Colaboración de Paco Pérez
Las
lecturas, una vez más, nos muestran cómo
manifiesta Dios a las personas el
camino a lo largo del tiempo.
Moisés, inspirado por Dios, comunica al pueblo de
Israel las normas que debían respetar y cumplir para que, llegado el momento, pudieran entrar en la tierra
que les tenía prometida el Señor.
También les pidió que no dejaran de guardar
los mandamientos recibidos y que realizaran su aplicación práctica pues
así serían sensatos y sabios, cualidades que le serían
reconocidas por las gentes de otros pueblos pues ninguno de sus dioses tenía
capacidad de estar tan cerca de ellos cuando lo necesitaban y de regalarles
leyes tan justas como lo estaba el Señor.
Pasaron
los años y el pueblo judío convirtió las
costumbres y tradiciones en preceptos
religiosos de obligado cumplimiento, “lavarse
las manos antes de comer”.
Los
fariseos, muy pendientes de lo tradicional,
echaron en cara a Jesús que sus discípulos no guardaban esa norma. Él los reprendió acusándolos de fijarse
sólo en lo externo de las cosas, lo que venía de la tradición humana, y no dando importancia a lo que sí la tenía, cumplir
con los mandamientos que venían de Dios.
En
nuestros tiempos pasa igual, damos mucha importancia religiosa al ir en
peregrinación a ciertos lugares, viajar a las romerías, acompañar a las imágenes
en procesión pero… ¿Estas actividades
son religiosas o tradiciones?
Considero
que son actos tradicionales y que no tienen nada que ver con el mensaje de Cristo pues no comprometen a quienes
participan nada más que a acompañar a la imagen que da nombre al evento y, cuando
se acaban, al día siguiente ya dejan el cumplimiento con los preceptos de Dios para otros o más adelante.
Pablo nos enseña que
todo lo bueno y lo perfecto nos
viene del Señor, el Padre de todo. Él, como es inmutable, siempre mantiene una línea estable y nunca
pasa en su actuación por periodos de oscuridad. Eso le hace ser transparente cuando nos muestra la palabra que nos señala el camino que debemos seguir y nos pide que la pongamos en
práctica porque si nos limitamos a
escucharla nos estaremos engañando.
Él pide que seamos
coherentes con nuestros principios cristianos
aplicando lo aprendido, es decir, mostrándonos
solidarios con quienes estén acosados por los problemas y sin ofuscarnos con
aquello que nos ofrece el mundo como bueno para apartarnos de la verdad.
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