Colaboración de Paco Pérez
Un
año más, Nerja se viste de gala y celebra esta festividad ajustándose a la
tradición del lugar. Doce cruces se han montado en total, diez en las calles de
Nerja y dos en Maro.
En
el Balcón de Europa, debajo del pino
que hay delante de la iglesia “El Salvador”, siempre encontramos la cruz que
organiza el Ayuntamiento. Este año se ha encargado de su diseño, montaje y
decoración la cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y la Virgen de los
Desamparados.
Las
actividades que se desarrollaron en ella fueron:
1.-
Venta de nísperos recubiertos de miel de caña y lo hicieron con la finalidad de
recaudar fondos para la cofradía.
2.-
Actuación artística del coro rociero “Abanico de Ilusiones”.
Seguimos
husmeando en algunas de las contempladas en el itinerario oficial y comprobamos
que todas tenían una línea común: la cruz, música enlatada y los vecinos
comiendo y bebiendo.
Finalmente
visitamos la cruz de calle Pintada. Este
año el motivo decorativo contemplaba estos elementos: la montaña, el acueducto
de la “Ladera del águila”, el águila, flores del lugar y algunos alimentos
típicos.
Lo
bueno de esta cruz es que en ella se ofrece a los visitantes lo típico de la
fiesta:
1.-
Los nísperos recubiertos de miel de
caña.
2.
La arropía, un típico caramelo que
es elaborado allí mismo con la miel de caña.
Una
vez trabajada la masa se hacen cuerdas y se cortan en trozos pequeños, del
tamaño de un caramelo, se depositan en bandejas y se ofrecen a los presentes.
3.-
Las marcochas, palomitas de maíz
bañadas con el jugo de la caña de azúcar.
El
jugo se prepara al fuego, en recipientes de acero inoxidable, y una vez acabado
se vierte caliente sobre las palomitas.
Se
mezclan ambos elementos por las personas colaboradoras.
Por
último, se sirven al público en vasos de plástico.
Para
nosotros, esta cruz es la que tiene un ambiente más popular porque hay gentes
del lugar trabajando, otros lugareños acuden para disfrutar de la fiesta y a los
foráneos nos atrae probar esas delicias culinarias y el deseo de conocer lo
desconocido, el fundamento de esta
tradición.
Probamos
las palomitas y charlamos con algunos mayores, gracias a ellos pudimos conocer
también cómo se celebra en otros lugares de la Axarquía esta fiesta y sus
peculiaridades.
Es
difícil no haber oído hablar nunca de Frigiliana,
una población situada a unos 7 kms de Nerja, en plena Sierra de Almijara y con
un pasado morisco en su historia. Sus calles empinadas, estrechas y sus casas
blancas como la leche por la cal que usan en sus paredes. Éstas embellecen el
famoso “Barribarto” o “Barrio morisco”.
Parece
ser que en éste pueblo la celebración
va en la línea de la cruz municipal de Nerja: Música de banda, verdiales, coros
y danzas…
Según
los comentarios escuchados, al haber allí tanto turismo en Frigiliana, el que
este año le hayan dado allí mucho realce se debe a intentar atraer cada año a
más forasteros.
El
pueblo de Torrox está muy próxima a
Frigiliana y también tiene una ubicación serreña, no hablo de Torrox costa, y
aquí la celebración si está totalmente ajustada a la tradición del pasado:
1.-
Montan escaleras para albergar en
ellas el altar y lo adornan con miniaturas de imágenes religiosas, espejos y manzanas con tijeras clavadas.
El
último elemento decorativo también se incorpora en una cruz de Nerja, la que
organizan en el Hogar del Jubilado.
¿Cuál es la explicación que nos dieron para que
este elemento ornamental tenga presencia en ellas?
La prohibición de la fruta por su
relación con el pecado original de Eva.
Las
calles de Torrox se impregnan con
los aromas del mastranto, planta
aromática de la familia de la menta. La recogen los vecinos en los días previos
en arroyos y ríos cercanos y tiene una simbología,
el olor de lo divino.
Estas
tradiciones se mantienen muy vivas en los pueblos de la Axarquía.
Después
de pasar un rato muy agradable nos despedimos de nuestros contertulios y este
ambiente fue el que nos dejamos.
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