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sábado, 1 de junio de 2013


En recuerdo de Sebastián Almagro Castellano.

Gran figura de la aviación española. Centauro del aire.

Colaboración de José Carlos Castellano Calles

Capítulo I

Antecedentes. Sus padres.      
Pepa Castellano (maestra de escuela), natural de Villargordo (Jaén), hija de Blas y Antonia, apodados en Villargordo "Rizados y Tororones", respectivamente. Se casó con Pedro Almagro Armenteros, (empresario agrícola), que tenía a gala descender de los Almagros, conquistadores de los territorios americanos del Perú y Chile. Y que al igual que Pepa, era natural de Villargordo. Tuvieron dos hijos: Sebastián y Loli. Por razones de trabajo se trasladaron a Andújar (Jaén). Pepa ejerció de maestra en Escañuela, La Higuera y Andújar (Jaén). Por la casa de Pepa Castellano y Pedro Almagro, pasaron personajes de la altura de D. José Ortega y Gasset, el General Queipo de Llano y el padre Poveda. El 18 de noviembre de 1923 nace, en Escañuela (Jaén), Sebastián Almagro Castellano y fallece, en el Hospital Princesa Sofía, en Córdoba, el 16 de agosto de 2006, a los 82 años.
Según relatos de mi madre, (Encarnación Calles Aranda) prima hermana de Sebastián por parte paterna, y de mi padre,(Blas Castellano López) igualmente primo hermano, por parte materna, tuvo Sebastián una infancia feliz.
Durante la Guerra Civil, en Andújar hubo un aeródromo militar y como consecuencia el pueblo sufría bombardeos. Algunos de éstos bombardeos y combates aéreos los vivió y presenció Sebastián en vivo y en directo. Estos ataques a la ciudad, fueron la causa de que Sebastián pasara largas temporadas en Villargordo, en la c/Granadillos, nº 3, donde vivían sus tíos (mis abuelos maternos, Antonio Calles Armenteros "El Nono" y María Aranda Marfil "La Carriles"). Allí, según mi madre que nació en 1907 y por tanto 16 años antes que él pasaba largas temporadas. Siempre jugaba con aviones de papel o madera, en el patio, en los fríos inviernos, a la umbría. Los aviones de papel o madera, que construía y le servían para jugar, tal vez fueran los recuerdos de los combates aéreos vividos, por él, en Andújar. Sea como fuere, desde niño, el amor a la aviación le caló hasta el tuétano de los huesos y para siempre la aviación y su vida serán la cara y cruz de la misma moneda.
De pequeño, según mi madre, estaba un tanto debilucho y enfermizo. Tanto es así que en una ocasión, hablando del futuro de su hijo su padre, Pedro, dijo:
-A Sebastián, lo mandamos a estudiar a un colegio interno, si ha de pasarle algo sólo Dios lo sabe. Y así lo hicieron.
Tras acabar la Guerra Civil, lo mandaron a Madrid a casa de sus tíos para que terminara el bachiller en el I. Cardenal Cisneros.
Aquel niño debilucho, poco a poco, se transformó en todo un joven enérgico y fortachón.
En 1943, con 20 años, ingresó en el ejército del aire para formarse como piloto, ésta afición la llevará hasta el final de su vida.
A los pocos días, de ingresar en la escuela para formarse, lo expulsan. Al parecer llegó a oídos de los mandos, que su padre Pedro Almagro tenía ideas marxistas. Tras las investigaciones pertinentes, descubrieron, que todo era, un montaje, una denuncia de alguien que no debía de quererlo demasiado bien. A los pocos días fue readmitido de nuevo. Sebastián, después de
este suceso, alguna vez comentó:
-¿Cómo se puede ser marxista, con tantísimas olivas y tierras
como tiene mi padre? Eso es una idiotez.
Con el tiempo se hizo profesor de vuelos sin motor, con el grado de alférez, luego teniente (1950 ) y por último capitán.
Dio clases de V.S.M.(vuelos sin motor) en: Somosierra, Madrid, Monflorite (Huesca) y Sevilla.
 
 
En una ocasión, tomó tierra en un pañuelo (ladera norte de Monflorite), agosto de 1958, con un Kranick. Según cuenta Madariaga.
Según contaba Sebastián, el motor se le paró hasta en 8 ocasiones a lo largo de todas sus horas de vuelo.
 
 
Fue gran maestro, de enormes pilotos, que siempre lo recordaron en los numerosos homenajes que le han ofrecido estamentos civiles y militares.
 
 
Vivió junto al Ló 100, un velero fabricado en Alemania, en 1952. Construido en madera y tela, al que él bautizó con el nombre de "Virgen de la Cabeza". Con éste velero, realizó más de 1500 exhibiciones en todo el mundo. Con el Ló 100, ganó 2 campeonatos mundiales de acrobacia aérea en la modalidad de V.S.M. Con este velero hacía infinidad de piruetas y alcanzaba velocidades de más de 400 Km/h.
Ha paseado y engrandecido la aviación española, y España, por numerosos países de todo el mundo.
 
 
El teniente general Eduardo González Gallarza, que le había visto hacer acrobacias aéreas, le ofrece a Sebastián crear una sección de vuelo acrobático sin motor en la Escuadrilla de Tablada (Sevilla), con la finalidad de competir en campeonatos y entrenar a más pilotos. Pide traslado de Monflorite a Sevilla y es destinado al Ala de Caza 7 y más tarde a la Escuadrilla 92, donde volará aviones con todo tipo de motores, con la misma destreza y habilidad que el "Virgen de la Cabeza".
Estando en Sevilla, vino a Villargordo, como hacía cada vez que tenía ocasión, para visitar a su tío Tomás Castellano, apodado "El Gitano" y "Calderas", y a sus numerosos primos. 
Recuerdo que estando en casa de mi madre le dijo:
- Prima, me has dicho que tienes gallinas.
- Sí -contestó mi madre.
- Como ahora estoy destinado en Sevilla, cualquier día doy una pasada con un reactor y van a estar las gallinas, un mes sin ponerte un huevo. Y cumplió su promesa. Unos días después, un reactor en vuelo rasante y, con un ruido ensordecedor, dio una explosión atronadora, al superar la barrera del sonido. Lo que no recuerdo es, si las gallinas no pusieron en un mes.
Esta anécdota la recuerdo perfectamente, ya que la viví en primera persona.

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