Colaboración de Ramiro Aguilera Tejero
Os trascribo
un interesante experimento que debe hacernos reflexionar, ya que, en algunos
aspectos no dejamos de ser monos y puede ayudarnos a comprender costumbres que
vienen de nuestros ancestros y que
nosotros repetimos milimétricamente sin saber el origen:
Un
grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro
dispusieron una escalera y, sobre ella, un racimo de plátanos, de los que a los
simios resultaban más apetitosos. Cuando un mono subía por la escalera hacia
los plátanos, los experimentadores lanzaban de inmediato un chorro de agua fría
sobre los monos que esperaban abajo.
Después
de algún tiempo de repetir el experimento, lograron que cada vez que un mono
intentaba subir la escalera, los otros monos lo agarraban y no le dejaban
hacerlo, por mucho que se resistiera. Pasado algún tiempo más, ya ningún mono
hacía el menor ademán de subir por aquella escalera, a pesar de la tentación de
la apetitosa fruta que tenían tan cerca.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos por otro
nuevo. Lo primero que hizo este nuevo mono fue intentar subir la escalera, pero
fue rápidamente retenido por los otros y recibió una buena paliza.
Después de repetirlo algunas veces más, el nuevo integrante del
grupo comprendió que no debía hacerlo y ya no intentó subir más. Un segundo
mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo, con la novedad de que el primer
sustituto participó con entusiasmo en la paliza que propinaron al novato.
Al poco tiempo sustituyeron a un tercer mono, y se repitieron
los mismos hechos con una exactitud milimétrica. Cambiaron después al cuarto
mono, y, finalmente, al último de ellos. Quedó por tanto un grupo de cinco
monos nuevos que, aunque nunca habían recibido el baño de agua fría,
continuaban golpeando sin piedad a quien intentase subir la escalera para
alcanzar los plátanos.
Si
hubiese sido posible interrogar a alguno de los cinco nuevos monos, y
preguntarles por qué pegaban a quien intentaba subir por aquella escalera,
probablemente su respuesta habría sido del estilo: No sé, aquí las cosas
siempre se han hecho así.
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