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domingo, 3 de febrero de 2013


AÑO
DE
GRACIA

Colaboración de Paco Pérez

Jesús era un cumplidor estricto de las normas religiosas y por eso entraba los sábados en la sinagoga para cumplir con las costumbres de la comunidad judía. En ese acto de culto se practicaba un modelo estable, como ocurre actualmente en nuestros templos parroquiales: Plegarias, lectura de textos y comentarios.

Hay que analizar la diferencia que se observa, salvando las distancias temporales, entre el modelo de la sinagoga y el de nuestros templos, me refiero a la lectura de los textos. Los laicos los leen, igual que hacía Jesús en ellas, pero nunca exponen su interpretación, ésta queda reservada para el clérigo. En aquellos años Jesús, otro laico, sí interpretaba…
¿Por qué no mantiene la Iglesia ese modelo?
Las interpretaciones de Jesús, hombre inculto, no agradaban a los clérigos cultos y lo mataron… Pasan los años y el hombre culto sigue sin ver a Dios tal cual se nos manifiesta en la Biblia.
Si el “Año de Gracia” = “Año del Jubileo” se aplicaba cada 50 años, desde los tiempos de Moisés,  para evitar que los RICOS fueran cada vez más ricos y los POBRES cada vez más pobres pues yo, hombre laico y de fundamentos teológicos en saldo cero, me pregunto por ser rico en ignorancia… ¿Por qué no bombardea la Iglesia a su comunidad de creyentes con el fundamento del tema, el “Año de Gracia”?
Supongo que será porque quien primero tendría que empezar a repartir sus propiedades sería ella… ¿No estará ahí la clave de la desaparición de esta normativa?
El viernes disfruté con la película “Pablo de Tarso” y quiero resaltar de ella los dos temas que más me impresionaron:
1.- Bernabé y su esposa, impregnados de una FE verdadera, venden sus propiedades y las entregan a la comunidad cristiana para que las repartan entre los necesitados.
2.- La alegría que manifiestan estos esposos al recibir el BAUTISMO me cautivó y me hizo sentir envidia sana. La sentí porque yo no he tenido la oportunidad de haber experimentado esa experiencia bautismal… ¿Por qué impide la Iglesia a las personas creyentes el vivir ese momento tan crucial?
Con el paso de los años, los cambios operados en las prácticas habituales que había en aquellos tiempos nos han alejado de esa realidad que impulsaba a los cristianos a pedir el bautismo cuando estaban convencidos de la existencia de DIOS y a la aplicación del “Año de Gracia”.
Sería bueno retomar estos discurso en los púlpitos, previa aplicación interna de la norma, para que las conciencias modificaran el pensamiento solidario de la sociedad y así, tal vez, los más acomodados pensarían más en los indigentes.

JEREMÍAS 1,4-5. 17-19:
[En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:
«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.
Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando.
No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo.
Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.]
Dios se manifiesta a Jeremías para indicarle qué debía de hacer y le comunica que actuando en su nombre no tiene nada que temer porque estará a su lado pero que si deja de hacerlo no sería lo mismo, entonces no lo apoyaría y todo se volvería contra él.

1ª CORINTOS 12,31-13,13:
[Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.]
San Pablo nos enseña en este texto que de todos los dones que podemos recibir el AMOR es el primero y que sin él no somos nada.
LUCAS 4,21-30:
[En aquel tiempo comenzó Jesús a decir en la sinagoga: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: « ¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis mes y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.]
Jesús me muestra hoy estas realidades, dos son de dominio público porque se adquieren con la experiencia, la tercera guarda relación con la fe y la cuarta es el gran problema de la cristiandad:
- Nadie es profeta en su tierra. La sociedad suele apoyar a cualquiera que venga de fuera antes que a sus paisanos… ¿Cómo llegamos a esta situación?
Tendríamos que entrar en el campo de la suposición y abrir la puerta de la envidia. Llegados a este punto, como ésta es capaz de despertar los peores instintos en el ser, pues probablemente acertemos en que ese sea el origen del mal.
- Nadie esta preparado para recibir la VERDAD y por eso las personas de nuestro entorno y los poderes reaccionan de manera injusta contra quien se la presenta.
En este pasaje es Jesús el que se la muestra y el que después recibe las consecuencias de esa acción.
- Muy pocos son agraciados en el tema de la FE.
Jeremías tuvo sus dudas, Jesús no. Esta diferencia está en el convencimiento que muestra para decirles lo que piensa de ellos y cuando se vuelve desde el precipicio y nadie se atreve a retenerlo. Las posturas que se toman con decisión y sin titubeos hacen a quienes nos rodean amedrentarse moralmente debido a la pobreza de sus argumentos.
- Muy pocos entendemos a qué vino Jesús.
El pueblo judío estaba esclavizado por el poder opresor del invasor, en este caso Roma lo era. Los judíos confundieron el mensaje de las Escrituras, creyeron que sería un Mesías guerrero y quedan decepcionados cuando perciben que es una persona normal que rechaza la violencia y les habla de perdón y de amor.
Dos milenios después de esta escena el hombre sigue sin entender ese mensaje y hace cualquier cosa pero no tiene nada que ver con la misión dura y complicada que el Padre encargó a su Hijo

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