Colaboración de Ramón Jiménez y Paco Pérez
Algunas
personas, una vez jubiladas, no encuentran el camino de la felicidad en su
nueva situación como ciudadanos porque se aburren mucho y otras, por el
contrario, sí lo encuentran y logran sentirse totalmente felices con lo que
hacen.
Una
de las posibles explicaciones que podemos dar a esta realidad de nuestros
tiempos es que los primeros no encuentran ahora unas actividades gratificantes con
las que ocupar el tiempo libre que tienen desde que se levantan hasta que se
acuestan y los segundos sí. Por esa razón escuchas manifestaciones
desazonadoras, a diario, de quienes están montados en el autobús del
aburrimiento; muchas son como ésta y también las podemos encontrar de otros
estilos:
- Le temo que
amanezca porque, sin hacer nada, el día es muy largo y así la vida es muy
aburrida. Cuando trabajaba estaba mejor que ahora pues se me pasaba el día en
un abrir y cerrar de ojos.
Otros
opinan de manera totalmente contraria, están felices porque han encontrado
alguna ocupación que les empuja a sentirse así con todo lo que hacen en su
nueva situación de jubilados y afirman que les falta día. Cuando lo hacen se
escucha alguna manifestación de asombro entre los presentes, esos son los
aburridos.
En
nuestro querido pueblo, por desgracia, hay más gente aburrida que distraída; no
obstante, también hay jubilados o pre-jubilados que sí han sabido encontrar una
solución gratificante al tiempo que ahora les sobra. Hoy les vamos a mostrar un
ejemplo de quienes no se aburren, nuestro buen amigo JUAN MORENO MORENO:
JUAN, conocido
popularmente como Juanillo “El pintor”, nació en Villargordo (Jaén)
hace 63 años. Siendo un mozalbete, le ocurrió como a todos los jóvenes de esa
edad, sintió en su interior ese soplo que empuja a los hombres a fijarse
demasiado en todas las faldas que se bambolean a su alrededor. Un tiempo
después, ese viento disperso y multidireccional que sopla sólo en una dirección
lo encaminó hacia la calle La Luna, se dejó llevar con sumo agrado por él y
allí encontró a Encarna Palomo Jiménez y la convirtió en la mujer de sus sueños
unos años después. Un atardecer la vio venir de lejos y se armó de valor para
acercarse a ella… ¿Sabéis cómo se
llamaba entonces a ese acto de aproximación hasta la mujer deseada? ¡¡¡Echarse un gancho!!!
Éste
consistía en tirarle los tejos, ellas se mostraban muy poco amigables y,
siguiendo el guión de las tradiciones, había que insistir otros días. Cuando
las damas no esperaban la visita del mancebo, éste solía recibir algún “fobi”
(guantazo) que otro. Un tiempo después Juan consiguió que ella ya le
correspondiera, después de estar conociéndose durante unos los de noviazgo
decidieron compartir en matrimonio las alegrías y las penas que la vida de
casados les deparara más adelante. De esa unión les nacieron dos hembras y un
varón, la familia vive feliz y siguen laborando en el día a día para mejorar la
vida futura de sus retoños.
Juan
lleva ya tres años pre-jubilado y
sus ratos de ocio los ocupa de diferentes formas: Saliendo a su olivas para ver
cómo están y hacerles algo provechoso; tomar un café con los amigos por las
tardes y, como no es un hombre que disfruta con los juegos de mesa, se va a la
nave industrial que posee el matrimonio y en ella desarrolla una afición poco
común, construir maquetas.
Durante
cuarenta años, Juan ha trabajado
como pintor en la empresa David Fierro S. A. de Zaragoza. Los 25
primeros años lo hizo como “obrero fijo
discontinuo”, por esa razón regresaba al pueblo para la campaña de la
aceituna, y los 15 últimos ya trabajó de “obrero
fijo”.
Esta
empresa se dedicaba a los trabajos de mantenimiento, mediante la pintura, en: carpintería metálica o de madera y en
las señalizaciones de RENFE. Por
esta razón Juan tuvo que recorrer durante esos años muchos lugares de España y,
en algunas ocasiones por parajes de toda índole. Todo lo que vio quedó grabado
en su interior y, con el paso de los años, al estar ahora en esa nueva
situación el recuerdo de aquello le regaló las imágenes disfrutadas y entonces decidió
reproducir en maquetas modelos de lo que había ido encontrando
mientras trabajaba: Monasterios, palacios, puentes, acueductos y, cómo no, uno
de los útiles que más se usaban antiguamente en los trabajos agrícolas de
nuestro pueblo, la capacha.
En
aquellos tiempos no estábamos tan avanzados como ahora, no había de nada, y
mucho menos cámaras de fotos. Ahora ya no hacen falta porque casi todos
llevamos un móvil de última generación que suele tener más píxeles que algunas
cámaras. Si Juan hubiera empezado ahora su profesión de pintor pues también llevaría
el móvil como todos, hubiera grabado lo que encontraba y en el ordenador tendría
descargadas las fotos que hubiera grabado en cada lugar visitado. Hago esta
aclaración porque, al no tener imágenes de esos lugares, él lo que ha hecho ha
tenido que ejecutarlo ayudándose del recuerdo que tenía de cada modelo y de
materiales que no son las piedras de que estaban construidos los originales.
Veamos
los trabajos que el señor Juan ha desarrollado durante varios años como una
forma más de ocupar su mente y ganar felicidad y salud:
1.-
Juan trabajando en sus maquetas:
2.-
Modelo de carro que hay en otros
lugares de España para las labores del campo.
Ha
sido construido con cañas de nuestro
entorno, cola y barniz.
3.-
Casas de campo que encontró en otras
regiones españolas y que se dedican allí a guardar
carruajes y máquinas agrícolas.
Las
ha construido con varetas de
nuestros olivares, cola, pinturas y barniz.
4.-
Palacio señorial.
Ha
empleado varetas de pino silvestre que crecen, de manera natural, en
nuestros campos; cartón; madera; cola; pinturas y barniz.
5.-
Conventos y monasterios.
Usa
varetas de pino silvestre, cola y pinturas.
6.-
Acueductos, usados en el pasado para
el riego de los campos y para abastecer de agua a los pueblos y
ciudades.
7.-
Puentes, construidos para salvar los
cauces de los arroyos y de los ríos.
En
el de un ojo usó varetas de los
matorrales que crecían junto a los ríos de Huesca y en el de dos ojos varetas de pinos silvestres
que crecen en nuestro término municipal.
8.-
La capacha, útil muy usado por los
trabajadores del campo para transportar los alimentos hasta el tajo.
Emplea
cuerdas de esparto, cuerda fina de cáñamo para coser y aguja.
Las
herramientas que ha usado en todos los
trabajos fueron:
a)
Tijeras de podar.
b)
Brochas.
Como
despedida, desearle a Juan que no
abandone la labor que con tanta paciencia y cariño cultiva y así, en un futuro
no muy lejano, podremos visitarle de nuevo en su taller con la cámara y le grabaremos sus nuevas MAQUETAS. Deseamos que en Navidad podamos ver los villargordeños
ese proyecto que ya tienes concluido
y al que sólo le falta que el responsable municipal se ponga manos a la obra y
te facilite lo que necesitas en esas fechas: un espacio donde exponerlas y el
presupuesto necesario para el montaje.
“Villargordo nos reúne” te da las
gracias por la buena disposición que has tenido con Ramón y Paco para que grabaran
la muestra de tus habilidades, las que ofrecemos a quienes nos siguen.
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