Colaboración de Manuel Sánchez
García
Como un niño incesante en sus manías diarias, son aquellas ganas mías de que los seres más puros y brillantes sean los que dirijan el motor del mundo; el barco de la vida... Al fin y al cabo son los que saben cómo amansar a las fieras más irracionales de todo el planeta.
Irracional es el propio interés, y el mundo está colmado de intereses que, a su vez, sumisos sobre lingotes de oro, representan la pobreza social desde las altas cúpulas, donde su envenenada saliva es vertida sobre los peldaños inferiores de la pirámide social.
Irracional es el que, aun mirándote por encima del hombro, ni siquiera el intento de saludarte le está permitido. Y es tan irracional como paranoico el crear un personaje de sí mismo (toda la vida sobrellevando esa carga...). Mucho trabajo tendrían los psicólogos si se hiciera un cribado de las sociedades "modernas y avanzadas". El vanidoso es tan irracional que vive en una constante mentira alimentada por las perspectivas de su manada irracional, también. ¡Hipócrita vanidoso!
Irracional es el trápala y embustero que solo mediante lo no verídico llega donde desea bajo la cuerda floja del esfuerzo.
Irracional...
Y es esta la tarea más necesaria; la de conducir al ser irracional sobre caminos bien asfaltados y sin grandes piedras que les permitan llegar a buen puerto bajo el fármaco del raciocinio y lo transparente. Por ende, al ser racional le encomendamos la tarea de reconducir a todos los perdidos que habitan sobre la mugre del subsuelo a levantarse y a mirar con los ojos el cielo puro.
¡Tarea no fácil es esta! ¡Tarea urgente, también! ¡Hermosa tarea!
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