Colaboración de José Martínez Ramírez
AL
SOCAIRE DEL CONFINAMIENTO
A todos aquellos
jóvenes sensibles, resignados, de los 80 que al igual que un servidor, ligaban
menos que los peces del pilar redondo. Aún así nos atrevíamos a soñar,
presumiendo además de lo contrario.
Cuando
cae la escarcha
bajo
el cielo azul
dibuja
en la hierba la luz,
de
tu risa confinada,
nada
es igual si sonríes tú,
amor,
caricias, palabras
son
tus manos por mi cuello.
De
nieve, tempestad y fuego
son
tus labios en mis versos.
Cuando
el frío llega a mi habitación
todo
en mí se vuelve abismo y miedo,
cierro
los ojos y a mi alrededor,
injustos
son los horizontes del deseo.
Cuando
los suaves trigales al sol
mecen
sus espigas al viento,
el
mismo cielo abrasador
en
el mapamundi de tus encuentros,
olvidó
la amapola un te quiero.
La
limosna que tu mano me dio.
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