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jueves, 26 de septiembre de 2019

LA HIGUERA DE “CARAPALO”



Colaboración de Paco Pérez
Los hechos de este relato ocurrieron en los primeros años de la década de los cincuenta, estaban dormidos y han despertado por el deseo de uno de sus protagonistas, Juan José Castillo Mata “El Espartero”.

En aquellos años un grupo de amigos se reunía a diario en los descampados del Cementerio para jugar y planificar sus travesuras. Los componentes del grupo eran: JuanilloCarapalo”, TobalicoLulú”, el “Minero Seco”, JoséMaino o Pololo” y Juan José El Espartero.


Una mañana estaban en el EjidoPanteón” hablando y decidieron comentar la travesuras que iban a realizar ese día.
Tomó la palabra Juanillo y les dijo:
- Hoy vais a ir a mi casilla para coger los higos de la higuera de mi papa pues estoy hasta los cojones de comerlos todos los días en el postre.
No quedó muy convencido Tobalico y le dijo:
- Juanillo, tu papa nos conoce y como nos vea estamos perdidos.
Él respondió diciéndonos lo que teníamos que hacer:
- No hay peligro si os acercáis cuando yo os diga. Mi papa se acuesta a echar la siesta, todos los días, desde las dos hasta las cuatro y en esas dos horas os sobrará tiempo para coger todos los higos… ¡Que no dejéis ni uno!
Se despidieron y cada uno se fue a su casa, Juanillo a la casilla y al llegar le dijo a su padre:
- Papa, vengo del pueblo y me he enterado que unos zagalones van a venir a quitarnos los higos. Lo mejor es que no eches hoy la siesta y los esperes.
– ¿Tú cómo te has enterado? –le preguntó su padre.
– Al pasar por el Cementerio escuché que uno decía a los otros: Tenemos que ir en la siesta a por los higos que hay en una casilla que está en medio de las olivas, cerca del río y del camino que va para “El Baldío”.

Al escuchar las palabras de Juanillo, su padre le dijo:
- Yo creo que se referían a nuestra casilla. 
– Eso mismo pensé yo y por eso te he dicho lo de la siesta -le contestó el hijo.
– ¡Pues que se preparen, hoy no voy a echar la siesta y los voy a esperar escondido!
Los "roba higos" acordaron salir del pueblo a las una, así estarían en la higuera a la hora de la siesta y al padre de Juanillo lo pillarían soñando con los angelitos.
Cuando llegaron al lugar se dirigieron a las higueras, de puntillas y sin armar ruido, pues éstas estaban en una cañada próxima, al lado de ellas también había un granado y un pozo-noria.
Como estaban algo alejadas de la casilla nos sentíamos seguros y tranquilos pues sólo se escuchaba el cansino cante de las chicharas y como el padre ya estaría echando la siesta pues nos pusimos a cogerlos cuando llegamos a ellas, todo estaba saliendo como nos dijo Juanillo. Estábamos muy felices debido a que nos íbamos a llevar un montón de higos sin sobresaltos, todo lo contrario de lo que nos ocurrió cuando visitamos otras higueras pues en esas otras ocasiones siempre nos habían descubierto cuando estábamos en plena faena.
Estábamos en la higuera cogiendo, el padre de Juanillo salió del granado con una gancha en la mano, Tobalico lo vio venir, dio la voz de alarma y salimos espantados hacia el Guadalquivir, lo mismo que hacen los tordos de una bandada cuando están en las cañas de Zamorita y un cazador pega un tiro en los alrededores.
Cuando estuvimos a una buena distancia de “Carapalo” nos sentamos junto al río para refrescarnos, empezamos a darle vueltas a lo que había ocurrido y José dijo:
- No está mal, a las dos su papa echaba la siesta… ¡Y nos estaba esperando el cabronazo con una gancha más grande que el campanario!
Dijimos muchas cosas de Juanillo pues estábamos muy cabreados con él por habernos engañado y, la verdad, aquella tarde todos teníamos mucha gana de encontrarnos con él al día siguiente para darle las gracias por los higos y, de paso, para soplarle un par de patadas en el culo.
A la mañana siguiente todos estábamos en el lugar de costumbre y lo vimos venir. Cuando estuvo cerca comenzó a reírse con gran fuerza, a nosotros nos dio también por dar carcajadas, después nos sentamos en el suelo como si no hubiera pasado nada y cuando estábamos tranquilos, el muy sinvergüenza, nos hizo esta pregunta:
- De los cuatro… ¿Quién fue el que corría más rápido delante de la gancha de “Carapalo”? 

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