Colaboración de Paco Pérez
La
figura del discípulo estuvo presente en todos los momentos de la historia porque
siempre hubo personas muy cultas que destacaron sobre los demás en los distintos
campos del saber: La medicina, las matemáticas, la filosofía, la religión… Esa
realidad hacía que acudieran hasta ellos quienes deseaban recibir sus
enseñanzas. Jesús perteneció a ese
grupo de seres extraordinarios que atraían desde el primer momento a personas de
todos los lugares y de todas las clases sociales, ocurrió así porque decía y
hacía algo diferente a lo que ellos estaban acostumbrados.
Entre
Él y los maestros que dejaban huella siempre hubo cosas comunes y otras diferentes:
1.-
Tuvieron en común que como maestros enseñaban y estaban rodeados de discípulos.
2.-
Se diferenciaron en que Jesús profetizó, curó a los enfermos y eligió
a sus discípulos pero los otros maestros no siguieron este camino.
En
la Biblia podemos encontrar la
veracidad de estas afirmaciones, la encontramos en estos hechos históricos:
a) Jesús LLAMÓ
a
Pedro, Andrés, Santiago y Juan; a Leví, el recaudador de impuestos, y al hombre
rico.
Hemos
dicho que antes, y ahora, los hombres que deseaban aprender acudían a los
hombres de ciencia para ser sus discípulos a fin de que los instruyeran pero con
Jesús no ocurrió lo mismo porque fue
Él quien los eligió. Cuando los cinco primeros recibieron su invitación la aceptaron
de inmediato y lo siguieron pero el “hombre
rico” no lo siguió cuando se lo propuso, éste dio más importancia a los temas materiales que a la consecución del Reino.
b)
Seguir físicamente a Jesús nos acarrea unas decisiones muy duras pues tenemos
que abandonar la casa, la familia y el
trabajo porque al no hacerlo así no podríamos llevar una vida libre y sin las cargas
de la materialidad y el egoísmo.
En
Mateo 10, 37-39 se nos confirma lo
anterior:
[En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
- El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que
quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge
su cruz y me sigue no es digno de mí.].
c)
Jesús trató a sus elegidos de frente y por eso les advirtió que seguirlo llevaba
aparejada la posibilidad de verse afectados por diversos peligros. Ejemplos:
-
Salvar o perder la propia vida.
Él
cargó con su cruz y con la de los demás, pero los hombres lo mataron… ¿Qué
solemos hacer los hombres que vivimos en este mundo materializado?
Muy
pocas personas abandonan totalmente
los bienes materiales con los que sostienen
su bienestar, la familia y sus proyectos de futuro. La mayoría seguimos
aferrados a ellos y lo justificamos con diversos alegatos que enmascaran la
realidad, nuestro apego a lo terrenal.
-
Soportar el rechazo de la propia
familia.
El
enfrentamiento con ella sucede porque estamos acostumbrados a vivir unidos y, al
seguir a Jesús, nos separamos del grupo por lo que se cortan las relaciones habituales
y se crea un fuerte malestar porque perdemos la dependencia emocional y
económica que a diario recibíamos de ella.
Jesús proponía a sus discípulos la condición de abandonar la propia
casa, por eso los prevenía de los problemas que tendrían con la familia por
ello. Lo que les anunciaba era el fruto de la experiencia que él mismo había
vivido con la suya. El ejemplo lo encontramos hoy en Marcos 3,31-35:
[Llegan
su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha
gente sentada a su alrededor. Le dicen:
- ¡Oye!, tu madre, tus
hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.
Él les responde:
- ¿Quién es mi madre y
mis hermanos?
Y mirando en torno a
los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice:
- Estos son mi madre y
mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y
mi madre.].
La
madre y los hermanos de Jesús se sienten rechazados por Él cuando, a mi
entender, lo que hizo fue seguir con su labor evangelizadora y, por respeto a
quienes le escuchaban, siguió de manera responsable sus enseñanzas… ¿Lo haríamos
nosotros igual que hizo Él y en situaciones similares?
En
este caso, ni su propia familia lo comprendió pero Jesús se mostraba así de radical
cuando enseñaba el camino a sus discípulos… ¡Tenían que dedicarse por completo a Él y a su misión!
El
profeta Eliseo se nos presenta como
un ejemplo de hombre religioso, digno de ser conocido y analizado. Por un lado
tenemos el comportamiento que debió tener con las personas, ahí se fijaría la
señora que lo acogió en su casa para verlo como un hombre de Dios; se lo
comentó al marido y acordaron que se alojara en su casa cuando visitara su
poblado.
La
respuesta de este matrimonio al
acogerlo se ajustaba a lo que Dios desea
que hagamos con los necesitados: [El que abre sus puertas
al viajero las tiene abiertas para el encuentro con Dios.].
Eliseo actuó en
nombre de Él y les regaló la dicha
de ser padres, a pesar de sus particularidades, porque se lo ganaron al cumplir
con: […el que os recibe a
vosotros, a mí me recibe… el que dé de beber…].
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