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martes, 7 de julio de 2015

¿MAYOR O VIEJO?

Colaboración de Paco Pérez

En las relaciones que mantenemos con los vecinos de nuestro entorno, hemos escuchado  en más de una ocasión expresiones que nos servían para calificar a otras personas de una determinada edad como jóvenes, adultos, mayores, abuelos, ancianos o viejos.
Un día caminaba con Mari por la calle Ramón y Cajal de nuestro pueblo y una señora que iba a nuestro lado lo hacía con su hijo de muy pocos años, ésta vio venir al suegro y le dijo al pequeño:
- José, por ahí viene el abuelo, dale un beso.

El niño se descuadró y le respondió a su madre con malas formas antes de que el abuelo llegara hasta él:
- ¡¡¡Yo no le doy un beso a ese “viejo”!!!
En otra ocasión, una mañana me detuve con los paisanos que suelen estar sentados en los bancos de nuestro querido “Paseo” y, en la conversación que tenían, uno salió por los “Cerros de Úbeda” durante el debate y nos dejó perplejos, lo consiguió porque no esperó a las posibles respuestas que podía recibir de los demás y se marchó con su cartón bajo el brazo a otro banco. Un silencio sepulcral se apoderó del grupo y, cuando el presunto ofendido ya estuvo instalado en otro banco, un tertuliano rompió el silencio para disculparlo:
- No hay que hacerle caso, ya sabéis cómo es y, además, también se le junta que está muy “mayor” y que ya chochea más de la cuenta.
Las personas hablamos de otros con demasiada facilidad y les adjudicamos apelativos que pueden corresponderles, o no, sin conocer a fondo cómo son, piensan, actúan, se comportan o viven. Este fallo está tan instalado en la sociedad de nuestros días que con suma facilidad introducimos las palabras “viejo” o “mayor” para sentenciar cómo están o son nuestros vecinos de edad avanzada.
Cuando dejas de ser joven ya transitas a caballo, y de manera veloz, por los límites de las palabras mencionadas anteriormente y un día comienzas a verle las orejas al lobo porque te has jubilado y sabes que ya, más pronto que tarde, la salud te hará ayudarte del bastón o del andador para caminar, que también tendrás que llevar un cartón bajo el brazo cuando visites “El Paseo” para que el metal de los bancos no le regale a tus cachetes una ración innecesaria de calor o frío… Podría seguir añadiendo “saberes” pero no lo haré porque, ahora, lo más importante es comentar este tema y profundizar un poco, sin salirnos de él, en lo que no sabemos… ¡¡¡Vamos a dar juntos ese paso!!!
Es muy importante reseñar que no es igual ser “viejo” que “mayor”, que partiendo de ahí os mostraré las diferencias con las conclusiones a que han llegado las personas expertas en la materia y yo, subido al carro del atrevimiento, les añadiré unas reflexiones muy personales. En verde los planteamientos ajenos:
1.- Mayor es quien tiene mucha edad, viejo es quien perdió la jovialidad.
Viejo puede ser una persona joven o de mediana edad que haya perdido la “alegría” y, consecuentemente, el “buen humor”. Por el contrario una persona de muchos años puede ser mayor pero se siente joven y hace cosas impropias de su edad.
La edad nos causa el debilitamiento de los órganos y la vejez produce el deterioro del espíritu. En el primer caso, a mi entender, no hay mucho que hacer pero en el segundo con ayudas e ilusión tal vez se logre una normalización del comportamiento o, en el peor de los casos, una sensible mejoría.
2.- Eres mayor cuando te preguntas… ¿Vale la pena? Eres viejo cuando, sin pensártelo dos veces, respondes… ¡¡¡No!!!
El mayor responde afirmativamente, se ilusiona con la propuesta recibida o pensada y comienza a elaborar proyectos para cuando se levante al día siguiente, siempre está en acción. El viejo dice no, se sienta frente al televisor y espera a que llegue la noche para acostarse.
3.- Eres mayor cuando sueñas; eres viejo cuando apenas consigues dormir.
Hay quienes rechazan soñar porque dicen que los sueños son eso, sueños. Opinan así los que, sin serlo, son viejos. También lo son quienes se casaron con la mujer de sus sueños pero un tiempo después entraron un día en un juzgado muy despiertos y salieron separados, desde ese día sueñan todas las noches que los han dejado sin un euro, se despiertan muchas veces por ello y no consiguen dormir bien.
