Colaboración de José Martínez Ramírez
Recordando a Rafael Titos “El Chato los Tratos” y a Tomás García
“Zamorita”.
Fueron
dos personas inolvidables de Villargordo
que nos dejaron anécdotas únicas e irrepetibles y una de ellas la protagonizaron
una noche de primavera en la que los astros encaminaron sus pasos hasta “El Tropezón” para tomarse unas copas,
cada uno llegó a su aire.
Era
sábado, estaban en la barra distantes porque había gente, no tenían prisa para
levantarse al día siguiente, poco a poco se fueron quedando solos y terminaron
uno al lado del otro en animada y graciosa charla. Después de reírse ambos, con
las cosas que se decían, a Tomás se
le ocurrió proponerle a Rafael
llamar a Fernando Bergillos para que
los llevara a Granada a tomarse las
últimas copas de la noche.
El
viaje fue somnoliento pero al llegar a ella Fernando les tocó la trompeta y de
nuevo recobraron locuacidad, aparcaron y se incorporaron a la noche granadina. Cuando
dieron por acabada la parranda Tomás les
propuso subir hasta la Alhambra para
ver el amanecer desde sus alrededores, lo hicieron y la esencia de aquella
última parada está reflejada en el poema.
Un
tiempo después Rafael recordó
aquella noche inolvidable donde todo empezó, en “El Tropezón”. Le pusieron una cuartilla y un bolígrafo delante para
que escribiera aquel recuerdo, lo hizo, mi hermano Juanito lo guardó y este es el recuerdo que un día me encontré en
un cajón entre sus cosas:
Me
cuentan hoy que Fernando,
aquella
noche de ensueño
les
dio como alimento,
en
su taxi un buen paseo.
A
Graná en tiempo pasado.
Sigue
mi profe diciendo
que
hubo mucho tabaco,
luces,
vino, todo un infierno
bajo
un cielo mágico.
De
perfumes no recuerdo
si
alguien salió ahogado,
tantas
golondrinas, cielo,
acaba
uno atolondrado.
En
el lote ese año,
Tomas
de terciopelo
Rafael
el “Chato los Tratos”,
nadie
duda y no quiero
insistir
en el desánimo
que
se siente por derecho,
a
la sombra de un granado.
En
la Alhambra es sincero
más
que amigo, un hermano.
De
madrugada, con tiempo,
habló Tomás muy sentado
y
al lado del riachuelo
le
preguntó por un trato.
La
Alhambra a qué precio
resultaría
más barato?
Rafael
recibió al sujeto
con
semblante extraño.
Tomás
dale que te pego
con
el mismo encargo,
cansado
y muy sincero
respondió
Rafael sabio.
Con
sus años, era un genio,
La
Alhambra, tirando bajo
vale
como todas, tormento!!
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