Colaboración de Paco Pérez
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se puede comprobar el desarrollo expansivo que va experimentando la divulgación de la Palabra de Dios, esta acción se debe, fundamentalmente, a la fuerza del Espíritu Santo, Él es el verdadero realizador del “Plan de Dios” sobre los hombres. La acción del Espíritu de Dios actúa en Felipe, Pedro y Pablo para ir más allá de la “obra de Jesús”, los cambió de manera radical y los empujó a dar testimonio de lo que Él hizo y dijo. Así fue como también se produjo un cambio radical en las gentes y gracias a él se pasó desde “un comportamiento religioso muy particular y tradicional”, el practicado con el judaísmo, a otro “diferente y universal”, el que enseñaba a los gentiles qué era la Iglesia que fundó Jesús.
Con
esta forma sencilla el “Plan de Dios”
se abrió paso con fuerza y la acción misionera ya no se detuvo… ¿Por qué?
Porque la persecución que se inició
en Jerusalén contra los seguidores
de Jesús se tornó de “terrible desgracia”
en “camino” pues se dispersaron por
las comarcas de Judea y Samaría, menos los apóstoles. Los que salieron de
Jerusalén, fueron los primeros misioneros y estaban tan llenos de fuerza y muy seguros
de su mensaje, tanto, que convencieron a las gentes de los lugares que antes
fueron hostiles a la Palabra. Hay que resaltar que todos actuaban en sintonía con
los apóstoles, estos tenían la función de garantizar que la actuación misionera
siempre respetara la fidelidad al proyecto
de Jesús.
El
Espíritu Santo rompió los moldes
religiosos habituales, éstos eran cómodos y poco racionales. Con su venida, los
hay que ven la luz de la verdad pronto y otros después pero la esencia está en
que cuando la veían tomaban una fuerza tan grande que ya no podían ser silenciados,
sólo lo conseguían si les daban muerte. El ejemplo claro de esta transformación
está en los acontecimientos que rodean la “conversión
de Cornelio”. Este acontecimiento tiene unas miras mucho más amplias que el
hecho en sí porque, aunque es verdad que él se convierte, su decisión tiene una
doble importancia, su conversión es la
de Pedro. Éste, aunque seguía a Jesús, era un judío fiel que no aceptaba
que los gentiles entraran en el cristianismo, Cornelio lo era. El debate de si Cornelio
debía o no de ser aceptado le hizo ver la LUZ de la universalidad del mensaje
de Jesús y, consecuentemente, abrazar sin miedo y con decisión la misión
evangelizadora que les encomendó Jesús y que iniciaron los que abandonaron
Jerusalén cuando se inició la persecución, Felipe
fue uno de ellos.
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