Colaboración de Paco Pérez
LA PRUDENCIA, RESPUESTA ANTE LOS PROBLEMAS
Quién
no ha pronunciado o escuchado alguna vez esta frase: [Una imagen vale más que mil palabras.]. La publicidad explota a la perfección, desde hace años, la filosofía que
encierra… ¿Por qué lo hace? Porque el comercio
necesita vender sus productos y para conseguirlo con ella se lo muestra al
público mediante un “spot”, a diario,
en los medios. Que nadie piense que es un invento de nuestros días porque el
pueblo semita ya utilizó la imagen como
forma de comunicación y fue anterior a la palabra. También usaron este
lenguaje Dios y las personas que escribieron los textos bíblicos, siendo conocido
como “semejanza” o “parábola”.
Una
vez más, Jesús nos muestra en esta nueva entrega de “parábolas” la gran habilidad que tenía para idearlas, siempre, ajustadas
a las necesidades de quienes lo escuchaban.
Para
entenderlas mejor debemos partir de que Jesús les hablaba fijándose en la
problemática de las personas de aquel lugar y, además, en: El periodo histórico
en que se las enseñó, el siglo I; sus profesiones y las particularidades de
cada una; el ambiente que condicionaba su convivencia en el marco profesional,
familiar o social… Tomemos como ejemplo la “parábola” de “La cizaña”.
¿Por
qué ocurrirían los casos de trigales
con gran presencia de cizaña?
Jesús,
para enseñarnos qué debemos hacer en nuestra vida, nos muestra en este relato la
vivencia que aprendió de los agricultores cuando les aparecía en sus sembrados
esta semilla mala: Cuál era el mejor momento para eliminarla, cómo se debía
hacer y qué destino se daba al fruto de esa planta maligna.
Si
a un agricultor de entonces le aparecían plantas de cizaña en el trigal éste tenía
claro que un enemigo se las había sembrado. Ahora no suelen ocurrir estas cosas
pero en aquellos tiempos esta opción sí era posible… ¿Por qué? Porque debemos
saber que las personas o las familias tenían enemigos y la cultura de entonces
no favorecía arreglar esos problemas con facilidad sino todo lo contrario, es
decir, producían acciones para perjudicar a los otros. En esta parábola queda
clara la maniobra, siembran semillas malas en el trigal del vecino con el que
estaban enemistados.
Con
esta experiencia vital, tal vez, se nos hagan visibles estas realidades: Cómo conviven a diario el bien y mal; lo que debemos hacer,
dejarlos crecer juntos hasta que se puedan diferenciar; actuar en el momento adecuado, separándolos y sin cometer equivocaciones
y qué debemos hacer con el mal
cuando esté perfectamente identificado, separarlo
y destruirlo.
Cuando
Dios siembra en las personas la fe, a ésta, si cae en tierra fértil y es cuidada correctamente, puede ocurrirle
como a la “mostaza, crece y ayuda a quienes la tienen empujándolos a realizar acciones que se
manifestarán externamente pero nadie sabrá de dónde procede la fuerza de su
acción. La fe es la “levadura” que mueve a las personas a ponen
en práctica el mensaje de Jesús.
Dios es único,
cuyo poder enorme está sustentado en el principio de la justicia y, como soberano
de lo creado, perdona nuestros errores, desea que no dudemos de su poder, es muy
permisivo y nos deja hacer lo que deseamos. Con esta forma de proceder nos
quiere mostrar el camino que debemos seguir para ayudar a los demás y decirnos que,
si caemos, tenemos la obligación de arrepentirnos y levantarnos.
Sabemos
que el hombre es débil pero tendremos confianza en el Espíritu porque Él nos
conoce, sabe qué necesitamos y siempre se preocupa de interceder ante el Padre
por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario