Colaboración de Paco Pérez
Si
Dios es bondad, amor, perdón, justicia… ¿Pudo ser el autor de la muerte? No
tendría sentido porque entonces no serían verdaderos esos atributos que le reconocemos.
La
muerte, la enfermedad y todos los males que afectan al hombre nos vinieron
encima como fruto de “la envidia del
demonio” y de “la desobediencia del
hombre” por eso, todos los que le sigan, no entrarán en el Reino y
morirán para siempre.
Jesús vino al mundo
para enderezar los caminos que se
habían torcido y, para cumplir esa misión, recorrió los pueblos de Galilea enseñándoles el verdadero camino y curándolos
de sus enfermedades. Con ambas acciones les ayudaba a comprender que “Dios
está junto a los que sufren”, les
hablaba del Reino de Dios y les regalaba la salud. Cuando hablaba a
las gentes de Galilea no buscaba cambiarles su forma de entender la religión
sino ayudarles a disfrutar de una vida más sana y libre de males.
Allí,
la enfermedad no era entendida como una dolencia del cuerpo sino como algo que
les impedía vivir como las demás personas y de ahí que no consideraran que su
mal necesitaba de un médico, sino de algún religioso que le hiciera recuperar
sus buenas relaciones con Dios, el creador de la vida.
¿Qué hacían los enfermos de aquellos pueblos
para recobrar su salud?
La
mayoría acudían a Dios y, ante Él, repasaban lo que habían hecho, le confesaban
sus pecados, le pedían que los curara y, además, leían los salmos de las
Escrituras. Los padres, los familiares, el patrón o los vecinos ayudaban al
enfermo a reconocer su pecado e invocaban todos juntos a Dios.
También
acudían a los curadores y, por sus
milagros, Jesús fue considerado por aquellas
gentes como un curador y exorcista de gran prestigio. Él se
diferenciaba de los otros curadores en que ellos reconocían a los enfermos y les hacían recetas para que las tomaran y sanaran, Él no necesitaba hacer esas
cosas. Ellos actuaban sobre el cuerpo y Él les curaba, además, el espíritu
empobrecido que habían adquirido por la enfermedad, haciéndoles vivir la vida
con la dignidad y confianza que recibían al sentirse “hijos de Dios”.
Las
curaciones que hizo Jesús no debemos
entenderlas como hechos que ocurrieron de manera aislada porque formaban parte de
su labor… ¡¡¡La proclamación del Reino
de Dios!!!
Esa
fue su manera de anunciar a todos la gran noticia: [Dios estaba llegando y los más débiles podían ya disfrutar de su amor
compasivo.].
Con
las curaciones Jesús les anunciaba
el mundo humilde y sencillo que Dios
quiere para todos.
Si
Jesús fue generoso con la enfermedad quienes tenemos salud física y bienes
debemos de seguir tras esa bandera para lograr un mundo mejor. Para conseguirlo
actuaremos de manera que nadie tire lo que tiene para arreglarle a otro su
problema, lo que sí haremos será compartir lo que tenemos con quienes no tienen
nada. De esta forma se conseguiría que: [Al
que recoja mucho no le sobre; y al que recoja poco no le falte.].
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