LOS TONTOS CONTEMPORÁNEOS ESTÁN POR TODA ESPAÑA
Colaboración de Paco Pérez
Tengo
la radio junto a la cama y todas las mañanas, al despertarme, la suelo activar para
que trabaje durante media hora y después le doy permiso para que haga lo que
quiera hasta el día siguiente… ¡¡¡Pues,
a pesar de que tiene esa jornada laboral tan corta, hay días que se pone rebelde
y no quiere levantarse puntual para hacer su trabajo!!!
En
ella se cumple esa expresión que dice: [Mientras
menos se trabaja menos se quiere hacer.]. Esto ocurre porque como ya lleva
algunos años en casa, con contrato indefinido, pues la conozco muy bien y la trato
como si fuera de la familia, esa es la razón por la que le perdono sus perezas.
Me
gusta ser fiel en la amistad, con quienes nos venden los tomates, con quienes
no sirven el café… Soy así y por esa razón siempre escucho COPE… ¡¡¡Para qué voy a cambiar cada día de emisora si, cuando lo
he hecho, lo único que conseguí fue volver loca a mi amiga al mover el dial
de aquí para allá!!!
Para
evitarle ese trastorno ya llevo un tiempo sin visitar otras cadenas y con ello
he ganado porque al despertarme somnoliento sólo activo el interruptor de la
voz y, gracias a esa fidelidad, siempre acierto. Durante media hora me
actualizo con sus comunicadores sobre las noticias nacionales, regionales,
provinciales y deportivas e inmediatamente ejecuto el proceso inverso. Cuando
corto el suministro de energía a la señora “radio” me incorporo en la cama, adopto
la forma del cuatro mientras permanezco sentado en el borde del catre, pongo
los pies en el interior de las chancletas e inicio el nuevo día.
Entre
ambos procesos, siempre dependiendo de la hora en que abro los ojos, escucho “La Mañana” y, mientras lo hago, algunos
días tengo la suerte de coincidir con la entrada en antena de Luís del Val, ese veterano periodista
que a diario retrata para su
audiencia un hecho relevante de la actualidad y, además, lo hace con una
técnica magistral e irónica que lo diferencia del resto de los comunicadores,
yo diría que lo hace con un estilo único. Este señor nos tiene cautivados a
muchos oyentes porque dice las cosas con crudeza máxima pero, a su vez, la
presenta envuelta con el bello papel de una ironía sutil y delicada. No
obstante, si los hechos tratados son graves y se merecen un jarro de agua muy fría
pues nunca duda a la hora de arrojar al personaje a la piscina de “Los tontos contemporáneos”, aunque
estemos en enero.
Esta
expresión que él ha acuñado, sólo para quienes se merecen un tirón de orejas por
lo que han hecho o dicho, está sustentada en verdades contrastadas y no sobre
mentiras inventadas. Desde que fundó el club de “Los tontos contemporáneos” la plantilla ha ido creciendo y se puede
afirmar que quienes forman parte de él
son legión porque proliferan por todos los pueblos y ciudades de España.
¿Para qué he
montado esta liaza?
Para
informarles de que a Nerja también ha
llegado la moda y ya hay gentes que forman parte de ese club, aunque creo que
son pocos y anónimos.
Una
mañana caminábamos por una de sus calles, muy cerca de la Plaza Cantarero, y en una pared observé una pintada de protesta con
este texto: [Los animales no son
nuestros esclavos.].
Al
toparme con la pintada quedé sorprendido con su contenido, la grabé con el
móvil, continuamos nuestra ruta y ya la conversación giró hacía su mensaje.
Dimos diversas opiniones y desde ese día decidí que tendría que exponer mi
opinión en un escrito. Es cierto que comparto la opinión del grafitero porque la
esclavitud nadie la desea y, además, porque hace años que fue abolida y desde
entonces se acabaron los abusos que se cometían con las personas. Portugal
abrió el desfile abolicionista, fue el 12 de febrero de 1761. Después
continuaron su ejemplo Francia, el 4 de febrero de 1794; Chile, el 15 de
octubre de 1811; Inglaterra, el 23 de agosto de 1833; Perú el 3 de diciembre de
1854; EEUU, el 18 de diciembre de 1865… ¡¡¡En
un acierto que esta persona o grupo se sume, bastantes años después, a ese
sentimiento abolicionista y que lo haga en defensa de los animales pero, según
mi criterio, es un error que no se preocupe de mencionar en su texto a las
personas que son esclavizadas a diario cuando tienen que caminar sorteando los
excrementos que los perros depositan en la vía pública!!!