No obstante hay que ser sensatos y recordar a esos señores que no son viejos, que deberán abandonar ese pensamiento, que para ello tendrán que volver a soñar y que lo harán desde la serenidad que suelen tener los mayores como fruto de la edad.  
4.- Eres mayor cuando todavía aprendes; eres viejo cuando ya no enseñas.
Hace ya muchos años, cuando en nuestro pueblo sólo había carros y yo era un niño, presencié en más de una ocasión una escena curiosa en la calle “El embudo”, hoy “14 de Abril”. Me crie en esa calle y por eso recuerdo que en el invierno se salían a la calle los vecinos con sus sillas para tomar el sol y formar un corro alrededor de una señora muy avanzada en años, era conocida como “La Estebana”. Esta señora, sin gafas a pesar de sus años, les leía en un libro muy grueso y los reunidos escuchaban atentamente.
Esa señora con muchos años era mayor porque leía mucho, aprendía a diario y les enseñaba el amor a los libros. Los jóvenes eran viejos porque estaban como las crías de gorrión en su nido, esperando sentados y con la boca abierta que ella les alimentara a diario su interés por la cultura.
5.- Eres mayor cuando consigues hacer ejercicios; eres viejo cuando pasas la mayor parte de tu tiempo sentado o acostado.
Yo soy mayor y camino a diario pero no estoy de acuerdo con la totalidad del texto planteado porque los problemas de salud incómodos o serios aparecen en este colectivo a esas edades y les afectan a la inmensa mayoría, los que tienen una salud envidiable son minoría. Discrepo, porque es cierto que los achaques impiden a muchas personas hacer ejercicio, aunque deseen hacerlo, y eso les hace vivir limitados, recluidos en casa y frecuentando más de lo aconsejable el sillón.
Sí es válido para quienes no aceptan, o no comprenden, que la sintomatología que les afecta es la derivada del DNI; cuando se refugian en el hábito de ir y venir al centro de salud para buscar la pócima mágica y para los que viven tan apocados que no salen ni al tranquillo de la puerta porque el peor problema que les afecta es que han amoldado su mente a la idea de que son unos trastes viejos… ¡¡¡Éstos son los viejos del caso, para mí!!!
6.- Eres mayor cuando el día que comienza es único; eres viejo cuando todos los días son iguales.
Un ejemplo perfecto de mayor para este apartado fue el comportamiento del inolvidable Juan Cañas “Canuto”. No he conocido a nadie que se ajuste con más precisión al requisito de convertirlo todo en “único”. Cuando iba de vacaciones a Nerja se levantaba muy temprano y lo exploraba todo, al día siguiente de llegar ya sabía del pueblo lo que no habíamos aprendido algunos durante años. Por esta capacidad suya pasamos unas veladas nocturnas muy agradables bailando las piezas inolvidables que un meloso italiano nos cantaba, acompañándose al piano, en los jardines de un establecimiento que estaba ubicado junto a unos acantilados. Nosotros pasábamos todas las noches por la puerta del establecimiento y cuando llegó él ya fuimos a bailar. Pueden igualarlo pero superarlo no.  
También convertía en único el día que iba de viaje por necesidades de su profesión y regresaba cargado con unos hermosos y ricos panes catetos para comerse de una sentada uno de ellos con lo que fuera. Si feliz era al comprarlos más lo era cuando llamaba a mi puerta para regalarme uno… ¡¡¡Ese cuadro era único y sólo podía ser pintado con los pinceles de su ilusión inagotable y el arte de su  generosidad enorme!!!
Para él no hubo días iguales y, si los hubo, fueron al final pero no porque él se propusiera que fueran iguales, no. En su caso se cumplió el… ¡¡¡Yo y mis circunstancias!!!
7.- Eres mayor cuando tu agenda tiene proyectos y obligaciones para cumplir mañana, pasado o la semana que viene; eres viejo cuando tu agenda está en blanco y solo vives pensando en el ayer.
