Colaboración de José Carlos Castellano Calles
Los llamados Pedros (Piedras) tienen fama de ser cabezones y tener las cabezas duras como piedras: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi gobierno”.
El
Rano y su señora
eran
dos seres,
con
una cabecita
como alfileres.
Pero
tenían un chiquillo,
¡vaya
chiquillo, vaya chiquillo!
con
una cabezota,
como un lebrillo, como un lebrillo.
El
día que su madre
fue
a bautizarlo,
rompió
la pila
de
un cabezazo.
Y
el cura le decía:
-
¿Esto que es?
¿Qué
es lo que pasa?
Y
sus padres respondían:
-
Será una cabeza,
o
un almirez, o un almirez.
Ni
médicos, ni boticas,
ni
emplastes ni cosas
de
esas, que al niño
no
hay quien le quite,
esa
maldita cabeza.
El
día que su padre
lo
llevó a los toros,
en
medio de la plaza
se
quedó solo.
Y
el público decía:
-
¿Esto qué es?
¿Qué
es lo qué pasa?
Con
ese cabezón,
la
fiesta la ha hecho picón.
Ni
médicos, ni boticas,
ni
emplastes, ni cosas,
de
esas que al niño,
no
hay quien le quite
esa
maldita cabeza.
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