MECHEROS EN LA
NOCHE
Colaboración de José Martínez Ramírez
Cuando
me pidió fuego, le encendí dos mecheros.
Corazón,
dueño de una nube, y una boca sin anginas.
La
noche fue perdiendo alas, se quedo en cueros.
Quiero que llames a esa puerta, abrirá mi prima.
Me
dijo que le gustaba también el pan de centeno,
y
los hijos de Dios lo comieron en mala compañía.
Que
suerte de haberme conocido, pensaba sereno,
si
te vas nos iremos contigo y se puso encima.
Después
hubo baile, me disfrazaron de heleno.
El
huracán llegó al amanecer, entre dos colinas,
por
resolver la insurrección, sobre el terreno,
me
atreví con las dos, sobreviví a dos zarinas.
Todo
terminó como empezó, con el veneno,
de
decir adiós, me fui por atrás, hecho una ruina.
Fuera
me tomé un café que me puso un camarero,
me
crucé con un anciano y le di los buenos días.
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