Colaboración de José Martínez Ramírez
Entrega I
I
De
tus besos de fresa,
de
tu piel de aceituna,
de
tu rubia melena
y
tus ojos de luna.
De
tu mirada serena
escapaba
la amargura,
rímel
de hierbabuena
y
encalada cintura.
Y
la luna te empuja
a
llegar el primero,
el
fin que es nada
más
allá de los sueños.
II
Ya
te has ido para siempre
amor
fugaz, tierno y definitivo.
Como
el tiempo, Huelva tiene
la
frescura de un niño inocente.
Te
dije adiós muy sonriente,
no
quise decir hasta pronto, sino,
vida
ausente. Mi vida no miente.
De
noche prolongas, con un guiño,
mi
dolor aquí orillada, de frente.
Hiriente
y mortal te digo:
El
dolor embarga la fuente
de
mi corazón mortalmente herido.
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