Colaboración de Paco Pérez
Isaías,
viviendo en el destierro, animó al pueblo anunciándoles la venida del Mesías,
lo describió como alguien educado por el Padre, que recibiría todas sus
bendiciones, tendría unas cualidades excepcionales que le harían ser prudente y
que trabajaría para que se respetaran los derechos de las personas y se hiciera
justicia.
Más adelante Juan evangelizó junto al Jordán y allí habló
del que vendría tras él para transformar el mundo, lo hacía con humildad, les proponía
que se arrepintieran de sus malas obras, cambiaran el comportamiento y se
bautizaran. No les ocultaba que, cuando viniera, el bautismo sería diferente.
¿Por qué tuvo la predicación de Juan tanto éxito?
Porque todo lo que hacía era diferente a las
costumbres del lugar, decía y hacía, eso impactaba en las personas y le seguían
entusiasmadas porque no imponía nada, ellos decidían libremente qué debían
hacer.
Después, con Jesús, las semillas que Juan sembró arraigaron,
crecieron y recibían con el nuevo bautismo la venida del Espíritu Santo.
Han pasado muchos años y, desde entonces, aquel Bautismo
ha cambiado… ¿Por qué?
Porque los primeros cristianos abrazaron las
enseñanzas de ellos y después de la muerte de ambos sólo les quedó el refugio
de la vida comunitaria pues fuera de ella la injusticia, la mentira y el poder
arrasaban con todo por egoísmo. En esa situación de dolor y persecución sí
tenía fundamento recibir el bautismo pues las personas, al ser mayores, habían aprendido
junto a ellos qué era amar al débil, la justicia y la verdad, a sentirse unidos
en la fe y tener libertad para decidir y actuar.
Cuando evangelizaban, los que comprendían esa
realidad se arrepentían, recibían el Bautismo y la fuerza del Espíritu Santo los
inundaba, ya no tenían miedo y daban testimonio de su experiencia sabiendo que el
camino estaría lleno de dificultades pero el convencimiento les hacía seguir
caminando con ilusión.
Ahora no concurren esas condiciones porque lo
recibimos con días o meses y un bebé no tiene que arrepentirse de nada, no
puede pedirlo porque no conoce a Jesús y no tiene conciencia para aceptarlo, en
su lugar lo hacen unos padrinos que después de comprometerse se desentienden de
la responsabilidad que han contraído, educarlos como cristianos.
Por eso opino que sería aconsejable retornar al
primitivo formato… ¿Por qué?
Porque en Marcos y el CONTEXTO se nos abren bien los
ojos y eso me empuja a no comprender cómo pudieron atreverse a cambiar ese
formato si Él enseñó el camino con sus actos.
¿Qué es más importante tener muchos bautizados inscritos
en los registros parroquiales o trabajar con los matrimonios jóvenes para que
eduquen a sus hijos guiándose en el ejemplo de Jesús y así, cuando sean adultos,
puedan decidir de manera libre y responsable si quieren ser cristianos o no?
El Bautismo, un acto de conversión, lo hemos
convertido en un acto de afiliación al cristianismo, mucha juerga y poco cambio
y participación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario