Colaboración de Paco Pérez
LA FE GUIARÁ NUESTRA RESPUESTA
Abrahán fue llamado
por Dios para hacerle unas propuestas,
él supo escucharlo y le respondió como Él
deseaba porque su fe lo guió.
Las
pruebas que la vida nos presenta
debemos resolverlas las personas y no debemos olvidar que, como en el caso de Abrahán, la respuesta que daremos siempre
estará ligada a la FE que tengamos. Él se la probó y no le falló… ¿Son
nuestras pruebas más grandes que la de Abrahán
para que le fallemos a Dios con
tanta frecuencia?
Debemos
recordar que antes de la prueba definitiva Dios
ya le había puesto otras: Tener que abandonar
su casa para ir al lugar que Dios
le propuso; recibir el anuncio del
nacimiento de un niño, sabiendo él que su esposa Sara era muy mayor y que
sería tan grande su descendencia como las estrellas del cielo y las arenas
del mar.
Si
Abrahán no dudó en sacrificar a su
hijo… ¿Iba a dudar el Padre e
impedir que el suyo, Jesús, muriera
si de la PRUEBA presentada a Jesús en el huerto y la aceptación del
SACRIFICIO por Él se derivaría
la salvación espiritual de los
hombres?
De
las palabras del apóstol se puede
deducir que la muerte de Jesús fue
programada por el Padre para nuestra
salvación y que nadie será condenado porque el gran sacrificio realizado tenía esa
finalidad. No me entra en la cabeza que sea así de sencillo porque… ¿Qué sentido tendría entonces estar
pendientes de superar las PRUEBAS que se nos presentan?
Hoy,
se nos muestra a Dios con los brazos
abiertos y no tengo motivos para dudar de ello porque consintió que Jesús
muriera pero no tengo otro remedio que pensar en aquellos años de mi niñez cuando
ese mismo Dios me fue presentado
como un juez inflexible, de cinto o
vara en mano, que premiaba o castigaba según nuestros actos.
¿Cómo es posible que los años me hayan
permitido escuchar de quienes nos predican dos caras opuestas del mismo tema?
Tal
vez sea porque como la grandeza de Dios
es enorme pues nos consiente a los hombres opinar o hacer afirmaciones sobre
temas que no comprendemos o no conocemos, en este grupo me incluyo.
Con
el paso del tiempo el hombre sencillo, Abrahán
también lo era cuando Dios le puso a
prueba su fe, vuelve a tener pruebas para mostrar su fe. En esta ocasión el
formato es diferente porque Jesús había
entrado en escena y les predicaba una doctrina que cambiaba las formas
tradicionales de entender el hecho
religioso y las relaciones humanas. No
hay duda de que su aparición estuvo acompañada por el éxito pues les hablaba con estilo tan sencillo que
lo entendían todos y, además, haciendo
cosas que escapaban del poder humano, cuando los curaba y les daba de comer.
Un tiempo después Jesús se percató
de que esas acciones atraían a las personas por lo que les daba pero no por la
comprensión real de quién era Él y qué
buscaba con lo que hacía, hasta el punto de que
no lo habían asimilado ni quienes lo acompañaban a diario, los discípulos. Por esta razón, Jesús subió al monte con Pedro, Santiago y Juan… ¿Por
qué les concedió a éstos el privilegio de asistir al acto de la Transfiguración?
Lo
acompañaron porque ellos eran quienes más resistencia habían ofrecido, dentro
del grupo de discípulos, a la recepción del mensaje a pesar de haber
presenciado los hechos portentosos. La realidad es que lo identificaban como el
Mesías pero no en el plano
espiritual porque ellos esperaban que fuera un guerrero poderoso que los librara
de la opresión de los romanos. Al estar junto a Jesús en el monte, ellos fueron testigos del momento en el que la
identidad de Él se reveló a los
hombres, hecho extraordinario que los fascinó y que contribuyó a que les aumentara,
de manera definitiva, su fe en Dios.
Ese
acto los llevó a dejar de hacer lo viejo, a comprender qué esperaba a Jesús como consecuencia de la misión
que traía, qué debían hacer y las consecuencias que les sobrevendrían por ello
y que, además, tendrían que guardar silencio sobre la revelación presenciada.
La Transfiguración nos debe llevar a un
comportamiento práctico en el que seamos empujados a mostrarnos solidarios con
la necesidad del que padece y a denunciar la injusticia que hace padecer al
débil y triunfar al fuerte, a vivir con sencillez y alejados de la ostentación,
a no acceder a puestos de poder para servirnos sino para ayudar al que realmente
lo necesita…
No hay comentarios:
Publicar un comentario