Colaboración
de Paco Pérez
Uno de los muchos cambios que se
presentaron como el elixir eficaz para mejorar la Educación fue PROGRAMAR en el aula el trabajo de cada materia por “Competencias”.
El objetivo de esta publicación no es hacer un análisis crítico de esa
noticia y sí afirmo que, con este texto, lo que pretendo es preparar al lector para que
pueda comprender mejor de qué va el TEMA JOCOSO que os propongo hoy… ¡¡¡La
cabra Catalina!!!
Hace unos años, antes de
jubilarme, circuló por el correo electrónico la viñeta cómica que podréis ver
gracias al enlace que os pondré y cuyo contenido se inspiraba en el tema de las “Competencias educativas”.
Soy conocido por los lugareños como
Paco Pérez y, como a uno de los personajes, lo consideré y considero
repudiable, del cómic le llamaba su autor Paco pues lo remití a mis contactos con este texto: [El cómic me ha encantado
pero no me ha gustado de la publicación que mi nombre, Paco,
esté en la viñeta y, para colmo, desempeñando el papel de esbirro convencido al
servicio del suplicio. Lo que es la vida… ¡¡¡Un
convencido de la nulidad de esta propuesta convertido en latiguero para que
triunfe su imposición por quienes lo imponen sin más!!!]
Antes de seguir hagan un CLIC en Paco, tintado de rojo. Así se
documentarán sobre el relato anterior y entonces comprenderán la conexión que
guarda con el próximo.
Este trabajo hizo que mi mente
volara a los años infantiles y por ello pude recordar esta historia real que ocurrió en VILLARGORDO hace ya muchos años.
Todos los villargordeños que ya somos algo mayores conocimos a Catalina "La Zarata " y yo de una manera más especial. Sabemos bien que
esta señora de fuerte carácter y gran corazón se trasladó a vivir a Jaén con sus hijos para sacarlos adelante en unas
condiciones muy adversas.
Su casa fue mi domicilio durante
los dos cursos que estuve estudiando en la capital. No estaba declarada como
pensión pero funcionaba así de manera clandestina y como nuestras familias tenían
muy buenas relaciones pues ahí está la explicación de por qué la conocía yo muy
bien.
¿Se comprende ahora mejor por
qué conozco esta historia local?
Vino al pueblo, en aquellos años,
un circo de mala muerte y, para captar
espectadores, se pasearon sus actores por las calles con los señores de los
"ZANCOS" y con el número de "La cabra".
En su recorrido callejero pasaron
por la calle Eras y las
casualidades de la vida, no encontraron otro sitio mejor para pararse a escenificar su espectáculo que en la puerta
de la casa de Catalina.
El domador de la “cabra”, antes de comenzar su actuación, había puesto unos
tacos de madera en el suelo y, concluida esta labor, gritó:
- ¡¡¡Señoras y señores, con
ustedes...!!!
Un redoble de tambor atronó la
calle y, a su conclusión, volvió a gritar fuerte:
¡¡¡La
cabra Catalina en el número del TARUGO!!!
La cabra, por arte de magia, se puso en marcha y subió
primero las patas delanteras, después las traseras, luego se apoyó en las
delanteras y levantó las traseras y, finalmente, se apoyó en las traseras
mientras levantaba las delanteras y aplaudía con ellas a quienes allí se habían
congregado.
Los vecinos, entusiasmados, le
correspondieron y la aplaudieron mucho.
Catalina
había salido a la puerta atraída
por el ruido de la calle, presenció la escena representada y, cuando iban a
reanudar su marcha los artistas, salió al encuentro del domador y le dijo:
- Buen hombre... ¿No podría usted cambiarle el nombre a la cabra?
Como
es lógico los presentes se meaban de risa con la ocurrencia de esta señora. Ella
era siempre así, muy espontánea, y nunca se guardaba nada para el día
siguiente.
Yo, al acabar de visionar y leer el texto de la viñeta, tuve el mismo sentimiento que
Catalina y entonces me dirigí por escrito y de manera virtual, solidarizándome
con ella, al autor de la VIÑETA sabiendo que
no leería jamás mi pregunta:
- ¿No podría
usted cambiarle al TORNERO el nombre de Paco?
¿Se comprende ahora mejor por
qué conozco esta historia local?
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