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sábado, 16 de febrero de 2019

LOS POBRES Y JESÚS


Colaboración de Paco Pérez
¿SIGUE IGUAL EL PROBLEMA O HA MEJORADO?
Cuando viajamos a diario, a veces, el camino que llevamos se nos bifurca y entonces nos veamos obligados a detenernos bruscamente para indagar y averiguar cuál es el que debemos tomar antes de continuar para no equivocarnos… ¿Procedemos siempre así?
Para orientar a las personas de su tiempo, Jeremías intentó abrirles los ojos aconsejándoles que no confiaran demasiado en los hombres y, sobre todo, que no se acercaran demasiado a quienes tenían propiedades y poder. Les mostraba esta realidad porque sabía que si no escuchaban sus consejos sólo conseguirían agarrarse a las cosas terrenales y apartarse de Dios.

Para convencerlos de que necesitaban cambiar les habló así: Quienes viven rodeados por la aridez del desierto padecen las consecuencias extremas de ese medio y, por la misma razón, quienes se alejan de Dios después se sienten desorientados.
En el lado opuesto están quienes tienen a Dios cerca, a éstos les ocurre como a las plantas que viven junto a una corriente de agua, crecen con facilidad y no temen a los periodos de sequía.
Él tenía claro que Dios facilita las cosas a quienes se le acercan.
Pasaron los años y la sociedad en que vivió Jesús seguía teniendo los mismos problemas religiosos, económicos y políticos en su entorno. Durante los años que pasaron de nada le sirvieron al pueblo las advertencias de Jeremías y eso nos demuestra que los tiempos y las personas serán diferentes pero los problemas que antes azotaban a la sociedad siguen presentes en ahora.
No han cambiado porque no hemos escuchado el consejo de detenernos en las bifurcaciones cuando tuvimos que hacerlo. Nos era más cómodo continuar por la ruta del EGOÍSMO, el culpable de todo. Después vimos que la acumulación de RIQUEZA nos daba seguridad, bienestar, vida cómoda… Con estas premisas ese camino se ha convertido en la ruta habitual de muchos y así, sin darnos cuenta, se han levantado con estas prácticas vías que sólo son transitables para unos pocos. La situación creada ocasiona que la mayoría sólo pueda hacerlo por otras que están llenas de peligros y dificultades pero no pueden elegir desde que fueron empujados por las prácticas egoístas de la riqueza hasta una situación de POBREZA extrema, la que cada día afecta a más personas.
¿Qué legado dejarán al morir quienes practicaron durante su vida el insano deporte de acumular “riqueza”?
Un “capital” que será tangible porque puede ser cuantificado por sus equipo contables pero… ¿Es tangible la “pobreza” que ocasionaron con su irracional y enfermizo deseo de acumular? ¿Se puede cuantificar el número de personas que mueren cada día por no poder comer o dormir dignamente debido al desequilibrio que ocasionan a diario estos personajes con sus movimientos bursátiles?
En tiempos de Jesús los representantes de Roma agobiaban a las personas con sus impuestos, les ocasionaban el no poder pagarlos, entonces vendían los campos con los que se alimentaban, tenían que asalariarse para seguir viviendo mal, otros pasaban a la indigencia, las viudas tenían que hacer lo que no querían para sustentar a sus huérfanos…
Jesús les habló de las diferencias sociales que afectaban a las personas de su tiempo, les anunció que después todos iríamos a la presencia del Padre y que quienes aquí vivieran en la opulencia, rieran y fueran saludados al pasar por la posición social que tenían cuando viajaran al Reino allí se cambiarían los papeles.
¿Merece la pena luchar porque la sociedad rectifique sus errores y todo cambie?
Creo que sí y en Pablo encontramos la respuesta cuando nos recuerda que la resurrección de Cristo es una verdad que no debemos poner en duda porque, si lo hacemos… ¿Qué sentido tendría nuestra lucha por lo correcto ahora si después no encontráramos allí la respuesta al sacrificio terrenal?
Les hizo este planteamiento porque algunos dudaron de que los muertos resucitaran y él les razonó que si eso era así entonces Cristo tampoco resucitó, los muertos seguirían con sus pecados y la creencia que tenemos sobre lo que nos espera después de morir en el Reino junto a Él quedaría sin final feliz.




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