Colaboración de Paco Pérez
RECUERDOS INOLVIDABLES
Capítulo I
Hace
años, por necesidades laborales, tuve que comprar un ordenador y comenzar a dar
mis primeros pasos por la virtualidad. Un tiempo después, con personas
conocidas o amigas, intercambiaba el e-mail
y comenzaron a entrar en “Bandeja de
entrada” archivos en PPS y PPT. Como es lógico, todo lo que
entraba no era bello pero algunos sí eran maravillosos y comencé a guardarlos etiquetados
en viajes, historia, arte, humor, religiosos... Así empleaba mis ratos de ocio.
La
contemplación de estas maravillas me enganchó tanto que decidí aprender la
técnica de su montaje, fue una decisión estupenda porque viví una de las etapas
más inolvidables de mi vida pues para conseguirlo comencé aplicando la técnica
de los mecánicos antiguos en el taller, enderezando
lo torcido a martillazo limpio. Como unos trabajos venían en PPS y otros en PPT pues, de manera casual, aprendí que esas letras eran “extensiones” diferentes y también que
la “S” servía para poderlo ver, al
abrirlo, en presentación automática y la “T”
en modo manual, una a una, siendo ésta última modalidad la que tenía que
emplear para el montaje. Lo que me costó más trabajo conseguir fue el lograr
insertarle la música pues no sabía que las piezas válidas estaban grabadas en un
formato concreto y que por esa razón todos no servían para los trabajos en Power Point. Al que hice le inserté, de
mis archivos, música en MP3 y me ocasionó
un disgusto gordo porque, grabado en un pendrive,
me lo llevé al Colegio para presentarlo en sociedad a los “colegas”… ¿Qué ocurrió al
mostrárselo?
Los
textos, la temporalidad fijada a las diapositivas, los efectos de sonido… Todo
eso funcionó muy bien pero la música no se escuchaba. Intrigados, comenzamos a opinar
sobre las posibles causas que ocasionaron la afonía que sufrió la presentación y
presté mucha atención a la que dijo uno:
-
Es posible que no se escuche porque fuera de tu ordenador no la puede
reproducir, tiene que ser en él.
Tenía
mucho fundamente lo que dijo, no lo olvidé y, al regresar a casa, volví a
reproducir el PPS y funcionaba
perfectamente.
Intentando
descubrir el secreto, una tarde, seguí la técnica médica de la disección para
indagar en el interior de un PPT
recibido y un rato después supe que el archivo musical utilizado estaba en Wav, pasé otros PPS a PPT para hacer la
comprobación y se confirmó lo descubierto, por ese detalle pude saber y
confirmar que MP3 no era el archivo
musical adecuado para estos trabajos. Cuando viajé a Jaén visité ilusionado “Pioneros”
y otros establecimientos del ramo para comprar discos grabados en Wav pero en ninguno de ellos encontré lo
que buscaba.
Sintiéndome
impotente para darle solución al tema comencé de nuevo a meditar sobre una
posible solución y la encontré. Abrí el PPT
que monté y uno de los recibidos, los puse “minimizados”, corté una
diapositiva en el archivo recibido, la pegué
entre dos del nuevo, lo puse en modo automático y funcionó… ¡Qué alegría me llevé!
Después
tenía que hacer otra prueba, retirarle la diapositiva utilizada para el
experimento y comprobar si la pieza musical insertada seguía escuchándose sin
ella. Así fue cómo acabé con este problema y desde aquel momento cada vez que
recibía un trabajo con una pieza musical de mi agrado la guardaba en una
carpeta con la etiqueta “DESGUACE”.
¿Por qué he comenzado
mostrado este recuerdo?
Porque
el Museo “Cerezo Moreno” ya lo
difundí por e-mail con archivos PPS en
mayo de 2009 y, al preparar la
adaptación de ese material para esta publicación, estos recuerdos se activaron.
Ahora
mostraré el Museo, de nuevo, en
capítulos, según estaba organizado antes, con las obras que había y
aprovechando las fotos que entonces hice.
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