Colaboración de Paco Pérez
LA PROCESIÓN DEL SILENCIO
Capítulo I
No
disfruto viajando pero cansado del confinamiento me he escapado de casa, sin
moverme del sillón, y mentalmente he realizado, a mis años, la travesura de volar
hasta las vivencias que aún me quedaban de la Semana Santa que se vivía en Villargordo
cuando yo tenía unos 6 ó 7 años, no más.
He
comenzado por redactar el comienzo de mis imágenes del pasado, con el “VÍA CRUCIS” pero se me escapaban unos
detalles y gracias al móvil contacté con Josefita Párraga y ella
me aportó las respuestas que buscaba y no encontraba.
EL “Vía Crucis”
Esta
práctica cristiana recordaba, en 14 “imágenes, estaciones o pasos”, ahora
son 15, la Pasión de Jesús hasta el Calvario: Apresamiento, juicio, insultos,
humillaciones, muerte en la cruz y, finalmente, la resurrección. También se le agradecía
lo que sufrió por salvarnos del pecado.
Se
le llama “Vía Crucis” por las
vivencias dolorosas que sufrió en ese recorrido y su significado es, “camino de la cruz”.
Esta
práctica piadosa se realizaba el “Viernes
de Dolores”, se iniciaba en la Ermita,
comenzó con D. Diego, se acompañaban
de la imagen del Santísimo Cristo de la
Salud sin andas y era llevado
por el Hermano Mayor de la Cofradía –aquel año fue Miguelón- en sus brazos, así recorrían nuestras calles, haciendo tantas
paradas como “estaciones”, se
engalanaban los balcones y el sacerdote daba una breve explicación sobre la
temática de la estación.
Cuando
vino D. Felipe cambió el formato
porque los hermanos no quisieron que se continuara procesionando así la imagen y
entonces él puso en unas andas pequeñas un crucifijo más pequeño. También
introdujo otra novedad, invitó a que lo acompañara en el acto otro sacerdote para repartirse las estaciones, éste se llamaba D. Pedro José Agudo Agudo el cual estaba entonces de párroco en Las Infantas y Grañena. Gustaron tanto sus homilías que cuando se marchó D. Felipe a Jaén él fue el sustituto y el pueblo se alegró mucho porque aún lo
recordaban.
El
acto penitenciario concluía en el templo parroquial y en él permanecía el Cristo hasta el Miércoles Santo.
Todas
las “estaciones” tenían el mismo esquema pero con pequeñas variantes. Ejemplos:
1ª ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE
Te adoramos,
Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Sentenciado y no por
un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado
poco antes. Y El calla...
Nosotros huimos de
ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga
sufrir.
Yo lo merezco.
¡Ayúdame!
Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se
reza a continuación un Padrenuestro.
Además,
el sacerdote pronunciaba una breve homilía haciendo alusión a la temática de
cada estación.
RECUERDOS DE
ESTA ESTACIÓN:
En el centro de la calle 14 de Abril,
antes “Pecho de la Ermita”, vivía un
matrimonio sin hijos que eran muy populares, él era conocido como Esteban y ella como la “Monja” del “Tío Papillas”, así es como se nombraba a su padre.
El
acto comenzaba en la Ermita y la
primera parada se hacía en la casa de esta familia.
4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN
Te adoramos,
Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los
momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la
seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se
reza a continuación un Padrenuestro.
RECUERDOS DE
ESTA ESTACIÓN:
Un año, esta estación fue recibida en la casa de D. Tomás Castellano “Calderas” y enfrente vivían los padres de José Delgado. La casa familiar estaba
al fondo del patio y para acceder a ella había unos portones. Por esta realidad
y como Andrés, uno de sus hijos, era
el Hermano Mayor de la Virgen de los Dolores pues la
prepararon en su trono y cerraron los portones.
Cuando
D. Felipe dijo:
-
4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN.
Después
se abrieron los portones y con la lectura del texto la gente se emocionó, las lágrimas fueron muy generalizadas y
la emoción subió de tono.
La Procesión del Silencio
Esta
procesión salía el Miércoles Santo desde
la parroquia por las calles Eras, Ángel Méndez y Queipo de Llano –hoy 14 de
abril- y el recorrido acababa en la Ermita.
A
ésta sólo asistían hombres con velas y, en total silencio, el sacerdote rezaba
el Santo Rosario y en cada misterio
hacía un breve comentario.
Las
puertas de las casas estaban todas abiertas, sus dueños en la calle y en las
bocacalles un gentío enorme, pero sin que se escuchara “una mosca”.
No
comprendo cómo desapareció la única procesión que realmente merecía la pena por
su recogimiento y sentido, las demás son un jolgorio que denota la ausencia de
fe.
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