Colaboración de Paco Pérez
Quedarán
en Nerja pocos espacios urbanos por los que no hayamos pasado o visitado en
alguna ocasión durante las muchas horas que dedicamos a pasear por sus
alrededores o por el interior. Pues bien, hoy voy a presentarles un lugar de
sus alrededores, está a la entrada del pueblo, si lo hacemos por la carretera
vieja de Málaga; habíamos pasado por allí infinidad de veces pero nunca le habíamos
ordenado a nuestra atención que le dedicara unos minutos. Un días lo hicimos y
después nos preguntamos cómo no nos habíamos dado cuenta antes de su presencia y
la única explicación que le encontramos fue ésta: [Unos metros antes de llegar
al lugar había, este año ya ha cerrado, un negocio dedicado al cuidado y a la
monta de animales: caballos, mulos y asnos.].
A
él acudían a diario las personas para subirse pero, cuando no había clientes, estaban
los animales sueltos en el interior del recinto, nosotros los observábamos y los
fotografiábamos. Cuando reanudábamos la marcha nuestra conversación giraba
sobre lo observado y, mientras lo hacíamos, yo iba guardando la cámara. Estas
acciones nos hicieron no descubrir que en el solar contiguo había una
exposición de “Muebles rústicos al zurro
pelao”.
¿Por
qué les he llamado así?
Porque
en Villargordo, partiendo de “zurro pelao”, se tendría que definir “Muebles rústicos al zurro pelao” así: [Muebles de exterior, para viviendas
rústicas, de fabricación casera que han sido hechos con herramientas
elementales, sin una línea concreta, aprovechando los materiales de deshecho
que hay en el campo y sin buscar al hacerlo el darle una finalidad concreta.].
Por
lo observado desde el exterior de la alambrada pudimos intuir que se usaron el motosierra,
la sierra, el serrucho y el martillo y los palos resultantes de la poda de los
árboles, las cuerdas, las puntas y algunos trozos de chapa metálica. Creemos que tuvieron el
cuidado de no quemar o vender aquellos palos que tenían algunas curvaturas.
Las
secciones en que estaban agrupados:
1.- BANCOS
PARA CERRAR ACUERDOS:
a)
En ellos se atendería a los visitantes que busquen comprar o vender animales o
productos del campo. Se les pone el asiento bien liso para que no se sientan
incómodos, aguanten bien allí y compren lo que buscan.
b)
En éste modelo suelen sentar a quienes tienen fama de inquietos y, para evitar
que se marchen en medio de las negociaciones, los cinchan a los aros traseros
con la excusa de hacer después un juego nuevo.
c)
Especial para atender a quienes no son de nuestros agrado porque en anteriores
tratos se mostraron sin corazón. Al sentarlos ahí se les indica con sutilidad que
su presencia resulta incómoda y porque así se les enseña cómo tienen que salir
de casa… ¡¡¡A zancadas!!!
d)
Usado en contadas ocasiones y sólo para un reducido número de visitantes,
aquellos que tienen unas particularidades muy definidas cuando negocian… ¡¡¡Son más perros que la mandíbula de abajo o
más flojos que un saco de humo!!!
Estas
gentes se quedan dormidas con suma facilidad mientras hablan y por eso los
brazos del sillón están curvados hacia abajo, así se les facilita el descanso a
sus brazos flojos mientras duermen.
2.- MESAS PARA
ATENDER A LOS VISITANTES INESPERADOS
a)
Usada cuando acaba un trato favorable, si se reúne la familia para una
celebración o cuando vienen conocidos.
b)
Muy adecuadas para atender a quienes no se lo merecen o cuando no hay que
disimular el poco empeño que ponemos en atenderlos. Las irregularidades del
tablero les obligará a tener en la mano lo que tomen y cuando dejen los vasos o
platos encima se les volcarán con facilidad y eso les hará salir corriendo más
pronto que tarde del lugar.
3.- SILLONES
DE SEGURIDAD Y CON RESPALDO REFORZADO
Muy
buenos para observar, desde el porche del cortijo, en las noches oscuras del
mes de agosto las Perseidas.
La
verdad, nunca preguntamos por los precios de los muebles expuestos y tampoco
las razones por las que están allí al aire libre y de manera permanente. No lo
hicimos porque nunca encontramos en la parcela a su propietario.
Lo
que sí es verdad es que hay gente con inquietudes de distinta índole y que lo
hacen, en la mayoría de las veces, para ocupar esos espacios de tiempo en los
que las personas se suelen aburrir porque no saben qué hacer. Quienes
logran estar en cada momento ocupados en algo se garantizan una mente libre de
preocupaciones, al menos, mientras lo están haciendo.
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