MES
DE “LAS FLORES”
Colaboración de Mari Moreno López
Si tienes las cosas a mano no reparas en el
valor que atesoran y si te faltan entonces es cuando valoras lo que
significan o lo que representan para ti. Cuando te encuentras lejos de la familia, amigos y
conocidos pues deseas regresar a Villargordo
y entonces, ante la realidad de algo que es imposible, lo hacemos en un viaje
rápido, soñando con los ojos abiertos. Cuando ya has visitado a la familia y a
los amigos te resistes a que acabe el viaje y lo continúas con los momentos que
el pasado te dio y que tú recuerdas con cariño. Todos los años, en este mes de
mayo, el recuerdo de “Las flores a María”
me hace mencionar con mucha frecuencia a quienes más se han preocupado en
nuestro pueblo por resaltar el gran valor que tuvo para las personas de todos
los tiempos la virgen María cuando
aceptó la propuesta de ser la madre de Jesús.
Todo este conjunto de realidades religiosas y de sentimientos hacia María se aglutinan en la advocación del
“Amor Hermoso”.
Siempre recuerdo en estos días, de una manera especial,
la figura de Esperanza porque su
amor a María era una verdad reconocida
por todos y ello la llevaba a hacer todo lo que fuera necesario para que el culto
a la virgen siempre se ejecutara en estas fechas de una manera especial. Este
amor a María que ella proclamaba era
de conocimiento público pero lo que no se conoce de esta gran mujer tanto es el
amor que demostraba hacia el prójimo y lo hacía cada vez que regresaba al
pueblo, vivía en el cortijo. Cuando las personas que tenían necesidades se
enteraban de que había vuelto Esperanza su
casa se convertía en un santuario al que todos acudían para que les ayudara,
ella no les defraudaba, les llenaba sus botellas de aceite y les daba otras
cosillas. Cuando se marchaban entonces el problema se lo colgaban a ella porque
las tinajas de aceite habían disminuido su nivel y ella, para evitar que su
marido se percatara de lo que ocurría, le añadía agua y cuando se acababa el
aceite el hombre siempre le decía igual:
- Esperanza,
este año el aceite ha desnudado mucha agua. Date una vuelta por las tinajas y
verás que es verdad.
Hubo otra persona mucho más joven que ella y mayor
que yo, mi buena amiga Magdalena Martos
Torres “La chocolata”, que también
tenía a la virgen una gran devoción y por ella siempre mantuvo una incansable
colaboración con Esperanza y cuando
ésta ya no pudo seguir desempeñando
su labor, por razones de salud y edad, delegó esa responsabilidad en Magdalena y ésta, hasta que murió,
siempre cumplió con total preocupación la responsabilidad que le encomendó su
gran amiga Esperanza.
Debido a mi edad, mis recuerdos del mes de mayo a María están unidos a Magdalena y puedo afirmar lo mal que lo
pasaba durante este tiempo porque ella deseaba que el párroco participara cada
día en “las flores” y eso ya no ocurría
ahora, en tiempos de Esperanza sí.
También tengo de este mes recuerdos de mi niñez, la
maestra hacía un altar y por la tarde, antes de acabar la clase, rezábamos el “Santo Rosario”, leía los textos y cantábamos
la inolvidable canción del “Venid y
vamos todos”. Así acabábamos la clase.
En aquellos tiempos en todas las casas había
jardín y cada tarde llevábamos nuestro ramo de flores naturales y la maestra
las metía en unos tarros de cristal con agua.
Para acabar, hagan un clic en “VENID Y VAMOS TODOS”.
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