Era joven entonces y viví una experiencia que transformó mi vida, la reforma del “Sistema Educativo” que propuso el PSOE a los maestros. Respondimos afirmativamente una minoría y por razones diferentes: Los que tenían inquietudes de izquierdas; los que deseaban colaborar en el proceso para ocupar después puestos que les permitieran abandonar la escuela, lo que consiguieron, y los que sólo pretendíamos hacer mejor nuestro trabajo.
Siempre me alegraré de participar en el proceso porque me hizo elaborar, hasta que me jubilé, proyectos para mejorarlo. Esta actitud me hizo estar ilusionado con el trabajo hasta el último día y a entrar en el mundo de las nuevas tecnologías.
Estas simientes arraigaron bien en mi interior y dieron sus frutos, trabajando y jubilado. Ahora, gracias a las tecnologías que empecé a manejar en el trabajo y a la forma con que enfoco la vida, os aseguro que tengo ocupadas todas las horas que me dejan libres las obligaciones de la familia.
Por eso creo no equivocarme si os afirmo que me considero mayor porque siempre miro al futuro y que cuando lo hago hacia el pasado es para recordar a las personas de nuestro pueblo que nos dejaron una huella imborrable.
8.- El mayor trata de renovarse cada día que comienza; el viejo se detiene a pensar que ese puede ser el último de sus días y se deprime, porque mientras el mayor pone la vista en el horizonte, donde sale el sol e ilumina sus esperanzas, el viejo siente que tiene cataratas que sólo le permiten ver las sombras del ayer.
En suma, el mayor puede tener la misma edad cronológica del viejo; sus diferencias están en el espíritu o en el corazón. Se puede ser mayor y nunca viejo o se puede ser joven y de espíritu siempre viejo. El mayor conserva su vitalidad, la energía, el entusiasmo y se siente útil para su familia y para la sociedad. 
Hacer ejercicio físico adecuado a cada edad es importante pero, a mi entender, lo mejor es tener siempre ocupada la mente.
Creo que ya está todo dicho y ahora lo que hay que hacer es meditar bien las reflexiones expuestas en los ocho puntos.
El proponerles este post está motivado en la sesión fotográfica que hice a unos trabajos de JuanilloEl pintor” y en el PPS que me remitió MiguelEl de Carchinilla”. Ambos son un ejemplo vivo de personas MAYORES, cada uno en su faceta y ambas distintas, que también cumplen los requisitos del modelo recomendado.
Miguel se jubiló; reside fuera de nuestro pueblo y, con el manejo de las nuevas tecnologías y las maravillas de la virtualidad, viaja con los PPS a los lugares más alejados del planeta; visita museos y, además, amplía su cultura mediante la lectura de temas como el que acabáis de leer. También, se comunica con sus amigos (entre los que me cuento) sin tener que usar la típica carta de cuartilla, sobre y sello pues se ha vuelto cómodo y lo hace mediante el correo electrónico o, si le entra el mono lector, abre el enlace de alguna biblioteca digital y lee, sin pagar un euro, cualquier título literario que se ofrezca en su escaparate a los visitantes.
Juan, como Miguel, trabajó también fuera del terruño y cuando se jubiló regresó a Villargordo. Es también un hombre hogareño pero por eso no consiente que sus olivas tengan hierba o que los goteros no le rieguen de manera correcta y, al atardecer, visita la cafetería para tomar café, charlar con los amigos y conocidos, leer la presa o ver los partidos de fútbol. Cuando le queda en su programa de actividades un poco de tiempo libre se encamina hasta el polígono industrial “Ponce” y allí se encierra en la nave  de su propiedad, con los materiales y las herramientas, para realizar una variedad de construcciones que después expone al público.
En la Navidad pasada cedió sus construcciones al Ayuntamiento para que se montara con ellas, en el Museo Cerezo Moreno”, un belén y se mostrara al público, teniendo una muy buena acogida.
En el mes de mayo el gran amigo común, RamónEl pulpo”, me comentó que Juan ya tenía nuevas creaciones y que teníamos que ir a fotografiarlas. El día 1 de junio estuvimos con él en la nave y grabamos sus nuevas creaciones, ahora se las expongo y mi deseo es que les agrade.















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