Con Paco
Pérez
Capítulo III
EL ORIGEN DE
NUESTRA ETERNA AMISTAD TAMBIÉN ACUDIÓ PUNTUAL ESA NOCHE
Para que la AMISTAD, palabra muy manoseada por la sociedad en todas las épocas
y culturas, alcance la categoría de “eterna”
debe discurrir siempre sin subidas ni bajadas entre los protagonistas y la
nuestra creo que tuvo esa condición, lo digo con total objetividad y
sinceridad, pero faltas tú para corroborar o negar mi afirmación.
A mi entender, el día que nos abandonaste de
manera precipitada y sin aviso previo, estábamos en ese nivel y por eso lo
proclamo con satisfacción y orgullo… ¡¡¡Jamás
tuvimos una discusión!!!
Esta es la única prueba con la que justifico
lo que he afirmado antes.
Juanito, tú
ya sabes lo que hay por ahí arriba pero yo no sé si en esa nueva dimensión en
que estás alojado ahora desde el 6 de septiembre de 2010 (prometida por Jesús a los hombres de buena voluntad y yo creo
firmemente que tú cumplías ese requisito) la amistad también está vigente; tampoco sé si se cultiva o no como lo
hicimos nosotros desde que nos conocimos o si sigues ahí en la misma buena
armonía que tenías aquí con nuestros inolvidables: Tomás Castellano “Calderas”,
Agustín Saeta “Picatoste”, Ramón Lerma “El sereno”, Juan Navarro “El inspector”,
D. Francisco Bautista “Frasco el boticario”, Luís Pérez “mi querido padre”, José
Losilla, Avelino Tirado “Paratrenes”, Andrés Padilla “Farmaceútico”,
Francisco Moreno “Carpanto”…
Si fue posible lo anterior me imagino que
seguirás siendo tan recatado como aquí; que no habrás perdido tus
extraordinarias dotes de observador del mundo que te rodea, con esa agudeza extraordinaria
que te dotó Dios en los sentidos del oído y de la vista; que desde allí y
gracias a esa buena vista, tal vez, puedas seguir observando aquí a quienes tú
se lo diste todo a cambio de muy poco o nada y que gracias a tu buen corazón aún
sigues, en el infinito, confiando en quienes tú creías que eran amigos y luego
resultó que no cuando llegaron los momentos claves… En fin, mejor será dejar de
volar, poner los pies en el suelo y razonar que allí, donde ahora estás, la práctica
de la AMISTAD ya no tendrá sentido pues
estarás en un estado perfecto del que no podemos imaginarnos cómo es y, supongo,
que si allí la hubiera sería de la clase
“auténtica”, es decir, esa que regalabas a quienes decidían escogerte como AMIGO.
Opino así porque no tendría sentido que
alguien esté en la presencia del Padre
y continúe en aquel lugar escondiéndose por las esquinas para seguir dando las mismas
“puñaladas traseras” que daba aquí
antes de su partida. No obstante, yo continuaré conservando nuestra AMISTAD, la que quedó cortada sin esperarlo;
lo haré como si no te hubieras marchado, porque lo nuestro no fue “flor de un día”… ¡¡¡No, querido amigo, duró mucho tiempo!!!
Te prometo que seguirá intacta, lo haré
porque tú hubieras hecho igual si los papeles hubieran estado cambiados y para
que cuando me llegue la hora de encontrarme contigo allí arriba podamos retomarla,
si existe esa posibilidad, en el punto donde se quedó cortado su crecimiento.
¡¡¡Amigos para
siempre!!!
Tengan los micros a un buen nivel de audición
y, una vez activada la palabra, dejen que automáticamente llegue el final… ¡¡¡No se lo pierdan!!!
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