Colaboración de Paco Pérez
Jesús resucitado estuvo conviviendo con los apóstoles y discípulos
hasta que "subió" al cielo
y a ese momento histórico extraordinario le llamamos la “Ascensión”.
El
libro de los “Hechos” nos habla de
lo que Jesús hizo durante los 40
días que estuvo junto a ellos para que aprendieran qué debían hacer antes de
que Él “subiera” al cielo. Esta preparación
final se interpreta como un período de
tiempo necesario para que
completaran su formación y después, con una mejora sensible en su “fe”, se lanzaran sin miedo a dar
testimonio de lo que habían visto y oído.
Hablar
del tiempo que transcurrió desde la “Resurrección”
a la “Ascensión” es lo de menos, lo
importante es que ellos fortalecieron su “fe”
con la presencia de Jesús entre
ellos, experimentaron un cambio profundo en su actuar y después siguieron por
el camino que Él les enseñó.
Después
de la “Ascensión”, el Espíritu Santo continuó junto a ellos
para guiarlos y ellos empezaron a trabajar para que con sus palabras y
testimonios la doctrina cristiana se extendiera por Israel y otros lugares.
Ha pasado
el tiempo pero Jesús sigue presente
entre los hombres gracias al Espíritu
que sigue orientando nuestros pasos para que alcancemos el triunfo final y,
según los expertos, así es como debemos interpretar el extraordinario "misterio"
de la “Ascensión” de Jesús. Con ella
se cumplieron estas afirmaciones: “Que era Hijo de Dios” y "El que se humilla será ensalzado…".
Cuando
miraban aturdidos hacia donde había desaparecido dos ángeles se acercaron
hasta ellos les comunicaron un mensaje,
está en Hechos 1, 10-11: [Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se
les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
- Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El
mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto
marcharse.].
Si
asociamos estas recomendaciones de los ángeles
con el recuerdo de lo que hacía Jesús
cada día entonces comprenderemos que mirando al cielo no arreglamos los
problemas del prójimo pero si caminamos como Él nos enseñó entonces acertaremos y seremos bien recibidos en el
cielo. Para lograrlo deberemos trabajar por
la paz y los pobres, ayudar a los
que se juegan la vida por los hermanos,
respetar los derechos de los hombres y su libertad, ser justos y ser testigos… Quienes lo hagan
tendrán que enseñar todo lo que sucedió desde el bautismo de Juan hasta la “Ascensión de Jesús”.
¿Estamos convencidos de que este es el
camino?
Si
estamos convencidos trabajaremos intentando cambiar nuestro comportamiento y
sólo así nuestra fe “nacerá” de la aceptación de este
testimonio, “crecerá”, nos “empujará” y nos “guiará”.
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