mirra y, por
ese detalle, cuando pasaron los años se adjudicó un rey o mago para cada clase de
regalo y, además, le pusieron nombre.
¿Me podrían
decir dónde aparecen los nombres de sus majestades? ¿Por qué no pusieron nombre a los pastores o nos dijeron cuántos fueron
al portal?
No hay base
documental para dar respuestas a estas interrogantes.
Lo que sí es verdadero es que estos señores sí
supieron recibir el anuncio del nacimiento de Jesús y en Jerusalén no,
por eso acudieron a adorarlo…
¿Lo vivido anoche en Villargordo se ajustaba al esquema de Belén o a la visión que tuve desde la
ventana de mi casa?
Anoche se incorporó un elemento más para la “tradición villargordeña”, los moteros “Quemasangres”.
Cuando se pasen unas cuantas generaciones ya nadie podrá explicar qué papel
desempeñaron ellos en el portal villargordeño y entonces se alegará que los
tiempos habían cambiado y que ellos eran los camelleros de entonces pero en
versión 2013.
Lo que yo más lamento es que anoche la “tradición villargordeña” fuera acogida
con su circo en el templo parroquial, supongo que a los moteros no se les
abrirían la puerta de los tronos para que pasaran dentro con sus camellos metálicos hasta el altar.
La captación de las imágenes comenzó en “El PASEO”, antes de la salida de la “cabalgata”; seguí en el templo
parroquial; cerré la máquina en la “Posada”,
cuando ya iban para el templo y regresé a casa.
Cuando pasa la riada las aguas vuelve a su cauce y mañana el Hijo de Dios volverá a lo que lo tenemos acostumbrado, la soledad. Le ocurrió en Belén, en el trance del Calvario y en el siglo XXI.
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