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jueves, 28 de abril de 2016

LOS APODOS DE VILLARGORDO

Colaboración de Paco Pérez 
Hoy vamos a iniciar esta nueva categoría temática, “Los apodos”. Todos sabemos que éstos no son algo exclusivo de Villargordo, los hay en todos los pueblos de España y, lo que los diferencia y los hace únicos, son las peculiaridad propias del lugar y de los personajes a los que se les puso en el momento histórico en que vivieron.
Espero que se interprete la intención como lo que realmente se intenta conseguir al publicarlos… ¡¡¡Que no caiga en el cajón del olvido esta rama de nuestra cultura local!!!

Sería un grave error pensar que buscamos reírnos de los personajes o rebajarles el aprecio y el respeto que se les tiene en el pueblo, todo lo contrario.
Mi agradecimiento sincero a las familias que, sin temor alguno, han aportado la información y el material fotográfico que se les muestra. Unas veces irán con fotos y otras no, todo dependerá de la buena disposición de ustedes, el mérito será vuestro y yo sólo una herramienta útil para conseguir el fin.
Quiero que, cuando pasen los años, se valore mejor lo que hoy se inicia y que se recuerde por ello al promotor de esta idea, mi buen amigo, Ramón Albao Carmona.

LOS PELAOS
Una mañana, en la cafetería, Ramón me preguntó:
- ¿Tú sabes cuál es el origen del apodo de la familia de mi mujer?
- ¿Cuál de ellos, los “pelaos” o los “guindillos”? –le pregunté.
– Los “pelaos” –me aclaró.
– Ni idea, jamás escuché el por qué se llama así a esta familia.
Ante mi respuesta Ramón retomó el protagonismo en el relato y dijo:
- El que recibió ese apodo, por primera vez, fue el ABUELO de Ana María.
Como eran seis hermanos y darles de comer cada día era una odisea para los padres pues los niños, cuando llegaba la hora de echarle algo al estómago, ya montaban el circo y cada uno le pedía a la madre una cosa diferente y, además, imposible que pudiera dárselo. Por ejemplo: Pan con chorizo o salchichón, pan aceite con azúcar o chocolate… La madre, como se sentía agobiada por la demanda de sus pequeños y por las limitaciones tan grandes que había en la despensa de la casa, intentaba solucionar el problema con una acción que pareciera a sus hijos cómica y que, a su vez, les sirviera para comprender que no se le podían pedir cosas imposibles de conceder. Ella lo solucionaba siempre igual, dándole un cariñoso cogotazo al que pedía esas cosas imposibles.
Un día, cuando le llegó el turno al abuelo de mi esposa, éste presenció lo que ya le había sucedido a los otros hermanos y le dijo:
- Yo quiero… ¡¡¡Pan pelao!!!
De esta manera se fue librando de la caricia materna, un día sí y el otro también, hasta que en uno de ellos se cabreo un hermano y le dijo:
- ¡¡¡Tú como siempre, “Pan pelao”!!!
Un tiempo después, antes de que empezara la función uno de los hermanos dijo:
- Mama, a nosotros unos “tolanos” y a éste lo de siempre, el “Pan pelao”.
Desde ese momento el apodo se lo fueron repitiendo los hermanos, de ahí saltó a los niños de la calle y, desde un tiempo después, la familia ya fue conocida en el pueblo, y lo es todavía, como “Los pelaos”.
Los miembros de esta familia están muy contentos con su apodo y hay pruebas que lo demuestran. Por ejemplo, Miguel Barriga Cobo:
Este nieto ha sido el que me ha suministrado la foto del abuelo “Pan pelao” y, a su vez, me relató este recuerdo:
Sabes bien que estuve viviendo en Cataluña muchos años por razones laborales y, como es lógico, allí también hicimos buenos amigos. Éstos, en dos ocasiones, decidieron venir a visitarnos.
Antes de seguir debo aclararte que, en aquellos años, todavía no estaban los móviles de moda, eran muy pocas las casas que tenían teléfono y por eso ocurrió esta conversación con ellos antes de que iniciáramos el viaje que todos los años hacíamos en verano. Ellos, preocupados, me preguntaron:
- Miguel, ¿cómo te localizamos cuando lleguemos a tu pueblo?
– Una vez que lleguéis a él preguntáis por “El Paseo” y aparcáis. Allí siempre hay gente y, al primero que os encontréis, le preguntáis:
- ¿Me puede decir dónde vive Miguel El pelao”? -les contesté.
- ¿Ya está? –insistieron.
– No os hará falta darles más datos míos, cualquiera del pueblo sabe dónde viven “Los pelaos” que ahora viven en Barcelona.
El día que nos visitaron comprobaron que se cumplió lo que les dije y se quedaron asombrados.
También opina como Miguel su prima hermana Francisca Barriga Mateos, la que es conocida como Paquita La pelá” o “La guindilla”. Ésta me manifestó que a ella le gusta mucho que le llamen “Pelá” y que el mote de “Guindilla” no le gusta tanto, prefiere que le llamen por el otro.
Pues, ya lo saben señores, a respetar desde hoy el deseo de Paquita, está en su derecho.


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