Es
cierto que a un animal también se le puede esclavizar haciéndole trabajar sin
descanso y sin darle alimento pero creo, sinceramente, que en nuestros días eso
ya no ocurre porque la inmensa mayoría de los trabajos se hacen con máquinas y
los animales sólo se usan con cuentagotas y donde la accesibilidad es muy
complicada.
El
maltrato se ejerce con las personas y con los animales por maldad o para poder conseguir
una mayor rentabilidad de ellos… ¿No se
hacía eso con los esclavos negros en las plantaciones?
Partiendo
de aquí opino que no sé a qué situación de maltrato animal se referirá el autor
pero debe pensar que los animales están para servir al hombre y no al revés. Está
en Génesis 1, 27-28: [Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de
Dios lo creó; y los creó macho y hembra y los bendijo Dios
diciéndoles: Procread y multiplicaos; y henchid la tierra, sometedla
y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados
y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra.].
Habrá
que entender este grito de protesta en
el contexto del populismo actual que
hay en España contra las corridas de toros, tenemos el
ejemplo reciente del alcalde de La
Coruña, pero… ¿Los animales son la verdadera
preocupación de estos populistas o seguir las instrucciones políticas de los
“radicalismos de izquierdas” para acabar con la marca “España”? ¿No se acuerdan ya de la que metieron con las
siluetas de los toros negros que había en las elevaciones aledañas de nuestras
carreteras?
Es
posible que estos antisistema no hayan presenciado en su vida ningún caso de
maltrato animal, yo sí. Pues por tener esa negativa experiencia detesto las
acciones de esa clase y, sobre todo, porque mis formas de ser y de pensar me lo
impiden. Presencié un caso lamentable hace ya bastantes años.
Éramos
niños, en Villargordo no sobraban los entretenimientos pero sí había infinidad
de piedras de todos los tamaños por las calles, en las eras y en los campos de
alrededor. En el marco de ese ambiente un grupo de pequeñajos, entre los que me
encontraba, caminábamos por la calle La
Parra para subir hasta el Cerro San
Cristóbal. Al llegar al final de ella y entrar ya en el descampado se nos
cruzó un gato, alguien lo acosó con silbidos y el asustado animal optó por correr
y encaramarse a la más alto de un poste de la luz, supongo que consideraría aquel
lugar era muy seguro. Pues no, cometió un error garrafal, y lo que debió hacer
fue correr en cualquier dirección con su agilidad felina antes que subirse al
palo porque comenzaron a lloverle piedras de todos los tamaños y desde todos
los ángulos, duró esa lluvia hasta que consiguieron el objetivo buscado,
derribarlo. La piedra que lo alcanzó tuvo que impactarle en alguna zona vital
porque cayó fulminado, una vez en el suelo se ensañaron con él y lo remataron. Esa
escena nunca se me ha olvidado… ¡¡¡Y no
fui maltratador!!!
Pues
bien, por esa pintada anónima con la que el autor ha
ensuciado una pared, me voy a regalar un poco de libertad para tomarle prestada
al maestro Luís del Val su famosa
expresión y dedicársela a él, así ya podrá formar parte, desde hoy, del selecto
club de “Tontos contemporáneos de España,
con adscripción en la sede local de Nerja”. Ahí puede retirar el autor el
título, lo hará en horario matutino de oficina
D. Luís, cuando
incorpora al club un nuevo tonto, lo hace ayudándose de la experiencia que ha
acumulado durante sus 71 años y de los consejos de su tía Pascualina. Él tiene una doble ventaja sobre mí para reconocer a
los “Tontos contemporáneos”, reconozco
que a mí me cuesta más: [Soy algo más
joven y no tengo tías Pascualinas.].
La
verdad, para éste caso no he necesitado ayudas porque se le ve el plumero con
facilidad al “tonto”, el argumento
primero ya me hizo protestar, coger el móvil y captarlo de inmediato. Pero no
lo hice por casualidad, fue fruto de la indignación acumulada que me han ido
causando, y causan a diario, las escenas que presencio por las calles de Villargordo y, sobre todo, en Nerja.
Aquí,
al haber muchos más habitantes, hay muchos más “mascoteros” y, consecuentemente, mis vivencias se multiplican,
teniendo siempre como único testigo a mi esposa.
Hace
unos cuantos días caminaba con ella por la Avenida
Ciudad de Pescia y me cabreé mucho porque la
imagen que ofrecían las defecaciones perrunas a nuestro paso era asquerosa y,
además, porque unos transeúntes ya habrían tenido que tirar sus zapatos al
contenedor porque habían pisado las cagadas de los esclavizados perritos que los “mascoteros”
habían sacado a pasear sin las bolsas de plástico pertinentes para recoger sus
antihigiénicas cagadas en plena vía pública.
