Colaboración de Paco Pérez
LA META DE LOS HUMANOS
Las
personas se suelen mostrar muy preocupadas por lo material y así, por
culpa de esa inclinación cargada de egoísmo, se distancian de Dios… ¿Por
qué?
Nada ocurre por casualidad y en el pueblo judío tampoco. Allí tenían una normativa sobre la propiedad y su reparto pero con la invasión de los romanos ya cambió todo, éstos les impusieron un sistema de impuestos que los empujó a vivir en la ruina porque, al no poderlos pagar, tenían que vender sus pequeñas fincas, éstas eran adquiridas por las personas cuyos recursos económico eran buenos y así aumentaban sus propiedades, los latifundios se fueron imponiendo y con ellos los ricos cada vez tenían más dinero y los pobres eran más pobres.
Jesús vivió el día a
día de esta realidad y por eso, cuando les ejemplificaba sus enseñanzas, el
contenido de ellas nacía de sus experiencias personales, lo que debió ocurrir
con los hechos que se relatan en evangelio de hoy. En él se cuenta la realidad que
ocurrió en aquel pueblo cuando dos hermanos heredan las propiedades
paternas. Ellos debían estar enfrentados por la situación de injusticia que
plantea a Jesús el que se sentía perjudicado en el reparto de la
herencia porque el otro había sido favorecido… ¿Qué normativa había entonces
en este tema?
Las
tradicionales leyes jurídicas judías establecían para este caso: [El hijo mayor de una
familia con dos hermanos recibía los dos tercios de las posesiones
paternas.].
Para
este problema también es bueno que sepamos: [En
tiempo de Jesús, estos casos, los doctores de la ley eran quienes asumían el
papel de jueces.].
Con
estas contextualizaciones históricas es más fácil comprender los hechos
relatados en el evangelio.
Aquel
que acudió a Jesús para que intermediara con su hermano y le diera lo
que en justicia era suyo lo hizo porque, tal vez, no había recibido lo que le
correspondía por ley o también es posible que lo hiciera porque entendía que los
hijos debemos ser iguales para los padres y con ese argumento el reparto debía
haberse hecho sin fijar diferencias. También puede entenderse que su protesta
podía ir dirigida hacía quienes le habían aplicado las leyes, los doctores
de la ley.
La
respuesta que Jesús le dio nos enseña que las personas no
debemos emitir valoraciones o sentencias en los asuntos ajenos porque
desconocemos los hechos y porque nadie nos ha concedido autoridad para
hacerlo, en este caso tenían leyes y jueces oficiales.
Sí
opinó Jesús sobre la causa de estos problemas, el EGOÍSMO
desmedido que mostraban con el DINERO, lo hizo en una parábola y en ella
les habló de lo que es importante en la vida, qué no y cómo
nos esmeramos en acumular lo perecedero, el dinero y las propiedades.
También afirmó que quienes creen que ahí está la felicidad se equivocan porque no
piensan que algún día se irán y lo dejarán todo, que ese día puede presentarse en
el momento más inesperado, que entonces se nos llamará a la presencia del Señor
y tendremos que rendir cuentas de lo que aquí hicimos con el prójimo y no de lo
que poseíamos.
Antes de Jesús,
hubo personas bien dotadas que reflexionaban cada día sobre los temas de la
vida y así es como llegaban a excelentes conclusiones. Hoy se nos propone conocer
cómo pensaba Eclesiastés… ¡Nada merece la pena!
Él
se planteaba: Si durante la jornada laboral alguien está siendo honrado y por
la noche, cuando debía descansar, continúa siéndolo porque intenta encontrar respuestas
a las cosillas que le preocupan profundizando sobre ellas, al final acaba reafirmándose
en que no merece la pena preocuparse por las cosas porque lo que sucede es
fruto de vivir en una sociedad vacía de principios y repleta de injusticia.
Se puede opinar así porque, a veces, cuando el trabajo bien hecho genera éxito
a una persona y ésta comprueba después que parte de su logro beneficia, de
manera justa o injusta, a otros entonces ella se siente mal, le genera reflexiones
de diversas tendencias y se pregunta… ¿Quienes comparten con otros sus
éxitos lo hacen por generosidad o por vanidad?
Lo
hacen por generosidad y honradez porque saben que quienes reciben
algo sin esfuerzo no lo valoran y luego lo pierden.
Pablo también profundizó
sobre el comportamiento humano y habló a los cristianos de la comunidad de Colosas
sobre lo importante que era saber distinguir entre aquello que no tiene valor
en la vida y lo que sí pues así siempre podrían descubrir qué es prioritario y
qué no. También los animó a cambiar los comportamientos equivocados.
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