Colaboración de Ramón Albao Carmona
El
aire frío, el cielo gris de color plomo, como un buen Febrero, y “El Paseo”
vacío.
En
la churrería sentaditos, al aroma de un café y el olor de la bandeja que lo trae,
como buen churrero, el amigo José.
Sobre
la mesa las noticias del día, la charla matinal y, cómo no, con los amigos del
sombrero… ¿Que somos pocos en la peña?
Ya
llegará otro invierno y aumentará porque no hay mejor prenda para calentar la
sesera como el sombrero.
En
ella cogemos todos: El del kiosco o el frutero, el que reparte la leche y
también el butanero… ¿Por qué?
Porque
da lo mismo que seas jubilado o que seas estanquero pues
sólo
queremos alegría y no jaleo… ¡¡¡Y que te pongas un bonito sombrero!!!
Igual
da que sea de tela, igual da que sea de fieltro, el de Juan es de cuadrillos,
el de “Chinda” muy moderno, el de Paco y Ramón azul oscuro marinero…
¡¡¡Vamos,
que el sombrero le cae bien a un gitano del mercadillo o a un renombrado
torero!!!
Y
digo yo que, como soy bastante sincero… ¿Y si formamos una peña en la casa del
Sr. Luciano, el churrero?
Y,
si no lo veo claro, de rodillas pido al cielo que no me quede calvo si no tengo
para la cabeza un sombrero.
Como
dijo mi amigo Keyser:
Si
quieres saber algo más de mí,
pregúntale
a mi sombrero,
él
sabe lo mucho que sufrí
y
el pensamiento es muy puñetero.
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