MUSEO
FAMILIAR
“PEDRO
BERRIO MELGUIZO”
Colaboración de Pedro Berrio
y
Paco Pérez
Capítulo 2
Hoy,
Pedro nos abre las puertas de su
casa y por ese gesto generoso haremos un recorrido virtual por las distintas
dependencias de la vivienda, esa que con tanto amor le donaron sus padres, la que
él recibió con gran cariño, alegría y gratitud.
Él, como prueba de lo que digo,
la ha restaurado y acondicionado hasta convertirla en un espacio cómodo y
bello. Comenzaremos el recorrido por la planta
baja:
Pedro, actuando de cicerone, me
va abriendo las distintas dependencias y, a la vez, mostrándome los elementos
de arte que hay en ellas. De cada uno de ellos va puntualizando el lugar donde
lo adquirió, unos en sus viajes al extranjero y otros en España.
Mirando hacia la calle.
Espejo y taquillón elaborados en un taller de carpintería en Andalucía, reloj de bronce adquirido en Portugal y figuras militares metálicas de origen toledano.
Cuadro de pintura adquirido en “Puerto Banús” Marbella (Málaga); figura de bronce portugués; pie de mármol blanco de Macael (Almería) y sillón de estilo francés, fabricado en una carpintería local.
Adquirido en “Puerto
Banús” Marbella (Málaga).
También se compró en “Puerto Banús” Marbella (Málaga).
Obra de la carpintería Andaluza.
Entrada al salón delantero, con ventanal a la calle Pablo Iglesias.
La decoración se realizó con elementos de la carpintería y tapicería de nuestra Andalucía; lámparas y cerámica de igual procedencia y tapices cuyas reseñas nos mostrarán su origen.
Detalle
de la decoración interior del salón.
Adquiridos en el “Valle del Loira”, Francia.
En un viaje a Italia, en Florencia.
Comprado en una visita a Madrid, en la Plaza Real.
Entrada al salón trasero, con ventanal al patio. La decoración se realizó con elementos de la carpintería y tapicería de Andalucía, lámparas y cerámica de igual procedencia .
Lámparas, tresillo,
muebles y cerámica de origen andaluz. Pintura de origen francés. Los
recuerdos familiares fotográficos también tienen entrada en esta estancia.
Se repiten los elementos ornamentales y como novedad encontramos las cortinas y la ropa de mesa, también de elaboración artesanal andaluza.
Salimos otra vez al pasillo central y cambiamos de ala, ahora entraremos en uno de esos espacios en los que, de menor belleza que los anteriores, se convierten en los más usados o disfrutados porque son de usos múltiples: comedor, recibidor de visitas, lugar de lectura, sala de espectáculos, y, cómo no, para dar una cabezada que otra después de un suculento almuerzo
¡¡¡Pasen, no se queden fuera!!!
Una vez acabado el recorrido guiado de la planta baja llegamos de nuevo hasta el segundo portal y ascendemos
a la planta alta por esta
escalinata:
Una
vez en ella me muestra los dormitorios donde conserva algunos objetos muy
personales, digo esto porque guardan para él muchos recuerdos de su pasado
familiar reciente.
Por ejemplo, esta
máquina de coser en la que su madre, Brígida,
pasó muchos días
dándole al pedal para concluir los encargos que recibía por sus cualidades
profesionales como modista.
Hay
que recordar que en aquellos años no había tantas prendas de vestir
confeccionadas como ahora, que las posibilidades económicas de entonces nos
impedían pagar los precios de los modelos que se ofrecían en los escaparates de
la capital y que si ahora tenemos para viajar a Jaén autocares que van y vienen
a casi todas las horas del día antes había que irse por la mañana temprano y
regresar al atardecer.
También
son protagonistas de sus recuerdos las personas que acudían a esta casa a diario para
que su madre las enseñara a ser
costureras: Encarnación García, Catalina “La Josa ” y Segunda Moreno.
También venían de la familia: en
este caso la tía Rita y la prima Ana Moral “La zocata”.
En
aquellos años de penuria económica era
imprescindible adiestrarse en el dominio de la aguja, del dedal, de los
carretes de hilo de diferentes colores, de los alfileres, de las tijeras, del
costurero y, como no, de la rústica y bella plancha de carbón. Todas estas
habilidades eran necesarias porque los medios económicos de entonces no
permitían a las familias desechar las prendas de vestir por muy grande que
fuera el desgaste o el roto. Las amas de casa de entonces lo aprovechaban todo
hasta el límite de lo imposible y se ganaban muy bien el jornal a diario en esas
labores caseras que ejecutan ya muy pocas. Entonces poner remiendos a los
pantalones de los peques, a los vestidos de las niñas o zurcir los agujeros de
los calcetines era labor diaria. Por todas estas realidades un taller de
costura era entonces una buena profesión.
Además
de estas labores las madres tenían que lavar y planchar a diario porque las
vestimentas eran de quita y pon, algunas familias no tenían el pon y lo conseguían acostando a la criatura temprano para que cuando se levantara al día siguiente pudiera vestir de limpio
el quita. En verano el problema no
existía porque ir en cueros no extrañaba a nadie y el problema era en invierno
por el secado, la lumbre de palos y tornas cumplían esa función.
Hay
que hacer notar que Brígida hacía la
doble función de modista y madre de tres mozos, por eso se sorprendían
muchas personas de que pudiera tirar a diario de tanta carga.
¡¡¡Qué
vivencias nos afloran, con la fuerza de un geiser, cuando le pasamos a
la mente el recuerdo por el lomo!!!
Lo
bueno que tiene es que no es un gato arisco, es todo lo contrario: amable,
culta, profunda, solícita, fiel, sincera, verdadera, amiga… Si continuamos
añadiéndole adjetivos estoy seguro de que la lista sería interminable pero lo
que más me gusta de ella es que es una TRABAJADORA
INCANSABLE, está preparada para atender cualquier solicitud de ayuda
informativa que le formulemos sin pensar que no son horas de oficina o que está
de vacaciones en la playa.
Acabado este recorrido decidimos dejar para mañana la sala de "Pirograbados" y "El patio" y bajamos de las alturas por donde
habíamos ascendido.
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