“EL CUCO”
Colaboración de Antonio Chica Garate “Tajaillas”
Capítulo II
CAZAR CON “RECLAMO DE PERDIZ”, en Villargordo (Jaén), también es conocido como “CAZAR EL CUCO”.
El cazador de “Cuco” suele tener para el “reclamo” más de un pájaro enjaulado, todos tienen un punto en común… ¡¡¡Sus pájaros son los mejores!!!
La realidad es que lograr uno de bandera es muy difícil porque suelen nacer pocos con un talento excepcional. El cogerlos cuando son pequeños, ya grandes o con luz no es el secreto para que los animales tengan en el futuro más o menos categoría.
Cuando se consigue un pájaro nuevo el buen cazador sueña con haber atinado, lo cuida con esmero hasta que llega el día en que se abre la VEDA y hay que salir al campo aunque caigan los chuzos de punta, no siempre hace una buena tarde para su práctica.
Llegados al lugar lo primero que se hace es preparar el “Puesto”, es el espacio en el que se esconde el “cuquillero” durante la espera. Puede ser NATURAL; hecho de piedra, ramas o maleza y ARTIFICIAL, los llamados portátiles. Éstos suelen fabricarse con lonas tintadas de colores de camuflaje. También se suelen cubrir con ramajes para disimular más su presencia.
Los puestos deben de tener un hueco frontal, es conocido como “Aspillera” o “Tronera”, para colocar en él la escopeta. Dos laterales, conocidos como “Mirillas”, cuya función es observar si viene o no el pájaro del campo.
El pájaro se coloca dentro de su jaula en el “Repostero”. Éste suele ser la rama baja de un olivo, de piedra o portátil. Se suelen colocar a una altura comprendida entre los 20 centímetros y el metro y medio, dependiendo ésta de las características del terreno. Es conveniente tapar la parte trasera de la jaula para conseguir dos objetivos: camuflar la jaula y propiciar que el animal de campo entre por los laterales o de frente.
El cazador, dentro del puesto, estará situado de la jaula a una distancia de 18 ó 20 pasos, se establece a gusto del cazador. Es mejor estar más alejados del “repostero”, así va la plomada más abierta y hay menos error en el disparo. Tiene el inconveniente de que la visibilidad sobre lo que hace el pájaro enjaulado es más deficiente.
Los CANTOS típicos de estos animales son:
1.- RECLAMO: Con él la perdiz enjaulada comunica que está ahí y, si otro animal está próximo, le contesta. Es el típico “Charrasca chascá…” repetido varias veces en su tono más elevado, es producido con la “siringe”.
2.- TIRAR PITAS o PIÑONES: Es un golpe seco o chasquido, como el efectuado al golpear un objeto con otro. Ejemplo: El “tic, tic, tic…” habitual que se produce al partir piñones.
3.-DAR DE PIE: Es el canto propio del pájaro macho en el periodo de CELO, es habitual en ellos y en algunas hembras cuando están muy enceladas.
Lo cantan después del reclamo, aunque algunos no se ajustan a lo normal porque lo ejecutan como primer cante y en demasía, sobre todo los de granja.
El ejemplo de esta modalidad es el popular “cuchichí, cuchichí…”.
4.- RECIBIR: Se emite en un tono más bajo. El pájaro del campo se aproxima, el reclamo ve que está a poca distancia y, cuando entra en la “PLAZA” (Círculo de 2,5 metros de radio, tomándose como centro la jaula) el canto se torna mucho más suave.
Ejemplo: Los típicos “currirí, currirí…” y los “piñones” muy bajos.
Algunos pájaros, en raras ocasiones, suelen recibir con reclamos muy bajos o levantando las plumas (emplumándose), bajando una de las alas y girando en la jaula. Esto ocurre cuando el pájaro del campo está en la plaza para ser abatido.
Cuando entra el pájaro del campo a la "PLAZA" y la pelea con el de la jaula alcanza su punto más álgido el cazador tendrá que saber rematar la faena con un disparo certero porque están en juego estos asuntos no demostrados, pero posibles:
a) Si todos los pasos reglamentarios se cumplieron y el disparo es certero, el pájaro enjaulado reforzará su ego y se sentirá el vencedor de la pelea. Si esto ocurre unos segundos o minutos después del disparo la jaula continúa su cante y sube de tono, depende del pájaro y otros cortan el cante durante 4 ó 5 segundos, continuando con el cante de recibo después.
b) Otros se callan. Cuando sucede esto es porque, probablemente, se halla disparado sin recibir o estando el pájaro de campo fuera de la "PLAZA". También ocurre cuando ya había recibido la jaula este modelo de disparo con anterioridad. Este último caso se detecta fácilmente porque el enjaulado suele callarse antes de que el campo llegue a la "PLAZA" , mostrando síntomas de nerviosismo o saltos.
El CUQUILLERO, cuando vive este momento cumbre, se pone muy nervioso y sufre una taquicardia, situación que es conocida como “salirse el corazón por la boca”. Esta situación no se suele dar al abatir la pieza en otras modalidades de caza, si se falla en éstas te cabreas y ya está. Cuando el cazador falla suele volver a la escena en repetidas ocasiones con la mente.
Cuando logramos abatir la pieza el pájaro enjaulado continúa con su recibimiento, conocido como “DAR EL DUELO”, y entonces nos sentimos llenos de placer y la tranquilidad invade el espíritu del cazador.
El buen “CUQUILLERO”, una vez que recoge la pieza del suelo, siente tristeza por el animal. Cuando llega a casa o cuando unas horas después acude a la tertulia del bar con los otros colegas estira el cuello al comunicarles cuantas piezas abatió ese día. Cuando no obtiene pieza porque disparó mal, al llegar a casa alega estar cansado, le echa la culpa al campo, al pájaro de la jaula o a unos graciosos que se pusieron al lado a cortar olivas con el motosierra. La cuestión es no reconocer que dispara nada más que regular y que cuando acierta es porque el pájaro se le puso delante. Esas noches no acude jamás a la tertulia y por eso saben los otros que no mató. Lo bueno de la experiencia es que al día siguiente vuelve con más fuerza y sale de “alba”, “mañana” y “tarde”.
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