Colaboración de Paco Pérez
Villargordo entró con
decisión en el ropero de nuestro Municipio
el pasado 28 de abril para vestirse de gala y, cuando salió de él, ya llevaba puesto el traje, hacía juego con la
estación del año, de ahí el que ha lucido durante estos días:
Ayer,
día 8 de mayo, a las 14:00 horas se lo quitó pero no de manera definitiva
porque ha sido un hasta luego corto y después de descansar unos días se lo volverá
a poner otra vez, lo hará durante los días 20 y 21 de mayo.
Han
sido unas jornadas intensas en las que ha habido una gran variedad de
actividades:
1.-
Presentación de la propuesta cultural ante los medios de difusión, en el Diario Jaén.
2.-
Puesta en escena, día a día, del programa preparado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento
de Villatorres.
Rocío Berrio y su equipo de colaboradores han hecho, desde mi punto de vista, un trabajo muy bueno y por él los vecinos hemos podido
degustar un “Menú Cutural” amplio y
variado: Cuentacuentos; Talleres de “Cosmética Natural”, Trabajando el “Esparto”,
Ayudas para superar el miedo a hablar en público y Variedades Infantiles;
Encuentros Artísticos de Primavera; La “Tertulia de los Encuentros”;
Exposiciones y Teatro.
El
día 3 de mayo acudí con la cámara al “Pilar
Redondo” para asistir, como mirón, a las enseñanzas que se iban a impartir
en ese emblemático lugar de nuestro pueblo, en el “Taller de Esparto”. Los alumnos aprendieron conceptos y técnicas
elementales guiados por Juan Antonio
Moreno Jiménez “El de los Huertos”, artista espartero
local que tiene las alforjas cargadas de experiencia sobre la materia y que
tiene su domicilio familiar lleno de trabajos de todas las clases, unos de
tamaño natural y otros en miniatura. Ejemplo:
El
marco escogido fue una gran idea pero tuvo el inconveniente de haberse
programado para las 18:00 horas, nadie se percató al proponerlo que a esa hora
el lugar recibe un sol impresionante y que los asistentes no hubieran podido
aguantar durante la clase.
Cuando
me presenté en el lugar me enteré de que habían tenido que cambiar de aula, ocuparon
el “Pilar Redondo” por las razones
dadas y se trasladaron a otra nueva, próxima a la anterior, y situada junto a
las barandas del patio delantero de la casa de la familia conocida como “Los Zapateros”.
Durante
el tiempo que estuve con ellos presencié la enseñanza que les daba el amigo Juan Antonio, les instruía sobre cómo
hacer la “Jareta”. Veamos el desarrollo
práctico del “Taller”:
El
ambiente era muy agradable, los hubo de todas las edades y de ambos sexos, y,
parece ser, que todos recibieron del “Maestro
Espartero”, al finalizar, el P. A..
Todos
los días, si no ocurre nada extraordinario, suelo caminar con Mari por los alrededores de nuestro
pueblo. En uno de ellos, íbamos a primeras horas de la mañana por el lugar
conocido por todos como “Las eras del
Ejido Moya”, y allí estaba Juan
Antonio con su mazo de esparto bajo el sobaco izquierdo y haciendo labores
con esparto. Nos mostró la estampa típica del “espartero” villargordeño que tanto se prodigaba en el pasado por
las esquinas de las calles en los días de lluvia, la tome el día 31 de enero de
2012:
En
nuestro pueblo la cultura del esparto siempre estuvo muy presente, igual que en
otros pueblos de Jaén, porque ésta estaba ligada a los trabajos agrícolas de
antaño debido a que éstos necesitaban emplear útiles fabricados, con esta fibra
vegetal silvestre y de manera artesanal, por los mismos agricultores en esos
días de obligado descanso pero que ellos sabían emplearlos bien. Entonces era
frecuente escucharles que estaban haciendo “Pleita”, una cinta que trenzaban con esparto sin majar y cuya anchura variaba pues
estaba sujeta al tamaño del objeto al que estaba destinada. En mi niñez conocí,
por el uso que se hacía de ellos:
1.-
El “capacho”, una especie de saco
que se usaba para envasar la aceituna y transportarla en carros, burros o mulos
a las almazaras. Su capacidad era baja y, según comentarios de los
agricultores, no se podía transportar con ellos más de 40 Kgs.
2.-
La “espuerta” y la “esportilla mortera”. La segunda era
usada por las mujeres para recoger las aceitunas del suelo. Con la primera se
recogía la aceituna que caía limpia al desliarse por la “zaranda” y ya se vaciaba en los “capachos”.
3.-
Las “aguaderas” o “aguaeras”, eran usadas para acarrear el
agua, desde los lugares públicos, en los cántaros de barro con los animales o
las bicicletas. Se hacían para dos, cuatro o seis cántaros.
4.-
Los “serones”, una especie de gorro
militar gigante que era usado de manera contraria a aquel. La parte abierta
hacia arriba y en su interior se depositaban las cosas que se transportaban.
5.-
Los “esterillos” o “esteras”, fueron los antecesores de las
alfombras actuales pero en plan basto.
6.-
Los “salvamanteles”, sobre ellos se
colocaban las sartenes o los cazos después de salir del fuego para evitar que
tiznaran.
7.-
Los “soplillos”, para hacerle aire a
las candelas cuando había que iniciarlas o para avivar el fuego.
8.-
Las “sogas” y las “tomizas”. Las primeras se utilizaban
para sacar agua de los pozos o para amarrar las cargas de los carros y jumentos
y las segundas para atar las gavillas en la siega o cerrarle la boca a los sacos y “capachos”, como es lógico era de tamaños y grosores diferentes.
Quiero
recordar hoy, por tratarse el tema del “Esparto”,
a un personaje del que fui muy amigo durante la parte final de su etapa
villargordeña, hace ya bastantes años. Este señor se llamaba Agustín Martínez Saeta “Picatoste”, nació y murió en Linares,
vivió entre nosotros durante un largo periodo de tiempo y, siendo ya mayor,
regresó de nuevo a su pueblo y allí falleció. Agustín no tuvo hijos pero Dios le dio unos sobrinos muy buenos y a
un amigo al que quiso como a un hijo, Juan
Martínez Ramírez “El Tropezón”.
Lo
vamos a recordar porque una actividad del “Esparto”
es la fabricación de calzado para la época estival. Los ejemplares que se
producen y venden se conocen popularmente como “Esparteñas”, éstas tienen la suela de ese material y la parte
superior de tela y cuerdas.
Pues
Agustín tenía un par de ellas y,
como las trataban muy delicadamente, todos los años las usaba y estaban
impecables.
El
señor con gafas de sol, camisa blanca y brazos cruzados es AGUSTÍN.
Quiero
aclarar que la “jareta” es igual que
la “pleita”, pero elaborada con esparto “majado”, es decir, “machacado”
con un mazo de madera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario