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domingo, 31 de marzo de 2013


DOMINGO
DE
RESURRECCIÓN

Colaboración de Paco Pérez

HECHOS 10,34A. 37-43
[En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
- Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.]

COLOSENSES 3,1-4 
[Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.]

JUAN 20,1-9 [El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
- Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro    discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.]
MI REFLEXIÓN
En Semana Santa recordamos los hechos que pusieron colofón al paso de Jesús por este mundo.
Los que le acompañaron mientras enseñaba y daba testimonio no lo entendieron bien y tuvo que morir y resucitar para que comprendieran el verdadero sentido de sus palabras y de su misión.
¿Por qué llegaron a esa situación?
San Pedro es un buen ejemplo de no comprensión y los hechos que protagonizó en esos días nos enseñan:
1.- Lo débil que es la carne ante la tentación de no perder lo que tenemos, en este caso la vida.
2.- El valor que da Dios al arrepentimiento sincero. San Pedro, después de entender, ya no tuvo dudas y tampoco miedo.
3.- Cómo está esperando Dios, siempre, nuestro cambio de proceder para perdonarnos y acogernos.
San Pablo muestra a los hombres el camino que debemos seguir y para ello nos habla de lo que no debemos de hacer, apegarnos a los bienes materiales de este mundo, porque si lo hacemos nos alejaremos de lo que realmente vale, lo que nos tiene reservados Dios en su Reino.
Los apóstoles y discípulos tuvieron la suerte de estar cerca de Él cuando hablaba y actuaba, así pudieron ser testigos de sus palabras y de sus prodigios, pues a pesar de ello su MUERTE no la entendieron porque tenían depositadas en Él unas expectativas que al morir no se cumplieron, que liberara a su pueblo de la opresión de Roma. Su muerte los dislocó porque les hizo pensar que Dios lo había abandonado.
Tuvo que ocurrir el acto grandioso de su Resurrección para que creyeran de manera definitiva que era el Hijo de Dios. Por esta realidad no me queda otro remedio que aceptar lo difícil que es para el hombre creer y después poner en marcha las enseñanzas de Jesús.
Si ellos fallaron a pesar de lo que presenciaron, nosotros, que estamos guiados por las lecturas de los libros sagrados lo tenemos más complicado.
Tengo forjada una gran ilusión, que se opere un cambio radical en el funcionamiento de la Iglesia de Cristo y me la ha ocasionado el nombramiento del Papa Francisco.
He publicado imágenes de nuestras procesiones con la única intención de cumplir labores informativas sobre los hechos de nuestro pueblo y para mostrar mi respeto hacia quienes consideran que esas manifestaciones forman parte de la religión que predicó Jesús.
Ahora voy a exponer mi postura sobre el tema y lo haré muy CLARO:
1.- Creo en la Biblia y que ahí se informa, de manera clara, sobre las imágenes.  Por ello no entiendo a quienes tienen que poner estas cosas en su sitio, los clérigos.
2.- No se puede confundir la TRADICIÓN con la RELIGIÓN. Jesús expulsó a quienes traficaban en el Templo porque era tradición y, al hacerlo, no tuvo miedo… ¿A qué espera el Vaticano para acabar con estos actos de tradición?
3.- Seguir a una imagen en procesión nos obliga durante unas horas al año y seguir a Jesús es una labor dura y sin descanso porque hay que estar de guardia durante las veinticuatro horas del día. Por eso tienen las procesiones tantos seguidores.
En la madrugada del viernes charlé con unos amigos y me comentaron que habían estado esa noche encerrados en la parroquia para acompañar al Santísimo, sólo estuvieron ellos dos. Al separarnos decidí, antes de marchar para casa, entrar en el templo para hacer mi oración del día y acompañarlo unos minutos. La verdad, si no me encuentro con ellos no me acuerdo de Jesús en su soledad. Estábamos unas seis personas. Fue un choque emocional el que sufrí al comprobar que allí, si creemos, estaba presente Jesús y por la calle, tras una imagen, la multitud… ¿Tienen sentido nuestras prácticas religiosas en el tema que nos ocupa?
Ahora la prueba fotográfica de los hechos:
1.- Ambiente previo de la plaza... ¿Pasarían al templo parroquial?


2.- La soledad de Jesús en el templo.

Los apóstoles, después de la Resurrección de Jesús, ya no fueron los mismos y ese hecho fue lo que les permitió ver con claridad. Aprovechemos también nosotros que hoy se conmemora ese momento cumbre del cristianismo para rectificar nuestro rumbo.





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