Con Juan
Antonio Martos y Paco Pérez
Capítulo I
ESTÁBAMOS ILUSIONADOS MUCHOS Y OTROS NO DIJERON
NADA EN CONTRA, LUEGO…
Es
evidente que con esta simpleza se puede deducir que pocas veces se ha nominado
una calle en Villargordo a petición
popular y con el beneplácito de tantos villargordeños. Estoy muy convencido de
mi apreciación y, además, creo hacerlo con objetividad. Lo creo así porque para
comer peces hay que mojarse las posaderas y en este caso, durante un tiempo, Juan Antonio Martos “Juanto” se movió mucho y bien para
recoger el número suficiente de firmas con las que respaldar en el Pleno del Ayuntamiento la propuesta de
que esa calle se llamara JUAN MARTÍNEZ
RAMÍREZ.
También
hay que aplaudirle el método que ha empleado mientras se movió para lograrlo,
su actuación no la hizo “debajo de un
medio celemín”, en secreto o por sorpresa… No. Sí la hizo trabajado en
público y a la luz del día porque tuvo que buscar las firmas del vecindario,
elemento imprescindible para que este tipo de propuestas prosperen, y a éste
tuvo lo buscó donde suelen estar las personas, en sus casas y en los bares.
Con
esta filosofía trabajó “Juanto”
desde que me comentó la idea, en febrero de 2015, hasta que el día 18 de mayo,
siendo las 21:15 horas, tomó el micro para dar comienzo al acto, “familiar y religioso”, en el que las
personas que quisieron de verdad a Juanito
acudieron puntuales para rodear a la familia en esos momentos de emoción y
recuerdos.
Juan Antonio nos
transportó, en un viaje rápido y ameno, hasta aquellos tiempos, a la vez,
lejanos y recientes en los que conviviendo a diario con él pudo comprobar en
directo que fue un actor de primera fila en el “gran teatro de la vida local”. Lo fue porque supo interpretar, con
elegancia y maestría, los papeles complicados que le llegaban desde todos los
ambientes. En su exposición mezcló con mucho acierto la familia, la profesión,
la amistad, la preocupación por los problemas del prójimo, lo emotivo y lo jocoso, con todos estos elementos Juanito supo cautivar al personal, y así fue como consiguió Juan Antonio que pasáramos en pocos
segundos de tener los ojos mojados a reír con ganas.
A
continuación se inició el acto religioso en el que D. José Mª Romero García hizo las lecturas adecuadas para la
ocasión, nos dedicó unas bonitas palabras y, por último, bendijo la placa que
inmortalizará su nombre en esa calle recién pavimentada:
Después,
se invitó a los asistentes a pasar al salón para tomar juntos unas copas y
picar un poco.
Antes
de pasar a la convivencia la familia y, quienes lo desearon, posaron junto a la
placa antes de que fuera colocada en la pared.
Estaba
con Ildefonso Jiménez García y, sin
esperarlo, apareció ante nosotros Mª
Carmen Martínez Ramírez para darnos un abrazo y manifestarnos que estaba
muy contenta de tenernos esa noche allí, fueron pocas las palabras que cruzamos
pero la emoción no se pudo cuantificar porque el silencio se apoderó de los
tres. Fue un gesto inolvidable de Mª Carmen para los dos, de los que confirman
lo que somos los unos para los otros y lo que fuimos ambos para Juanito y él
para nosotros.
Quedé
encantado con el conjunto del acto y con el momento tan bueno que pasamos, ya
sin micros, en el salón. Allí, mientras ligábamos, los reunidos recordábamos
nuestras vivencias con él y hubo una que no tuvo mucha divulgación mientras
vivió, la que te hizo Ramiro “Hijo” el día en que, de manera oficial,
tuvo que actuar como médico para reconocer en el Ayuntamiento a los futuros
soldados de nuestro ejército, era el protocolario acto anual de la “Medición”, ese grupo humano ha pasado a
la historia de Villargordo como la “Quinta
del globo”.
Si
quieren recordar los pormenores de esta historia hagan clic en “GLOBO”.
Si
lo hacen, entonces comprobarán que aquel día Ramiro no quiso desvelar el
verdadero final de la broma pero esta vez se confesó ante Alonso, Juanto y un servidor y
esa noche sí lo hizo en estos términos:
-
Cuando empezaron a llegar los reclutas con el globo Juanito estaba cortando carne en la cocina del salón y hasta allí
se los mandaban. Al principio cooperó de manera risueña y les deseó lo mejor
pero cuando comprobó que eran un montón entonces se percató de que la broma
también era para él y decidió acabar de una vez con el asunto y para ello clavó
con brusquedad el cuchillo en la madera sobre la que cortaba la carne y se cagó
en todas las cabras de la manada de Rogelio
“El porcunés”.
Los
que esperaban su turno para darles el globo se quedaron asustados y él
continuó:
-
¡¡¡Pero no os habéis dado cuenta que se están riendo de vosotros!!!
Esta
fue la última quinta que se midió en Villargordo pero la reclutada sonó bien y
quedó para la historial local.
Querido
Juanito, así ha quedado tu calle:
Ha
quedado de dulce y la guinda que le faltaba ya está en su sitio:
Tú,
que ya estás ahí arriba, supongo que te sentirás contento con lo que han
conseguido dos humanos con distinta afinidad política, Juan Antonio y Sebastián
López, pero de grandes sentimientos hacia los demás cuando de ayudarles o
hacerles algo positivo se trata, en ese campo ocupan un lugar de privilegio y
de ahí que esta idea haya cuajado felizmente en la noche del 20 de mayo de
2015.
¡¡¡Amigos,
felicidades y muchísimas gracias!!!
En
mi nombre y en el de todos los que con nuestra firma un día comenzáramos a
poner la primera piedra de una ILUSIÓN
que en ese día culminó.
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