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martes, 25 de marzo de 2014

¡¡¡ADIOS, SR. PRESIDENTE!!!

Colaboración de Paco Pérez

Cuando D. Adolfo Suárez González fue nombrado PRESIDENTE del Gobierno, en sustitución de Arias Navarro, para dirigir el cambio político en España yo, sinceramente, ni había oído hablar de él.

Una tarde transitaba por la calle José Mª Polo en compañía de mi gran amigo y primo José Carretero López “Joselillo”, nos encaminábamos hacia el bar “Tropezón” para jugar una partida de “tute subastado”, después de haber asistido en la iglesia al funeral de un paisano. Me preguntó por mi parecer sobre el nombramiento de Adolfo como nuevo Presidente del Gobierno, yo le contesté que no le conocía y él me habló maravillas de este hombre. Tengo que reconocer que con el paso de los años José acertó de pleno cuando ensalzó sus cualidades.
Nos relacionábamos a diario con las partidas que entonces estaban muy arraigadas, unas veces como participantes y otras como mirones. Donde no fallábamos los dos, casi siempre solos, era en los paseos posteriores que dábamos por la carretera de Mengíbar, en ellos hablábamos de todo y también, cómo no, de los cambios políticos que se estaban operando en nuestra querida España. Nunca discrepábamos en estos temas porque pensábamos igual… ¡¡¡Deseábamos paz y tranquilidad!!!
Por la razón anterior considerábamos que Adolfo y su propuesta de un partido de CENTRO era la solución para el futuro de nuestra nación, tan clara teníamos esa idea que los dos nos convertimos en seguidores de UCD como votantes y nunca como militantes, lo mismo que otros muchos villargordeños que ahora levantan la bandera de otros partidos muy radicalizados. Tal vez estos otros prefirieron nadar entre dos aguas porque no tuvieron los arrestos necesarios para manifestar su verdadera ideología, aunque estaban en su derecho, hasta que el PSOE no estuviera en el poder… ¿Por qué ese proceder?
Nosotros nunca dimos la espalda al Sr. Adolfo, en las convocatorias electorales nacionales y municipales siempre apoyamos sus candidaturas, mientras ejerció él de político.
Al desaparecer de la escena pública mi ilusión como votante se disolvió como azucarillo en el café… ¿Qué opción me quedaba ahora si el espacio de centro ya no existía?
Deambulé por todos los colores, intentando con ello apoyar  (siempre) a la candidatura que consideraba en cada momento como la opción mejor para los intereses de España.
En aquellos momentos tenía pocos años, creía en las propuestas democráticas de este hombre y en las de todos los que me mostraban un proyecto renovador de lo anterior y de cualquier otra faceta de la vida. Siempre fui, y lo soy todavía, confiado y nunca me puse en guardia con quienes postulaban hacer algo diferente porque siempre entendí que el aire fresco es bueno que entre en los hogares y, cómo no, en nuestras mentes.
Unos pocos años más tarde el modélico cambio que había dado el Sr. Suárez a la convivencia ciudadana fue deteriorándose poco a poco, los ciudadanos normales no nos dábamos cuenta de ello porque nos limitábamos a ir a diario a nuestros trabajos, a convivir como lo habíamos hecho durante la dictadura y a tomar unas cervezas cuando la ocasión lo requería. Mientras tanto, los ratones de la democracia se habían acomodado en lugares de poder no soñados hace unos pocos años y ya no se conformaban con ser actores secundarios, olían el queso que había en las despensas de los nuevos lugares que visitaban y, sigilosamente, habían comenzado a roerle al PRESIDENTE el sillón que ellos anhelaban para que tuviera que abandonarlo, dejándoles libre el camino.
En estos años se han publicado muchos libros sobre el 23 F y la verdad de los hechos no ha quedado esclarecida a pesar de tantos volúmenes editados. Jordi Puyol, en el libro de sus memorias, sí habla de que le anunciaron con antelación unos enviados de los partidos de aquel momento, qué iba a ocurrir pronto. Lo más sorprendente del asunto es que dé en él los nombres de quienes fueron esos mensajeros… ¿Por qué dimitió Adolfo el 29 de enero de 1981?