Mi
reacción fue inminente, grabar con el móvil los excrementos que había en la
acera. Mientras lo hacía, Mari se percató de que una señora se había parado y
observaba asombrada, desde unos metros más adelante, lo que yo hacía. Cuando
pasé por su lado me preguntó:
-
Señor, por favor… ¿Puedo hacerle una
pregunta?
– Sí -le
contesté.
- ¿Colecciona
usted cacas de perro?
La
expresión nos causó una gracia enorme, reímos juntos unos momentos, le aclaré
la razón por la que lo hacía y, al escucharnos, se sumaron más transeúntes al
debate.
Puedo
afirmar que nadie estaba conforme con lo que está ocurriendo en nuestras calles
con las defecaciones de los perritos.
Estos
señores son unos listillos oportunistas porque no comprenden que manifestar
nuestra disconformidad con la guarrería que ocasionan sus perros no es
esclavizar y sí es reclamar el derecho de caminar entre las personas pero no
revueltos con los animales y sus excrementos. Deben denunciar donde sí hay
esclavitud animal clandestina para ganar mucho dinero: En las “peleas de gallos y de perros” ilegales,
con las apuestas clandestinas; en las “cacerías
de elefantes, zorros u osos”, donde se negocia con el marfil o las pieles; en
las “monterías de jabalíes o ciervos”,
donde las cabezas son tratadas como elementos ornamentales y en los encierros de “San Fermín” en Pamplona, para
atraer ganancias con la TV y el turismo.
¿Por qué no han ido los populistas a las
fiestas de Pamplona para protestar cada amanecer por los encierros televisados?
¿Por qué no van a África y denuncian el negocio que tienen montado para cobrar
entre unos 180 euros por un jabalí o los 45 000 euros por una pieza relevante?
En
Pamplona estuvieron el día 4 de
julio, pero no el día 7, un centenar de activistas y simpatizantes de los
colectivos AnimaNaturalis y PETA pero no tuvieron valor para
torpedear el ambiente en los días puntas de la celebración.
Yo
no tengo nada en contra de los animales, de sus propietarios y de quienes se
erigen en defensores de ellos por no sé qué razón. Pero sí estoy en contra de que los
saquen a las calles y a los parques para que orinen
y defequen en cualquier lugar y, además,
no hagan la limpieza posterior y nos dejen de regalo sus restos olorientos. Lo estoy
porque después pasamos la personas, solas o con niños, y tenemos que andar
evitando que nuestros calzados aplasten sus lindos mojones o se impregnen de
sus orines.
Hace
pocas fechas presencié como una señora liberaba a su mascota del cordel y el
perro salía corriendo sin control, ella se cruzaba de brazos fumando
plácidamente su cigarro, el animal entraba en un pequeño parque de barrio con
césped y hacía sus necesidades, ella miraba hacia el infinito mientras el
animal se quedaba ligero de equipaje, no se acercó a retirar la suciedad
vertida por el animal, yo me mordí la lengua para hacer caso al consejo de Mari
y nos alejábamos del lugar de los hechos para que su animal no se sintiera
maltratado si le recriminaba a ella lo que acababa de presenciar.
¿Cuándo se va a poner remedio a estos desmanes para evitar que unos pequeños e inocentes niños jueguen en esas zonas de ocio y, con la suciedad allí
vertida, puedan adquirir alguna enfermedad perruna al entrar con sus manos,
ropas o chupetes en contacto con esos restos? ¿No sería aconsejable que
nuestras autoridades, locales o nacionales, legislen para evitarlo antes de que
sea tarde?
Para
evitar estos desmanes les propongo que legislen ya en esta línea y tipificando
las multas para cada incumplimiento:
1.-
Los animales tienen que estar censados en los ayuntamientos.
2.-
Todo animal llevará colgada de manera permanente una chapa con la identidad del
dueño.
3.-
Irán por la vía pública con el bozal y la cadena de control.
4.-
Pagarán un impuesto anual para la limpieza de las vías y reponer los
desperfectos que ocasionan.
5.-
Los ayuntamientos construirán lugares dedicados a la expansión de los perros
para que allí hagan sus necesidades.
6.-
Será responsabilidad de los dueños el que sus animales no meen sobre el
mobiliario urbanos o en las esquinas o quicios de las casas.
¿Qué sucederías si las personas
empezáramos a hacer lo que este perro hizo en el parque de nuestro cementerio
en Villargordo?
Nos
dirían de todo, nos rodearían y, en Nerja, nos llevarían a escobazos hasta el
mar.
Estupenda publicación
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