PEQUEÑO RESUMEN
DE
Colaboración de
Ramiro Aguilera Tejero
Capítulo I
Es la cetrería una actividad cinegética que comenzó
a gestarse en la noche de los tiempos. Los humanos, observadores siempre,
vieron como las aves de presa conseguían con frecuencia cazar animales que
ellos no podían abatir. Comenzaron pues a robar las presas de los alados cazadores obteniendo unas
proteínas extras para sus depauperados cuerpos bien en el momento de cazarlas o
bien subiendo a sus nidos, en una clara relación de parasitismo.
Con su continua observación descubrieron que muchas
presas se ocultaban nada más ver la silueta del halcón recortada en los cielos,
el pavor las emboscaba en las hierbas o en los árboles y los hombre aprendieron
a levantar y ahuyentárselas de forma que fueran cazadas con más facilidad,
transformando esta relación de colaboración, en una simbiosis en la que casi
siempre ganaba el humano.
Dando una vuelta de tuerca más el hombre aprendió a
adiestrar a los halcones, probablemente robándolos de los nidos siendo aún
pollos, y los enseñó a cazar para él, trasformando nuevamente la relación en un
parasitismo.
Este arte
milenario ha sido reconocido recientemente como patrimonio de la
humanidad y a pesar de los adelantos en
técnicas y conocimientos ni ha sido ni será superada por la que se practicó en
la edad media. Superada la imperiosa necesidad de conseguir comida, los
halcones fueron adiestrados para deleitarse con la belleza y la dificultad de
los lances de caza hasta el extremo de que el lance supremo se desarrollaba entre halcón y garza real
(ave no comestible) con toda la ventaja para la presa, ya que solo lanzaban el
halcón tras ella cuando apenas se distinguía en el cielo. Buscaban la belleza
de una persecución a muerte en la que el cazador también se jugaba la vida.
El
valor de los pájaros era incalculable, valga como botón de muestra lo relatado
en el “Fuero viejo de Castilla”
donde se cuenta como un hombre que mató al azor que le robó una gallina fue
castigado con una muerte lenta y cruel atado a una estaca puesta al sol:
“Esto es por fasannia de don Diago Lopes de Faro: andaua a caçar en Bilforado e vn astor en Varrio de Vinna tomo vna gallina. Et vino el gascon e mato el astor, e mandol' don Diago prender et asparle en un madero; e pusieron le al sol aspado e que souyesse y fasta que muriesse”.
“Esto es por fasannia de don Diago Lopes de Faro: andaua a caçar en Bilforado e vn astor en Varrio de Vinna tomo vna gallina. Et vino el gascon e mato el astor, e mandol' don Diago prender et asparle en un madero; e pusieron le al sol aspado e que souyesse y fasta que muriesse”.
D. Diego López
pensaría: “y con la muerte no lo
ha pagado”.
No
se andaban con chiquitas en la edad media, también cortaban las manos y
ahorcaban a cualquier desaprensivo que dañara a las preciadas aves de presa:
“Que non tomen açor nin falcon nin gavilan yaziendo sobre los huevos nin faziendo su nido.- Otrossi mando que a açor nin ha falcon nin ha gavilan, quel non tomen yaziendo sobre los huevos, nin faziendo su nido, nin mientra que toviere fijos ho huevos. Et açor mudado nin gavilan nin falcon borni nin bahari quel non tomen de una muda adelante. Et los falcones neblis que los tomen mudados o como mejor pudieren. Et qual quiere que nenguna cosa destas fiziere, quel corten la mano, et si otra vegada lo fiziere quel enforquen por ello.”(Cortes de Sevilla de 1252).
“Que non tomen açor nin falcon nin gavilan yaziendo sobre los huevos nin faziendo su nido.- Otrossi mando que a açor nin ha falcon nin ha gavilan, quel non tomen yaziendo sobre los huevos, nin faziendo su nido, nin mientra que toviere fijos ho huevos. Et açor mudado nin gavilan nin falcon borni nin bahari quel non tomen de una muda adelante. Et los falcones neblis que los tomen mudados o como mejor pudieren. Et qual quiere que nenguna cosa destas fiziere, quel corten la mano, et si otra vegada lo fiziere quel enforquen por ello.”(Cortes de Sevilla de 1252).
Si
no os cansáis continuará con más anécdotas e historietas.
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