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martes, 22 de enero de 2013


HISTORIAS,

DE ADRIANO

Colaboración de José Carlos Castellano

 

La maleta de D. Felipe



El cura de Villargordo, D. Felipe,
viajó a Barcelona, con un familiar.
Y cual no sería su flipe,
que comenzó a escribir, al llegar.



Tres años, un libro escribiendo.
En folios, que guardó en maleta,
a Villargordo vendría corriendo,
al llegar a Espeluy olvidó la maleta.
Que fue a Cádiz, menuda papeleta.

Presto y muy nervioso,
al jefe estación preguntó ansioso.
-¿Qué pasa con mi equipaje?
Que en el tren se escapa de viaje.
A lo cual contestó el ferroviario:
-Cuando aparezca, de seguida,
le avisaremos, es un caso diario.
A los dos meses, en Cádiz es recogida.
Al enterarse de la noticia, al Cura,
llama el jefe de estación:
-El equipaje, de Cádiz, viene sin dilación.
El ser de D. Felipe de alegría se satura.
Busca a su amigo Adriano,
para ir en vespa a la estación,
no en viaje mariano,
sino por los apuntes en cuestión.
Tuvieron que ir al día siguiente,
pues aquel día, no habían llegado.
Renfe no había sido diligente,
y no trajo su equipaje amado.
Por fin la maleta cogió,
y al portamaletas subió.
A Adriano, quería dejar,
Ya que no podía esperar.
Pero Adriano anduvo presto,
y las llaves de la moto trincó, por esto.
- Dame las llaves - D. Felipe, decía.
- Baja la maleta - Adriano respondía.
Muchas veces lo mismo repetían,
y de la estación no salían,
Por fin, de acuerdo se pusieron,
ambos dos y la maleta en vespa subían,
y de la estación salieron.
Camino de Villargordo,
contento el señor Cura,
que no cabía de gordo,
propuso a Adriano, esta locura:
Adriano, cantemos una canción!
La música la haces tú, la letra yo la haré.
Y alabaremos, del problema la solución,
pues publicar el libro al fin podré.
La canción dice así:
Pan, paraban, paraban, pan, pan.
La maleta, la maleta, de D. Felipe.
Pan, paraban, pan, pan.
A Cádiz fue a parar.
Paraban, pan, pan.
Porque olvidada, en el tren, quedó.
Paraban, pan, pan...pan.
A los dos meses, Renfe la encontró.
Trocotó, trocotó...trocotó.
Y a su dueño la devolvió.
Trocotó, trocotó, trocotó.
Y para Villargordo los papeles,
a su amo fieles,
volando van.
Paraban, paraban, paraban, pan, pan.
Y de este modo, musicando y cantando.
de Espeluy a Villargordo con la vespa,
llegaron renqueando.
Y colorín colorete,
cántala bien majete.





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