Parece ser que en el ambiente político se olía a golpe, él preguntaba y le negaban la veracidad de los rumores. Hay quienes apostillan la posibilidad de que fuera un gesto honrado para intentar evitar un desastre, si él era la causa del mal pues abandonaba el barco y que otro lo llevara felizmente a puerto seguro. Son ecos de la rumorología que se generó después del 23F y no hechos probados.
Lo cierto es que un gran hombre fue cuestionado por su gestión modélica del momento difícil que vivíamos en aquel tiempo en España. Su partido, UCD, nació como una gran idea para apagar los fuegos que se podrían ocasionar por los partidos de ideologías encontradas y gracias a esa formación, teóricamente de CENTRO, muchos españoles nos sentimos felices ahí al no comulgar con los posicionamientos extremos de algunos. El partido de UCD ya era una formación plural y de ahí el tira y afloja interno que originó la ruptura del invento. Había muchas ideologías reunidas en él, demasiada gente muy válida en la formación personal y, consecuentemente, demasiados “gallos” en el mismo corral para anunciar que había amanecido un nuevo día.
Para que funcione un partido sólo hace falta: un listillo, un montón de incultos haciéndole palmas por donde pasa y un puñado grande de estómagos agradecidos diciendo mentiras donde y cuando le interese a él.
Cuando encontramos a una persona como él que venía de Falange, inteligente, preparado, que sabía interpretar perfectamente qué necesitaba en ese momento España y qué no, que logró convencer a todos sobre cómo realizar el proyecto, que triunfó al aplicarlo con la ayuda de todos, que no tuvo conflictos significativos, que el mundo se lo reconoció… ¿Qué nos ocurrió para que lo trataran tan mal?
Muy sencillo, los extremistas se olvidaron pronto de lo logrado y no se adaptaron a vivir en un estado democrático, añoraban el sistema dictatorial. Me explico mejor con unos ejemplos:
1º.- Un día, en Jaén, entré con Mari en un comercio y nos encontramos con un conocido, franquista confeso. Este señor iba, los 20-N de cada año, a la cripta de la catedral con la gente de su ideología para asistir a una misa por Franco. En la conversación le mostré mi sorpresa, le mostré mi admiración por Suárez y él lo trató de traidor. La verdad, no supo explicarme bien el fundamento de su acusación y yo me imaginé por qué consideraban que este gran hombre era así para ellos.
Cuando una cadena de TV emitió, hace unas noches, una cinta sobre su vida comprendí que no era una opinión personal de aquel interlocutor de antaño y sí un sentimiento generalizado entre los franquistas. Hay una escena muy elocuente en ella cuando asiste a misa en compañía de su esposa, llega el momento de “dar la paz”, los que están a su alrededor se la niegan y, además, le llaman traidor. Una vez en casa la escena que se nos muestra es tremenda porque su esposa, derrotada por lo vivido en la misa, lo acusa de ser el culpable de lo que les pasó y le argumenta que nunca debió de consentir que se autorizara la separación de los matrimonios. Él, al responderle, nos demuestra con sus argumentos que tenía una gran visión del cambio político que se necesitaba en España y le comunica que no se podía cortar las alas a quienes tuvieran dificultades para convivir con sus parejas. Si ella que estaba al día de todo lo que se cocía en la cocina del Gobierno no le entendió su mensaje… ¿Podían entenderlo los dinosaurios del anterior régimen si en misa se comportaron de aquella manera tan burda y sectaria? ¿Si no entendieron que estaban en la iglesia y se comportaron así ante Dios cómo iban a entender lo que estaba haciendo de bueno por todos los españoles este gran hombre?
2.- Legalizó el PCE, esta decisión fue otro golpe mortal para los de marras, pero él sabía muy bien que la pacificación venía por la legalización y, a pesar de ello, los hechos demostraban que todo no estaba conseguido.
¿Supieron reconocer, y agradecer, los militantes de este partido lo que habían conseguido en el poco tiempo que llevaba gobernando él?
