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domingo, 25 de marzo de 2018

EL EGOISMO DEL HOMBRE


Colaboración de Paco Pérez
SIGUE CONDENANDO AL JUSTO
El comportamiento humano casi nunca fue el adecuado porque antes de Jesús, cuando Él vivía y después genera crueldad e injusticia y entonces el fruto de él ocasiona a otras personas situaciones complicadas que desembocan en pruebas difíciles de resolver y quienes son zarandeados de manera injusta tienen que decidir qué postura deben adoptar ante la disyuntiva presentada: Violencia o no beligerancia.

La sociedad vive instalada en un modelo de convivencia que está dominada por un comportamiento violento que ha sido la consecuencia lógica del egoísmo tan grande que rezumamos y también por la ausencia de principios básicos, ambas influencias actúan sobre él de acelerador y no de freno. Si tuviéramos una formación sólida y unos principios humanos serios entonces no seríamos egoístas sino abnegados y, al ser así, cuando recibiéramos acciones malas no responderíamos con violencia sino con comprensión, amor y paciencia. Este planteamiento sólo será posible hacerlo si tenemos confianza plena en el Señor y entonces, empujados por ella, aceptaremos el sufrimiento que nos causen los golpes de la vida y después lucharemos para superar las pruebas y ofrecérselo a Él.
Para clarificar lo dicho debemos viajar hasta los últimos momentos de la vida pública de Jesús y entonces comprenderemos mejor que quienes tenían el poder religioso y político en aquella sociedad, manejando los hilos de la injusticia, juntaron de manera interesada un dossier repleto de temores y mentiras contra Jesús y lo convirtieron en un personaje peligroso. Cuando eso ocurre la persona elegida es zarandeada por culpa de los intereses particulares que promueven el linchamiento y no porque el señalado sea realmente peligroso.
Jesús, por hablar con la verdad y por denunciar las irregularidades que se daban en el Templo, fue señalado por los responsables religiosos de Jerusalén porque temieron que Él los llevara a una situación de desventaja y perdieran su posición de privilegio. Desde el momento que comprobaron la aceptación que tenían sus palabras y cómo lo seguían las multitudes todos los movimientos que hicieron fue para matarlo pero… ¿Cómo lo hacían sin que el pueblo los señalara como culpables después de su muerte?
Para conseguir su objetivo manipularon a Pilato vendiéndole la mentira de que Jesús era un peligro para Roma pues si se había atrevido a actuar contra el Templo igual lo hacía también contra los romanos. Pilato sabía que los responsables del poder religioso acusaban a Jesús con falsedades para cuidar su posición pero como responsable del Imperio no podía dar la espalda a una realidad que podía presentarse en cualquier momento y afectarle a él, pensaba en los posibles incidentes que se pudieran ocasionarse por culpa de sus predicaciones.
Quienes ostentan el poder sólo se preocupan de su situación personal y hacen lo que tengan que hacer, aunque sea una incorrección, para que nadie los mueva de su situación de privilegio. Por actuaciones de este estilo los inocentes son condenados, Jesús, y los delincuentes, los poderes religiosos y políticos, quedan como hombres buenos… ¡¡¡Así se gestó la muerte de Jesús!!!
Después de aquella realidad Pablo animaba a las personas a que abandonaran las costumbres rancias de los hombres, esas que les hacen presumir de lo que son o poseen, porque si lo lograban podrían adoptar la postura que practicaba Jesús. Éste, siendo quien era, prefirió llevar una vida de esclavo porque así nos enseñó que quienes se ensalzan serán humillados y los que se humillan serán ensalzados.
Este es el verdadero camino que debemos seguir los hombres, el que nos regaló Jesús y que Pablo asimiló para seguir su enseñanza.

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