Colaboración de José Carlos Castellano Calles
DOS LOCOS POR EL DESIERTO
Dos
sujetos van andando por el desierto. Uno lleva a cuestas una cabina telefónica y
otro un arado de vertedera.
Le
pregunta, el uno al otro:
-¿Dónde
coño vas con la cabina telefónica acuestas?
-Pues
anda que tú con el arado –responde el otro.
-Qué
jodido eres, como venga un león me meto en la cabina y asunto terminado.
El
otro se quedó pensando y contestó:
-Si
viene el león tiro el arado y sin peso corro un montón.
ADELANTAMIENTOS RAROS
Una
moto de 49 c. c. circula por una carretera nacional.
Pegado
al “motillo”, adelanta un “Mercedes”
“a tó cebolleta”. Al poco, adelanta
la “motillo” al “Mercedes” “a tó cebolleta”. Lo vuelve a pasar el “Mercedes” y para unos cien metros más adelante. Cuando está parado pasa
la “motillo” embalada, después retrocede
y se queda a la altura del “Mercedes”.
Extrañado
el conductor pregunta al motorista:
-¿Cómo
corre tanto esa pequeña moto?
A
lo cual contestó el motorista:
-Si
no te hubieras pegado tanto al adelantar, no me habrías enganchado de los
tirantes… ¡Liiiiisto...que eres muy liiiiisto!
EL “SEISCIENTOS” Y EL “MERCEDES”
Un
grupo de amigos se encuentran en una reunión, después de mucho
tiempo
sin verse, y empiezan a contarse cómo les ha ido.
Uno
de ellos dice:
-A
mí me va muy bien, he comprado un “Seiscientos”,
un cochazo exagerado.
Otro
dice orgulloso:
-Pues
yo tengo un “Mercedes”.
A
lo que contesta el primero:
-Tampoco
está mal ese coche.
EL NUEVO RICO
Juan
era una persona manirrota, que no tenía idea de nada. Pero que
la
suerte hizo que le tocara la lotería.
Llevó
el dinero del premio al banco y la entidad le dio varios talonarios. Le explicaron
cómo rellenar los talones y éste, a golpe de talonario, fue gastando el premio.
Un
día lo llamó el director del banco y le dijo:
-Oye,
Juan… ¡que tu cuenta está en números rojos!
-¿Y
eso que quiere decir? -preguntó Juan.
-Pues
que no tienes un euro y no podemos pagar tus talones.
Juan
se quedó pensando y le dijo:
-Dilo
antes, y te hago un talón.
EL CABALLO JUERGUISTA
En
el Oeste, un caballo entró en un salón y pidió un güisqui, el barman se
extrañó, pero lo sirvió.
El
caballo dijo:
-¿Cuánto
le debo?
-Cinco
dólares –le contestó el barman.
El
animal metió la pezuña en la silla, sacó cinco dólares y pagó.
El
barman, no pudo contenerse y preguntó al caballo:
-Mira
animal, es el primer caso que se me da… ¡Que un caballo pida un güisqui, se lo
beba y me lo pague!
-El
primer caso y el último… ¡Por los precios que tenéis! –le contestó el animal.
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