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miércoles, 9 de marzo de 2016

NUESTRO ENTORNO EN COMPAÑÍA DEL TERCER OJO

Colaboración de Paco Pérez
Paseo 2
La Naturaleza es muy sabia y también nos muestra a diario el camino que debemos seguir, lo que ocurre es que lo recorremos tan distraídos o estamos tan cargados de responsabilidades que pasamos de puntillas por lo que nos ofrece y no reparamos en sus mensajes silenciosos.



El día que tomé estas fotos me sugirieron esta realidad: [La almendra anciana mira con amor a las hijas que vienen detrás.].
Tal vez sea una idiotez el mensaje recibido, pensarán algunos jóvenes, pero la realidad de nuestros tiempos, y sobre todo a determinadas edades, es que en el pasado los ancianos convivían en el mismo hogar que sus descendientes, como las almendras de la foto. Éstas morirán, por ley natural, sin salir de su dulce hogar y lo harán cuando las inclemencias meteorológicas les pudran el rabo que las mantiene asidas a la rama, entonces caerán al suelo y con el paso del tiempo pasarán a formar parte de la tierra de donde nacieron, igual que ocurre con nosotros.
Seguí dándole vueltas a esta locura y me pregunté… ¿Qué ha cambiado en nuestra decadente sociedad para que no se dé ya ese ciclo vital tan bonito y necesario para las personas mayores de toda familia civilizada?
Pues que el estado del bienestar ha permitido que le sobre el dinero a la mayor parte de los mortales y eso ha facilitado que los miembros de las familias  estén próximos pero no revueltos. También nos encontramos con una realidad potenciadora de que  el mundo laboral no puede ser conciliado con la familia, normalmente, aunque ya hay logros.
De todo lo anterior se deduce que si los hijos no pueden atender a sus hijos y tienen que utilizan a los padres para que cuiden de los nietos entonces… ¿Qué ocurrirá cuando estos ancianos necesiten de los cuidados de sus hijos?
Que el barco se hundirá porque ya no habrá quien esté a su lado, es decir, atender a los padres en nuestros tempos es imposible y esta realidad es lo cotidiano.  
Volviendo a las imágenes podemos aprender que todos no tenemos las mismas condiciones para abordar nuestra alimentación. Veamos:
1.- Unos animales necesitan posarse en las flores para conseguirla:
2.- Otros lo hacen en vuelo sostenido y usando su larguísima lengua, no sé qué insecto es éste:


La gran lección que nos dan está en el acto de compartir los alimentos, lo que no hacemos los seres llamados racionales. La realidad es que hay alimentos para todos pero unos pocos se encargan de romper el orden que la Naturaleza nos enseña. Cuando el EGOÍSMO y la AMBICIÓN se instalan en las personas éstas las empujan a romper las normas más elementales de la vida. 

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