Colaboración de Paco Pérez
¿QUÉ CELEBRAMOS LOS CRISTIANOS?
Los
cristianos recordamos, en estas fechas, que Jesús nació en Belén de Judá. San Francisco
de Asís,
en 1223, tuvo la idea genial de recrear, en una cueva de Greccio (Italia), un belén o pesebre con elementos reales para que los asistentes
comprendieran con más facilidad qué sucedió en la que nació Jesús: Lugar, ganado, suciedad, heno, paja, frío, lumbre, poca
gente…
Con
el paso de los años su buena intención quedó reducida al montaje de belenes en los
templos y domicilios y, quienes los ven, hablan de la belleza de las figuras y
no de lo que pretendía San Francisco.
Desde
que el mundo existe la humanidad ha sufrido todo tipo de adversidades y por
esos padecimientos continuos, al no comprender la realidad de la vida, las
personas se han atrevido a preguntarle a Dios…
¿Por qué me haces esto?
Él
nunca se inmutó ante estos comportamientos y hace dos milenios, cuando consideró
que había llegado el momento, desencadenó los acontecimientos históricos que culminaron
con el nacimiento de Jesús y le
permitieron a Él responder en
silencio a las doloridas preguntas de los hombres. Leemos Lucas 2, 1.14:
[En aquel tiempo salió un decreto del emperador
Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo
que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada
cual a su ciudad.
También José que era de la casa y
familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de
David que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba
encinta.
Y mientras estaba allí le llegó el
tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos
pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un
ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y
se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: No temáis, os traigo la buena
noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha
nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis
un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto en torno al ángel,
apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.].
Cuando
nace una persona la familia se inunda de alegría
y felicidad, no podemos negar esta evidencia y, en el texto, el ángel les
anunció el hecho ocurrido y los animó a estar felices.
¿Por qué les habló así?
Porque
el silencio que Dios mantuvo ante
las preguntas acusatorias de las personas se tornó en respuesta con el nacimiento de Jesús…
¿Cómo debemos entender ese hecho
histórico?
Jesús fue hombre y Dios, al nacer asumió el dolor
de la vida por el que los hombres clamaban a su Padre, así nos comunicó que
Él conocía perfectamente lo que era
ser persona y que vino para darnos ejemplo de cómo debíamos caminar por este
mundo de locos.
Los
hombres intentan explicar los misterios
con palabras bonitas que no demuestran nada pero Dios sí lo hace de manera práctica cuando en Navidad nos habla y nos los recuerda. En Juan 1, 14 podemos
leer: [Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros y hemos visto su
gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.].
Partiendo de aquí Jesús nos enseñó que Él,
como hombre, sufrió como nosotros y que tuvo dudas. El mejor ejemplo, para mí,
está en Lucas 22, 42:[Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya.].
Es evidente que Jesús, el Niño que era Dios, nació y vivió como cualquier otra
persona. Por esa razón no debemos tratarlo como un ser tan elevado al que no
podemos llegar sino como alguien igual y cercano a nosotros.
Para
algunas personas estas fiestas de Navidad no son agradables porque sus circunstancias
personales son anormales: Están solas y la soledad les hace que se les caiga
encima el mundo, padres e hijos que viven alejados por razones laborales,
familias afectadas por las rupturas de pareja o por los enfrentamientos que se originan
con los egoísmos… En estos días los recuerdos agradables de otros momentos del
pasado nos hacen desear que todo cambie para que podamos vivir felices en un
mundo más humano.
La realidad es que tenemos lo que nos merecemos
porque, al comportarnos cargados de egoísmo y sin planteamientos morales, hemos
apartado a Dios de nuestras vidas y
por eso estamos atascados en una celebración en la que estamos más pendientes
de los regalos y de la gastronomía que del mensaje que nos
regala la Navidad sobre el Niño Jesús… ¡Se hizo hombre y vino a sufrir como nosotros para salvarnos!
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