Yo creo que no porque cuando pasan los años, nos hemos alejado de las locuras que se imputaban a la dictadura, se vive en un sistema querido por todos y cargado de mucha libertad, de muchos derechos, de nulos deberes, con la corrupción a tope, con poquísima justicia y entonces compruebo que estos señores siguen aportando lo único que hicieron siempre, revolución callejera. No dudo de que tengan gente preparada, porque a nivel local lo demuestran cuando gobiernan, pero no aceptan que el sistema democrático que postulan con sus travesuras sea el que les niega la opción de gobernar a los españoles y ellos, como respuesta, la toman con quienes nos gobiernan con la etiqueta de “Centro-derecha”. Llegados hasta este punto yo me pregunto en la línea de nuestro inolvidable D. Francisco Bautista Tirado… ¿Esto es democracia ni p_ _ _ _ _?
La izquierda se quejaba de que con Franco no había libertad y ahora que la tenemos protesta también, no de manera correcta y sí de  forma violenta. Argumenta que hay que destituir en la calle, por no ser legítimo, al gobierno actual del PP. Por lo que se observa y se deduce de su comportamiento es que ellos deben de entender que los españoles somos imbéciles, que lo que hacen es correcto y ajustado a derecho y que nos hemos olvidado de que el PP gobierna de manera legítima porque en unas elecciones democráticas obtuvo mayoría absoluta… ¿Cuándo es legítimo un gobierno para estos personajes que son profesionales del alboroto callejero?
Esto es lo que pretendía erradicar de nuestro sombrío recuerdo político el inolvidable y querido, al menos para mí, D. Adolfo Suárez González.
Por qué no protestan estos profesionales del alboroto por la nefasta gestión económica en que nos dejó el PSOE, por la  prolongada dictadura cubana, por la lamentable situación que atraviesa la inmadura dictadura venezolana, por la usurpadora Rusia… ¿Contra esas realidades no hay que protestar o emprender alguna acción judicial internacional contra esos dictadores?
Esas acciones se las reservan para otros dictadores, como si este comportamiento político fuera exclusivo de las dictaduras de derechas.  
Es lamentable que un día antes de su muerte se hayan olvidado de que, 37 años antes, Suárez comenzó su andadura para cambiar el modelo de gobierno y garantizar nuestro futuro democrático. Por lo que se ve estos señores no descansarán hasta que no vean a España a tiros, esa es su forma de entender la participación política.
Señores alborotadores, en España somos mayoría los que estamos cansados de vuestro comportamiento porque sólo deseamos vivir en paz; usen ustedes las vías democráticas de participación que contempla la Constitución que ustedes nos redactaron y que nosotros refrendamos en referéndum, siendo Suárez Presidente y gánense el respeto de los españoles con sus buenas intenciones y propuestas de gobierno. Si proceden así entonces, tal vez, muchos votantes los veamos, en algún momento, como una opción válida para gobernar nuestros destinos y si siguen con sus acciones los enfocaremos como lo que nos muestran.
Tengan en cuenta que el Sr. Suárez dejó el listón muy alto y la mayoría de los políticos, sean del color que sean, han adulterado la esencia de esa digna profesión, porque en eso la han convertido ustedes para vivir del cuento y con solvencia económica.
Con el SR. ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ empezó en España la DEMOCRACIA y, con su renuncia, ésta desapareció poco a poco hasta llegar al estado actual de deterioro en que está por los políticos tan nefastos que encumbramos.
Si hay algo que me ha desagradado de la despedida que le ha dispensado España es ver a los políticos vestidos de riguroso luto para la foto porque… ¿No sería posible que más de uno le pusiera, en su momento, el zapato cuando pasara para que tropezara y que estas acciones fueran las causantes de su dolor y que por él padeciera la fatal enfermedad?


¡¡¡Va por usted, querido e inolvidable PRESIDENTE!!!

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