Colaboración de José Martínez Ramírez
I
Hoy,
el viento me trae
el
olor a rosas
que
envolvía tu cuerpo.
Tus
ojos, dos lagos de fuego
que
enfría el mistral,
forman
gotas de rocío
para
tus labios de fresa.
II
Me
acosté anoche a las tres
y
me desvelé a las siete.
Fuera
llovía sobre los tejados,
y
yo, con mis ojos ajados,
besaba
la mano de mi mujer.
Ella,
abrazándome entonces…
¿Qué
haces? - me preguntó.
Ahogando
el llanto,
yo
seguí callado porque…
¡La mano que besé era de
otra mujer!
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