Colaboración de Paco Pérez
¿QUÉ IMPLICA?
Cuando Jerusalén fue arrasada sus habitantes fueron deportados
a Babilonia, Dios no los abandonó y el profeta los animaba y fortalecía con noticias de esperanza para que
confiaran en Él.
Pasaron
los años, se cumplieron sus mensajes y la religiosidad entró en la fase
definitiva… ¡Seguir a Jesús!
Hacerlo,
fue y sigue siendo, trabajar por el Reino
de Dios, una decisión personal que empuja, a quienes lo hacen, a abandonar
todo aquello que da seguridad en la vida.
Vino Jesús y, cuando consideró que la fase preparatoria había concluido, les propuso comenzar la evangelización y los envió de dos en dos.