CUARESMA
Colaboración de Paco Pérez
JOSUÉ 5, 9A. 10-12
[En aquellos días, el Señor dijo a Josué:
- Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día
catorce del mes, en la estepa de Jericó.
El día siguiente a la
Pascua , ese mismo día, comieron del fruto de la tierra: panes
ázimos y espigas fritas. Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó
el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la
cosecha de la tierra de Canaán.]
Si realmente confiáramos en el Señor no tendríamos de qué preocuparnos
porque Él lo hace por nosotros. En
esta lectura nos demuestra cómo cumple siempre y cómo se van desarrollando sin
prisas las etapas que Él establece
para su “PLAN de SALVACIÓN” hasta
llegar al punto final.
Cuando el pueblo deambula por el
desierto, después de salir de Egipto, le increpa por temas alimentarios y Él les responde con “el maná”. Ahí, la debilidad humana hizo
a muchos fallar ante Dios pero Él no los abandona por ello.
En este texto está la radiografía de
lo que Él pretendía. Cuando llegan
al punto de destino y encuentran los alimentos que les prometió, “el maná” ya no es necesario ahí y, con
su desaparición, el hombre recupera
la libertad que tenía antes de ser esclavo y que había perdido en Egipto.
Lo más importante de esta lectura es
el poder presentar el momento preciso en el que Dios da por cerrada una
etapa y proclama el comienzo de una
nueva.
Ahora se nos presenta a los cristianos
católicos una encrucijada similar el día
12, cuando se reúnan los cardenales en Cónclave
para elegir el nuevo PAPA, porque
esa fecha puede ser también frontera
entre un pasado y un nuevo día lleno de esperanza… ¿Estarán dispuestos los electores papales a votar pensando en el bien de
la Iglesia o
preferirán trasladar las miserias humanas hasta los pasillos vaticanos para medrar
allí y decidir en ellos quienes ocuparán los puestos relevantes junto al nuevo
PAPA?
Me encantaría que esta rumorología fuera eso pero me aterra la idea de que pueda ser cierta…
Sería buenísimo que el día 12 fuera de nuevo frontera y que, al pasarla, el
pueblo de Dios recordara esta lectura, le diera las gracias y volviera a transitar por el camino que se nos marca hoy haciendo “BORRÓN y CUENTA NUEVA”.
2 CORINTIOS 5, 17-21
[Hermanos: El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo
ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de
Cristo nos ha reconciliando consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin
pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la
reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como
si Dios mismo os exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al
que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que
nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.]
Es una exhortación a la reconciliación
entre los hombres porque será nuestra reconciliación con el Padre.
El que no tenía ninguna enemistad con
el hombre, Jesús, murió para expiar
los pecados del hombre y así facilitarle su reconciliación con Dios.
El hombre necesita estar en paz con los hombres pero esto no se
consigue si no está en paz con Dios.
LUCAS
15,1-3.11-32
[Todos
los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, y los fariseos y
los escribas murmuraban, diciendo:
- Este acoge a los pecadores y come con ellos.
Dijo:
Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos
dijo al padre:
- Padre, dame la parte de la hacienda que me
corresponde. Y él les repartió la
hacienda.
Pocos días después el hijo menor lo reunió
todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un
libertino.
Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre
extrema en aquel país, y comenzó a pasar
necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país,
que le envió a sus fincas a apacentar puercos.
Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas
que comían los puercos, pero nadie se las daba.
Y entrando en sí mismo, dijo:
- ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan
en abundancia, mientras que yo aquí me
muero de hambre!
Me levantaré, iré a mi padre y le diré:
- Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame
como a uno de tus jornaleros.
Y, levantándose, partió hacia su padre.
Estando él todavía lejos, le vio su padre y,
conmovido, corrió, se echó a su cuello y lo cubrió de besos. El hijo le dijo:
- Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya
no merezco ser llamado hijo tuyo.
Pero el padre dijo a sus siervos:
- Traed aprisa el mejor vestido y vestidle,
ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo
cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la
fiesta.
Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver,
cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los
criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo:
- Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el
novillo cebado, porque le ha recobrado sano.
El se irritó y no quería entrar. Salió su
padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre:
- Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé
de cumplir una orden tuya, pero nunca me
has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha
venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado
para él el novillo cebado!
Pero él le dijo:
- Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo
mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano
tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.]
Hoy
quedan patentes en esta lectura, una vez más, los temas que enturbian las
relaciones humanas.
Los
fariseos y escribas habían estudiado los libros sagrados pero leer no
significa entender y, consecuentemente, eso los lleva al desconocimiento del
tema que se nos propone en la lectura. Estos señores no habían comprendido en aquellos tiempos qué pedía Dios al hombre.
Ellos,
por el hecho de haber estudiado los libros sagrados, se creían en posesión de la verdad y se habilitaban para encasillar al prójimo, para juzgarlo y para
condenarlo. Jesús tampoco se escapó
de su juicio, persecución, condena y martirio.
Los
excluidos sociales de su tiempo, publicanos
y pecadores, se sienten atraídos
por las palabras de Jesús porque
éste les habla y trata como nadie lo había hecho antes.
Los
fariseos y escribas dicen servir a Dios
y luego practican el camino de quien la hace la paga y Jesús predica y aplica el AMOR
y el PERDÓN, algo desconocido en
aquellos tiempos pero ajustado a su prédica, justamente lo contrario de lo que
hacen ellos.
Con
esta parábola Jesús muestra un
camino válido para los hombres de todas las épocas porque las relaciones
humanas, familia y sociedad, siempre están y estarán
ajustadas a la misma problemática que aquí se refleja.
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